Diccionario de enfermedades

Virus de SIDA (VIH) y embarazo

¿Qué cuidados deben seguir las pacientes infectadas por el VIH antes y durante el embarazo?
Actualmente, las mujeres infectadas por el VIH que desean un embarazo (o que ya están embarazadas) disponen de opciones que les permiten permanecer sanas y reducir el riesgo de transmitir el virus a sus bebés.

Vías de infección de los bebés por el VIH


Los hijos de madres infectadas por el VIH pueden infectarse por diferentes vías:
  • Durante el embarazo, porque el VIH puede atravesar la placenta e infectar al bebé.
  • Durante el parto, porque el bebé está expuesto a la sangre y a otras secreciones de la madre. Es el momento en el que se producen la mayoría de las infecciones.
  • También pueden infectarse en menor grado si reciben lactancia materna.
Afortunadamente, el tratamiento con determinadas medicinas durante el embarazo y el parto ha disminuido drásticamente la infección al feto. Sin embargo, no todas las mujeres saben si están o no infectadas por el VIH, ya que pueden transcurrir meses o años antes de que la infección se transforme en SIDA. Es por ello por lo que a todas las embarazadas se les debe realizar una prueba para detectar si están o no infectadas. Conocer la seropositividad al VIH al comienzo del embarazo otorga más tiempo para decidir la forma de proteger la salud de la madre y de prevenir su transmisión al feto. Además, permite tomar medidas para evitar la transmisión de la infección a la pareja sexual.

Las embarazadas VIH positivas a las que no se les detecta el virus en la sangre (supresión viral completa) tienen muchas menos probabilidades de transmitir el VIH a sus hijos que las que tienen virus detectable en la sangre.

¿Qué cuidados deben seguir las pacientes infectadas por el VIH antes del embarazo?


Las mujeres infectadas por el VIH que busquen un embarazo deben consultar con el médico que las trata habitualmente y con un especialista en obstetricia (el médico especialista en embarazos), a ser posible antes del embarazo, ya que algunas de las medicinas que se emplean para tratar el VIH no se deben tomar durante la gestación porque no son seguras para el feto, y puede ser necesario cambiar el tratamiento antes de que se produzca el embarazo.

Conocer la seropositividad al VIH al comienzo del embarazo da más tiempo para decidir la forma de proteger la salud de la madre y prevenir su transmisión al feto



También es importante ser constantes con el tratamiento durante el embarazo. Las medicinas antirretrovirales disminuyen la cantidad de virus en el cuerpo de la madre infectada y, por ello, diminuyen su transmisión al feto. Además, si se toman durante el embarazo y el parto algunas medicaciones contra el VIH, como la zidovudina, pueden atravesar la placenta y pasar al bebé ayudándole a protegerse de la infección. Este tratamiento puede también administrarse al bebe durante sus primeras semanas de vida. Se ha demostrado que el tratamiento combinando tres medicinas contra el VIH, protege al feto de ser infectado. Existen otras medicinas que no deben ser empleadas en mujeres que estén buscando un embarazo.

La infección por el VIH no parece afectarse con el embarazo; los síntomas en la madre no empeoran ni se eleva la mortalidad. No está claro si los tratamientos para el VIH aumentan los riesgos de sufrir complicaciones propias del embarazo como la prematuridad, el bajo peso para la edad gestacional o la muerte fetal.

Cuidados durante el embarazo por infección de Sida


Una vez confirmado el embarazo, además de las pruebas que se realizan de rutina en la consulta prenatal, se realizan análisis de sangre para determinar la cantidad de virus VIH en la sangre y para evaluar el estado del sistema inmune (de las defensas).

Se recomienda que las mujeres embarazadas e infectadas por el VIH reciban tratamiento. Pueden necesitar tomar medicamentos para conservar su propia salud o solamente para evitar la transmisión a su bebé. Hay estudios que sugieren que las embarazadas que comienzan antes con el tratamiento, tienen más probabilidades de tener menor cantidad de virus en la sangre durante el parto.

Las mujeres que tomaban medicamentos antes del embarazo deben seguir tomándolos durante la gestación, aunque el médico pueda cambiar algunos que resulten peligrosos para el bebé.

Algunas mujeres que solamente necesitan la medicación para evitar transmitir el virus a su bebé prefieren empezar el tratamiento después del primer trimestre de la gestación para evitar la exposición del feto a medicamentos durante los primeros meses. En cualquier caso, una vez que se ha comenzado con el tratamiento se debe continuar con él durante el resto del embarazo.


Todas las embarazadas seropositivas deben ser tratadas con la asociación de tres medicamentos contra el VIH. Los medicamentos concretos que formen parte de la asociación dependen de las necesidades particulares de cada mujer. Siempre que sea posible, la zidovudina debe ser uno de ellos porque ha demostrado reducir significativamente la transmisión del VIH al feto. Incluso si no es uno de los fármacos utilizados durante el embarazo, se recomienda administrarlo a la madre durante el parto y al recién nacido en sus primeras seis semanas de vida.

Es extremadamente importante tomar la medicación del modo indicado para evitar la aparición de resistencias. Si aparecieran resistencias, los medicamentos dejarían de funcionar.

Los medicamentos que se usan para tratar el VIH pueden producir efectos secundarios como náuseas, diarrea, dolores de cabeza y dolores musculares. Con menos frecuencia pueden producir anemia, daño al hígado y problemas en los huesos, como la osteoporosis. Sin embargo, la probabilidad de contagiar al feto aumenta considerablemente si no se toma la medicación.

Las embarazadas VIH positivas pueden realizarse algunas pruebas diagnósticas invasivas, como la amniocentesis o la biopsia de vellosidades coriónicas, si desean detectar problemas genéticos que pueden afectar al bebé. Su probabilidad de tener un bebé con una enfermedad genética no es mayor que la de otras mujeres con la misma edad y antecedentes. El riesgo de transmitir el VIH durante la realización de estas pruebas no es mayor, siempre que el tratamiento esté funcionando correctamente.

Medicamentos antirretrovirales que no debes tomar durante el embarazo


Las mujeres seropositivas pueden tomar sin riesgo muchas medicaciones contra el VIH. Sin embargo, algunos medicamentos pueden causar problemas. Las medicaciones que se deben evitar durante el embarazo son:
  • Nevirapina: no se debe emplear en mujeres con CD4 > 250/ml.
  • Efavirenz: no se debe utilizar durante las primeras semanas de embarazo.
Si una mujer seropositiva en tratamiento con alguno de los medicamentos anteriores quedara embarazada, debe informar inmediatamente a su médico para que los sustituya ya que pueden causar defectos congénitos si se toman durante los primeros meses del embarazo.

Cuidados durante el parto


Durante el trabajo de parto y el parto, las mujeres tratadas con una asociación de fármacos deben continuar con ella para minimizar el riesgo de desarrollar resistencias. Cuando la cantidad de virus VIH en la sangre de la embarazada es significativa al llegar a término, se recomienda administrar zidovudina en vena durante el parto para proteger al bebé contra el VIH que pueda encontrarse en las secreciones genitales o la sangre de la madre.

Las cesáreas en mujeres con VIH presentan riesgos añadidos, pues tienen el sistema inmunitario débil y mayor riesgo de contraer infecciones tras la cirugía



La vía más segura para dar a luz (vaginal o cesárea) depende de la carga viral de la madre durante el embarazo. Las embarazadas con VIH que han tomado el tratamiento durante todo el embarazo y tienen cargas virales indetectables a las 34-36 semanas de la gestación pueden dar a luz por vía vaginal. En estos casos el riesgo de transmisión al feto es muy bajo y no parece que una cesárea lo pueda disminuir más.

A las embarazadas con VIH que han tomado el tratamiento durante todo el embarazo y tienen cargas virales ≥ 1000 a las 34-36 semanas de la gestación se les recomienda la cesárea como método de elección para dar a luz.

También se recomienda la cesárea programada a las madres que:
  • No quieren exponer a sus bebés a los fluidos vaginales.
  • No hayan recibido medicamentos contra el VIH durante el embarazo.
  • Tengan una carga viral desconocida cerca de la fecha de parto.
Las cesáreas en mujeres con VIH presentan riesgos añadidos. Estas mujeres tienen el sistema inmunitario débil y tienen mayor riesgo de contraer infecciones después de la cirugía. La herida de la incisión también puede cicatrizar más lentamente. Por estos motivos, durante el parto por cesárea se administran medicamentos para evitar las infecciones.

Si estando programada para cesárea, una mujer rompiera aguas o comenzara con el trabajo de parto, la indicación de cesárea perdería sus beneficios ya que no se reduciría el riesgo de transmisión materno-fetal del VIH. Así, si no hubiera ninguna otra razón para la cesárea, los riesgos de seguir adelante con el parto por cesárea podrían ser mayores que los beneficios.

Las embarazadas con VIH que han tomado el tratamiento durante todo el embarazo y tienen cargas virales < 1000 a las 34-36 semanas, pueden elegir entre un parto vaginal o una cesárea.


¿Qué cuidados deben seguir las pacientes VIH positivas después del parto?


Después del  parto, las mujeres tratadas frente el VIH durante el embarazo deben sopesar con su médico si continuar o no con el tratamiento. La decisión de continuar, cambiar o suspender el tratamiento depende de varios factores:
  • Las últimas recomendaciones de los expertos.
  • El recuento de linfocitos CD4 y la carga viral.
  • Las situaciones que dificultan tomar los medicamentos exactamente de la forma indicada.
  • Que la pareja sexual tenga el VIH o no.
  • Las preferencias de la mujer y de su médico.
Nunca se debe dejar de tomar ninguno de los medicamentos para tratar el VIH sin informar primero al médico. La supresión de alguna medicación puede causar resistencias que podrían limitar el empleo de otros medicamentos contra el VIH con el tiempo.

El VIH se puede transmitir con la lactancia materna. Así, en países desarrollados que disponen de fórmulas adecuadas de lactancia artificial, se recomienda emplear estas últimas para alimentar a los bebés. Incluso tomando medicación antirretroviral, el virus puede pasar al recién nacido a través de la leche materna.

En países con menos recursos, no se puede recomendar la lactancia artificial ya que la pureza del agua y las fórmulas disponibles pueden no ser seguras para el bebé.

Cuidados de recién nacidos y lactantes, hijos de madres VIH positivas?


Los bebés de madres con VIH suelen tratarse con zidovudina durante las seis primeras semanas de vida de forma preventiva. La zidovudina puede ayudar a evitar la infección del bebé por el virus que puede haber entrado en su cuerpo (tras la exposición a la sangre materna) durante el parto. El efecto secundario más frecuente de este tratamiento es la anemia. En algunas ocasiones pude considerarse necesario administrar otra medicina diferente a la zidovudina o combinar la zidovudina con otra.

En los recién nacidos no se determinan los anticuerpos contra el VIH porque pueden tener los de la madre que les hayan sido transferidos. Por este motivo, se les determina el virus directamente. Si la prueba es negativa, el niño no está infectado por el VIH. Si es positiva, recibe una asociación de medicamentos para tratar el VIH.

En Europa y en Estados Unidos, menos de 2 de cada 100 bebés de madres seropositivas tienen el VIH. Esto se debe a la toma de medicación durante el embarazo y el parto, al tratamiento de los bebés después de nacer y a que no reciben lactancia materna.

Los estudios realizados en niños expuestos a zidovudina durante el embarazo de sus madres no han detectado problemas de crecimiento, ni del sistema inmune, funciones cerebrales, cánceres u otros problemas durante un seguimiento de seis años. Hasta la fecha no se dispone de estudios a más largo plazo por lo que se recomienda realizar un seguimiento a estos niños a lo largo de toda su vida.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.