José Antonio Alarcón, cardiólogo de Osakidetza.
La
rehabilitación cardiaca se ha consolidado en los últimos años como una de las intervenciones más eficaces para mejorar el pronóstico de los
pacientes con cardiopatía. Más allá de los tratamientos farmacológicos o quirúrgicos, este abordaje integral persigue el objetivo de que cada persona pueda
reincorporarse a su vida diaria con la mayor normalidad posible, reduciendo complicaciones y mejorando su calidad de vida.
En una entrevista con
Redacción Médica,
José Antonio Alarcón, cardiólogo de Osakidetza y coordinador de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario Donostia, explica que se trata de un "tratamiento multidisciplinar para que los pacientes con cardiopatía mejoren física, emocional y socialmente, para que se reincorporen a su vida habitual de la manera lo más normal posible".
Esta definición, recogida ya por la OMS en los años 60, cuenta hoy con la máxima evidencia científica: estudios multicéntricos y grandes metaanálisis han demostrado que
la rehabilitación cardiaca reduce la mortalidad y las hospitalizaciones, motivo por el que figura en las guías clínicas internacionales desde hace décadas.
Unidades de referencia en España
En el Hospital Universitario Donostia funciona una de las unidades más reconocidas del país, galardonada y acreditada como "Unidad SEC-Excelente en Rehabilitación Cardíaca" por la
Sociedad Española de Cardiología en 2019. "Es el máximo nivel de acreditación a nivel estatal y, a día de hoy, hay pocas unidades acreditadas con este nivel en el Estado", destaca Alarcón.
La singularidad del centro radica en la
complejidad de los pacientes que atiende, más allá de los casos habituales tras una revascularización coronaria. La unidad trata también a personas trasplantadas, con insuficiencia cardiaca avanzada y con otras patologías complejas, lo que aumenta tanto el volumen como la diversidad clínica de los casos. Además, desarrolla
actividad investigadora y docente, y recibe a profesionales de otras comunidades que acuden para formarse en sus protocolos.
En 2015, el Ministerio de Sanidad distinguió a esta unidad como una de las "Buenas Prácticas del Sistema Nacional de Salud" dentro de la
Estrategia de Cardiopatía Isquémica, por su gestión ejemplar en la derivación de pacientes.
Tratamiento integral: más allá del fármaco
La rehabilitación cardiaca
no se limita a la medicación. El programa integra ejercicio físico adaptado, educación sanitaria y apoyo psicológico. Todo ello con la implicación de un
equipo multidisciplinar en el que, además de los cardiólogos, participan enfermeras, fisioterapeutas, psicólogos, especialistas en rehabilitación y personal administrativo.
"El
tratamiento debe ser integral, no solo farmacológico, sino también con prescripción de ejercicio adaptado a la cardiopatía y las comorbilidades del paciente, cuidados en la dieta, educación y empoderamiento de los pacientes", subraya Alarcón. En la unidad del Hospital Donostia, además de charlas presenciales, se pone a disposición de los pacientes una página web con materiales educativos de libre acceso.
Los beneficios de estos programas son claros y cuantificables. Según Alarcón, los pacientes que completan la rehabilitación cardiaca presentan una reducción del 25 por ciento en la mortalidad cardiovascular y
hasta un 40 por ciento menos de reingresos hospitalarios. Además, mejoran de forma significativa su capacidad funcional y su calidad de vida.
Si en sus inicios la rehabilitación cardiaca se enfocaba casi exclusivamente a pacientes postinfarto,
hoy en día las indicaciones se han ampliado. Se aplica a quienes padecen cualquier enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, cardiopatías congénitas, miocardiopatías e incluso a pacientes post-trasplante.
Retos de futuro
El crecimiento de la rehabilitación cardiaca en España ha sido notable, especialmente desde 2010, pero todavía existen desigualdades territoriales. "
Es importante que se amplíen las unidades para todo el territorio estatal. A día de hoy, hay comunidades donde falta o está poco cubierta", advierte el especialista.
Otro desafío es garantizar un flujo adecuado de pacientes derivados por sus médicos y dotar a las unidades con el personal suficiente para atender la creciente demanda. El cardiólogo destaca además la necesidad de
incorporar herramientas digitales que permitan modelos híbridos de atención, combinando la presencialidad con programas telemáticos. En Donostia ya han implantado este sistema con buenos resultados, lo que abre la puerta a extenderlo a más hospitales.
El reto ahora es asegurar
que esta herramienta terapéutica esté disponible de manera equitativa en todo el territorio español, garantizando que cada paciente, independientemente de dónde viva, pueda beneficiarse de una recuperación más completa y de mejor calidad de vida.
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