La demora provocó una mayor secuela en el paladar del paciente



19 dic. 2013 13:15H
SE LEE EN 3 minutos
Redacción. Barcelona
Un juzgado de Barcelona ha condenado al Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) a pagar 85.921 euros a un paciente por el retraso en un diagnóstico de cáncer nasofaríngeo, que requirió después altas dosis de radioterapia que causaron la pérdida de paladar del enfermo.

La sentencia, dictada por el juzgado de primera instancia número 24 de Barcelona, ha estimado parcialmente la demanda interpuesta por el paciente, que reclamaba una indemnización de más de 162.000 euros. En el fallo, el juez entiende que el retraso en el diagnóstico de un linfoepitelioma (cáncer de cavum por tumor nasofaríngeo) se debió a una deficiente praxis médica y a que "existió una tardanza negligente en la realización de las pruebas oportunas que hubieran determinado la existencia del cáncer".

El juez atribuye esta "negligencia" a "los diferentes servicios médicos a los que acudió" el demandante. Los hechos se iniciaron en el año 2002, cuando el hombre solicitó consulta por la aparición de un bulto en el cuello (adenopatía).

Descartada una enfermedad infecciosa, y pese a la persistencia de la adenopatía, los médicos no realizaron ninguna otra prueba para constatar la causa del bulto En la sentencia, el juez hace constar la negligencia "particularmente en la actuación del Servicio de enfermedades infecciosas y ulteriormente de la médico de cabecera que pospone 6 meses la realización de la prueba pertinente, a lo que se añade la actuación de la otorrino".

El juez entiende que el retraso en el diagnóstico provocó una mayor secuela en el paladar del paciente, pero reconoce que "el cáncer base está ahí" independientemente de que hubiese sido detectado antes y que el paciente tiene un antecedente de tabaquismo "sobre todo de cara a las ulteriores complicaciones respiratorias".

También reprocha el juez al paciente que se negara a hacerse un TAC con contraste por el peligro que conllevaba y que quizá podría haber alertado antes a los médicos de la presencia del cáncer.

De cualquier forma, el cáncer fue detectado meses después en una consulta que el paciente hizo por su cuenta tras los hallazgos sospechosos en una prueba de rinoscopia, le hicieron un TAC de cuello y descubrieron el tumor en nasofaringe con afectación de espacio parafaríngeo izquierdo, adenopatía lateral cervical de 30 milímetros de diámetro, contactando ya con vena yugular.

Entonces, el paciente fue remitido con urgencia y finalmente se practicó biopsia sobre la lesión con resultado de carcinoma linfoepitelioma, considerablemente aumentado en relación a los hallazgos del TAC que se le había practicado 11 meses antes y al que no se había dado trascendencia.

Tras ser intervenido quirúrgicamente, fue sometido a altas dosis de radioterapia, que le ocasionaron ulceraciones del paladar con pérdida de tejido y hueso. Cuando la situación del paciente era desesperada por pérdida de la práctica totalidad del paladar, consiguió ser atendido en el Hospital de Bellvitge, cuyos responsables asumieron la realización de una arriesgada técnica quirúrgica para una recuperación anatómica parcial del paladar.

Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.