Diccionario de enfermedades

Moluscos en la piel

El molusco contagioso es una infección que comúnmente afecta a niños

¿Qué son los moluscos en la piel?


Los moluscos en la piel, también conocidos como molusco contagioso, son el resultado de una infección cutánea, de origen viral. Es más frecuente en niños, pero los adultos pueden contraerla si tienen un sistema inmune débil o si han mantenido relaciones sexuales con una persona infectada.

Visualmente se aprecia a través de bultos redondos de tamaño variable, aunque nunca producen dolor. En caso de que los moluscos sufran algún tipo de lesión o arañazo, la infección puede propagarse a otras partes del cuerpo, especialmente a la piel de alrededor. El molusco contagioso también puede provocar otras lesiones cutáneas, como la dermatitis.

Estas protuberancias pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero lo más común es que afecten a las zonas más visibles. Por el contrario, es raro encontrarlos en las mucosas o en las palmas de las manos y plantas de los pies. El número de bultos que ronda normalmente la veintena, aunque pueden superar el centenar. 


Diagnóstico y tratamiento de los moluscos en la piel

Una revisión física bastará para diagnosticar la infección, que dada su frecuencia en niños normalmente será identificada por un pediatra. Sin un tratamiento farmacológico, los bultos desaparecen por sí solos en un plazo de entre 6 y 9 meses, aunque en algunos casos su presencia perdura durante 2 o 3 años. 

No obstante, puede requerir prescripción médica en caso de que el paciente experimente molestias o que el número de protuberancias sea muy elevado. El enfermo también puede sufrir cambios en la supuración o en la costra tras una caída o traumatismo o simplemente con el paso del tiempo.

Para eliminar esta infección, el facultativo puede acogerse a varias alternativas en función de la magnitud de la infección y las preferencias del paciente o sus tutores:

El especialista destruirá con ayuda de instrumentos quirúrgicos las protuberancias. Requiere el uso de anestesia, ya que causa dolor en el paciente. Además, puede provocar cicatrices. 

También puede ayudarse de sustancias que, aplicadas de forma continuada durante varios meses sobre la piel, pueden desintegrar estas lesiones. En este caso, el tratamiento puede realizarse desde casa. Algunos ejemplos de estos químicos son el Peróxido de hidrógeno, el ácido salicílico o el hidróxido de potasio.

Los dermatólogos también recomiendan la presión manual de las protuberancias para eliminar su contenido interior. Este método es más sencillo y económico, aunque también deja marcas y cicatrices.


Prevención de contagio


Para prevenir el contagio o disminuir el riesgo, los especialistas recomiendan varios consejos:

No tocar ni rascar los bultos.

Lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón

No compartir elementos personales como ropa de baño o toallas.
En caso de sufrir la infección, cubrirla con material resistente al agua al bañarse en piscinas o playas. 
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.