El científico Juan Carlos Izpisúa aisla células progenitoras del mesénquima



7 oct. 2015 10:04H
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Redacción. Madrid
El investigador español y referente mundial en Medicina regenerativa, Juan Carlos Izpisúa, ha anunciado que ha conseguido crear las células que, en un momento dado, inducirían el desarrollo de un riñón cien por cien humano, lo que supondrá un gran paso para combatir enfermedades que afectan a este órgano vital.

El investigador español Juan Carlos Izpisúa.


La investigación, que se desarrolla en su laboratorio del Instituto Salk en la Jolla California (Estados Unidos), está precedida de un trabajo anterior, publicado por él en 2013, acerca del desarrollo, por primera vez, de estructuras renales tridimensionales a partir de células madre humanas y que fueron calificadas de ‘miniriñones’.

“Es la primera vez que lo voy a hacer público. No está ni publicado en revistas científicas”, ha revelado durante el XLV Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) celebrado en el Palacio de Congresos de Valencia.

Según ha explicado, existen dos componentes fundamentales en la formación del riñón. Aunque el riñón ya funcionante posee más de veinte tipos de células, todas ellas provienen de dos tipos: la yema uretérica  y el mensénquima. “Lo que hemos conseguido ahora es diferenciar y obtener en el laboratorio células progenitoras del mesénquima que van a dar lugar a la mayor parte de las células que conocemos del riñón, como las nefronas, el componente tubular o los podocitos”, ha señalado.

Es la primera vez que se consigue obtener células que se integran en un riñón de ratón y se diferencian como si fueran células endógenas de ratón funcionantes. “Estamos ante un paso muy importante porque ahora sí que hemos creado 'in vitro' los dos componentes que constituyen un riñón humano”, ha declarado Izpisúa.

Conversión en un biotipo celular específico

El investigador se ha centrado en el estudio de cómo una célula, que tiene muchas posibilidades de convertirse en cualquier tipo celular, decide convertirse en una célula de la yema uretérica o del mesénquima. “Lo que hemos descubierto es que cuando empieza a desarrollarse el embrión, hay unos primeros marcadores de esa decisión que comienzan a expresarse en unas células específicas.

Esos marcadores genéticos en el ratón nos han permitido marcar esas células. Cuando se encienden sabemos que esas células ya se van a convertir en células del mesénquima”, ha explicado.

Con este conocimiento, lo que se ha hecho es generar ratones transgénicos en los que, en el momento en que se empezó a ver esas células fluorescentes, se extrajeron y se depositaron sobre una placa de petri para su conservación.

“Estas células extraídas de su medio se mueren, pero hemos añadido factores que nos permiten mantenerlas vivas indefinidamente y que no se transformen en otra cosa. Se quedan como células del mesénquima del riñón. Una vez que ya sabemos cuáles son y cómo ponerlas en una placa de petri, la prueba de algodón es si funcionará en humanos”, ha continuado, y ha destacado que “nos fuimos a embriones humanos y le pusimos las mismas células extraídas del ratón y las tratamos igual”.

Gracias a este trabajo, Izpisúa ha conseguido mantener millones de células humanas del mesénquima indefinidamente viviendo en una placa de petri (algunas muestras llevan ya más de un año) y que crezcan de manera controlada hasta poder tener un número indeterminado de ellas.

Investigación en ratones

El paso siguiente, según ha explicado Izpisúa, “era demostrar que esas células son lo que decimos que son. Había que ponerlas en un entorno vivo. Las hemos introducido en un riñón de ratón vivo de recién nacido. En esas primeras fases tras nacer el animal el proceso de diferenciación todavía continúa, las células progenitoras se tienen que diferenciar en las células maduras del riñón”.

“Hemos visto que se integran en el riñón del ratón, que se diferencian como si fueran una célula del ratón y que funcionan perfectamente en el ratón. Esto demuestra que son lo que pensamos que tenían que ser. Es la primera vez que se demuestra esto con células de ratón y con células humanas”, ha matizado.

A su juicio, este descubrimiento da unas “esperanzas enormes” a los pacientes, “porque si somos capaces de cultivarlas y tener todos los millones de células renales que queramos, se podrían utilizar como fuente de trasplante para generar nefronas que hemos perdido. Hasta ahora no había otro ejemplo que demostrase que puedes mantener estas células en cultivo sin que se diferencien a otra cosa, que las puedes hacer crecer y que cuando las trasplantas en el entorno del riñón son capaces de hacer lo que normalmente tienen que hacer”.

Aún a riesgo de que este anuncio le pueda perjudicar, el investigador ha manifestado que era importante compartir su estudio, ya que su objetivo es que "al final los nefrólogos sepan dónde estamos y que alguno de ellos tenga interés en mirar una poco más hacia la investigación y aprovechar lo que nosotros estamos haciendo. Nosotros no podemos llegar a más, nos paramos en un punto en el que son los nefrólogos los que tienen que tomar el relevo".
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