El presidente de la Sogacopal, Carlos Fernández Fraga, destaca la práctica “reflexiva que cuida y acompaña” de los profesionales



27 may. 2013 12:21H
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Redacción. La Coruña 
La sedación a petición del enfermo, la información sobre el pronóstico y las instrucciones previas o directivas anticipadas son las tres cuestiones que mayor importancia tienen para los profesionales de cuidados paliativos desde el punto de vista bioético.

Así lo reflejan algunos de los mapas de dilemas/conflictos éticos descritos más recientemente en base a la opinión de los sanitarios que trabajan en el ámbito de la atención integral al final de la vida, según han explicado Carlos Fernández Fraga, presidente de la Sociedad Gallega de Cuidados Paliativos (Sogacopal), y Juan Antonio Garrido Sanjuán, miembro de la Comisión Gallega de Bioética y del Comité de Ética Asistencial del Complejo Hospitalario de Ferrol, durante uno de los módulos finales del Título de Experto en Cuidados Paliativos, impartido por la Universidad de La Coruña y promovido por el Sergas.

La actitud del sanitario de paliativos ante esas prioridades bioéticas (sedación, información y testamento vital), “debe basarse y así lo confirma la experiencia diaria, en la honradez y el respeto a la persona enferma y a su familia, dentro de una práctica reflexiva que cuida y acompaña”, ha explicado Fernández Fraga, que también es miembro de la Comisión Gallega de Cuidados Paliativos y experto en bioética.

Respecto al papel de la familia a la hora de abordar este tipo de cuestiones, el doctor ha destacado que “las familias son generalmente la base de los cuidados y enfrentan en primera línea sus dificultades, buscando el mayor bien para sus seres queridos”. Por ello, los conflictos suelen ser escasos. “Su grado de satisfacción con los cuidados paliativos es muy alto y las excepciones están centradas en problemas de coordinación entre niveles, así como en el proceso de información”, ha añadido Fernández Fraga.

Durante la sesión, ambos expertos incidieron en la importancia de llevar a cabo una deliberación bioética cotidiana en la toma de decisiones con los pacientes y sus representantes, un paso clave para la toma de decisiones prudentes en un contexto de incertidumbre.

En este sentido, Fernández Fraga destacó que es necesario que los profesionales de la asistencia paliativa cuenten con elementos de apoyo para el manejo de los principales conflictos éticos y la toma de decisiones al final de la vida. Entre estas herramientas citó la elaboración de mapas o listas de dilemas o conflictos éticos, que ayuden a analizar casos, anticipar enfoques y establecer protocolos y procedimientos adecuados, especialmente en lo relativo a cuestiones como la limitación del esfuerzo terapéutico y la adecuación de las intervenciones clínicas; el rechazo del tratamiento; la sedación paliativa y decisiones de sustitución (planificación anticipada de las decisiones sanitarias y documentos de instrucciones previas). Todos estos son aspectos, que la deliberación bioética ha contribuido a clarificar técnica y éticamente, añadió el experto.

 

 

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