Diccionario de enfermedades

Calcio en sangre

Tabla con alimentos ricos en calcio como los lácteos, pescado azul o espinacas
El calcio es el mineral más abundante del cuerpo humano. Se encuentra fácilmente en la naturaleza y es fundamental para el organismo ya que participa en la formación y mineralización de huesos y dientes, en la coagulación de la sangre, en la transmisión de los impulsos nerviosos, en la contracción de los músculos y del corazón, en la integridad y permeabilidad de las membranas celulares, en la regulación de las glándulas, en la visión, etc.

La mayor parte del calcio del cuerpo (99 %) se encuentra en los huesos; el resto (1 %) se reparte entre la sangre y diversos tejidos corporales. El organismo obtiene su 1 % de calcio circulante a través de:
  • Dieta: Mediante la absorción intestinal.
  • Huesos: Mediante la movilización del calcio de los huesos.
El calcio circulante se distribuye en la sangre de la siguiente manera:
  • Calcio libre o iónico (50 %).
  • Calcio unido a proteínas (40 %).
  • Calcio unido a citratos, fosfatos, lactatos, bicarbonatos… (10 %).
Normalmente, la unión entre calcio libre y calcio unido a otras sustancias es muy estable y predecible aunque puede variar por cambios en el pH y en la concentración de proteínas en la sangre.

El cuerpo humano controla minuciosamente los niveles sanguíneos de calcio. En su mantenimiento participan el hueso, el intestino y el riñón que son regulados, a su vez, por diversas hormonas. El balance del calcio depende sobre todo de la absorción intestinal (favorecida por la vitamina D) y de las pérdidas renales. Si el calcio no se asimila con la dieta y disminuyen sus niveles en la sangre (hipocalcemia), el organismo se ve obligado a extraerlo de los huesos para asegurar el 1 % circulante.

Cuando el calcio aumenta (hipercalcemia), el excedente se almacena en los huesos o se libera al exterior a través de las heces y de la orina. Este proceso, así como el intercambio entre el calcio de los huesos y el de la sangre está regulado por la hormona paratiroidea (paratohormona, PTH). Cuando el calcio disminuye, la PTH estimula su reabsorción desde los huesos y los riñones y aumenta la producción de vitamina D que, a su vez, estimula la absorción intestinal de calcio. Así pues, los niveles de calcio dependen de:
  • El calcio que ingerimos en la dieta.
  • El calcio y la vitamina D que se absorben en el intestino.
  • Los niveles de fosfato en el cuerpo.
  • Hormonas: PTH, vitamina D, calcitonina, hormonas tiroideas, glucocorticoides y esteroides gonadales.
La vitamina D y el resto de las hormonas anteriormente mencionadas ayudan a mantener el calcio estable. También regulan la cantidad de calcio que se absorbe en el intestino y la que se elimina en la orina. Los niveles de fosfato están íntimamente ligados a los de calcio de forma que, cuando aumentan los niveles en sangre de uno, disminuyen los del otro y viceversa.

¿Cuánto calcio necesitamos?


Es importante ingerir una cantidad adecuada de calcio con la dieta ya que el cuerpo pierde calcio a diario. Solo se absorbe alrededor del 30 % del calcio que ingerimos; el resto se elimina a través de la orina, las heces y el sudor. Por lo general, las necesidades diarias de calcio se cubren fácilmente con una alimentación normal. Alimentos ricos en calcio son los lácteos (leche, queso), huevos, pescado, vegetales verdes y fruta. Por lo tanto, los alimentos enriquecidos con calcio o los suplementos de calcio no son necesarios en condiciones de normalidad.

Las personas con intolerancia a la lactosa, los veganos o a los que no les gustan los lácteos pueden necesitar suplementos de calcio que siempre deben ser recetados por un médico.

Para cubrir las necesidades diarias de calcio se recomiendan las siguientes cantidades:
  • Niños:
  1. Menores de 1 año: de 220 a 400 mg.
  2. Entre 1 y 4 años: 600 mg.
  3. Entre 4 y 7 años: 700 mg.
  4. Entre 7 y 10 años: 900 mg.
  5. Entre 10 y 13 años: 1.000 mg.
  6. Entre 13 y 15 años: 1.200 mg.
  • Jóvenes y adultos:
  1. Entre 15 y 19 años: 1.200 mg.
  2. Entre 19 y 65 años: 1.000 mg.
  • Embarazadas y lactantes: 1.000 mg

¿Qué se mide en la prueba de calcio en sangre?


Un análisis de calcio determina la cantidad del mismo que circula en la sangre (no el que está en los huesos). Existen dos tipos de pruebas de calcio en sangre:
  • Calcio total: es la prueba que se pide con mayor frecuencia porque es más sencilla de realizar. El calcio total suele ser un buen reflejo del calcio iónico o libre ya que las formas libre y unida del calcio suelen representar, cada una de ellas, el 50 % del calcio circulante en la sangre. Sin embargo, y debido a que aproximadamente la mitad del calcio circula unido a una proteína, las pruebas que miden el calcio pueden verse afectadas por niveles elevados o disminuidos de proteínas. En estos casos, es más útil determinar el calcio iónico directamente.
  • Calcio iónico: es el calcio “libre” en sangre, es decir, el que no va unido a otras sustancias. Es la fracción fisiológicamente activa y que proporciona la mejor información del estatus metabólico del calcio, que es mantenido en unos límites muy estrechos por las hormonas reguladoras y no se altera por la cantidad de proteínas que haya en la sangre. Se pide cuando se sospecha que se ha producido un desequilibrio entre calcio libre y calcio unido (ej: pacientes en estado crítico, intervenciones quirúrgicas, alteraciones de la concentración de proteínas en la sangre).

¿Requiere alguna preparación especial?


La muestra de sangre para determinar el calcio suele obtenerse de una vena del brazo.

No se deben tomar suplementos de calcio en las 8 -12 horas previas al análisis.

El paciente debe asegurarse de que el médico sepa todos los medicamentos, los productos a base de hierbas, las vitaminas y los suplementos que está tomando.

¿Para qué se determina el calcio?


El médico puede solicitar un análisis de calcio en sangre por varios motivos:
  • Para buscar alteraciones en las glándulas paratiroides, en los riñones o en los huesos, algunos tipos de tumores o inflamación del páncreas (pancreatitis).
  • Para buscar la causa de alteraciones en un electrocardiograma (ECG).
  • Después de un transplante de riñón.
  • Para valorar si algunos síntomas (debilidad, falta de apetito, náuseas, vómitos, estreñimiento, dolor de huesos…) pueden deberse a una elevación del calcio en la sangre.
  • Como parte de un análisis de rutina.
El calcio de la sangre no sirve para detectar si falta calcio en la dieta o si los huesos tienen poco calcio (osteoporosis). El cuerpo humano regula perfectamente los niveles sanguíneos de calcio y, aunque no se ingiera suficiente con la dieta, su concentración en la sangre puede ser normal. La mayoría de las personas no presentan síntomas ni signos asociados a niveles bajos o aumentados de calcio hasta que la concentración del mismo está ya muy alterada. Para valorar la desmineralización de los huesos es necesario realizar una prueba llamada densitometría ósea.

Cómo interpretar los resultados de un análisis de calcio en sangre

  • Valores normales: Los valores que indicamos aquí dependen de muchos factores y solo deben servir como referencia. Los rangos varían ligeramente entre diferentes laboratorios y el informe de la prueba debe incluir los rangos utilizados en el laboratorio que ha realizado el análisis.
  1. Calcio total:
    A) Adultos: 8,8 – 10,4 mg/dL
    B) Niños: 6,7 – 10,7 mg/dL
    C) Recién nacidos: 7,3 – 12,0 mg/dL (prematuros: 6,0 – 10, 0 mg/dL).
    * Los niños tienen el calcio más elevado debido al crecimiento.
  2. Calcio iónico:
    A) Adultos: 4,6 – 5,3 mg/dL (1,16 – 1,32 mmol/L)
    B) Niños: 4,8 – 5,5 mg/dL (1,20 – 1,38 mmol/L)
En el embarazo disminuyen los niveles de calcio total en sangre conforme lo hacen los de albúmina (una proteína). En cambio, el calcio libre no se altera.
  • Calcio alto o hipercalcemia
  1. Aumento de la producción de paratohormona o PTH (Hiperparatiroidismo).
  2. Algunos tipos de cáncer: Los cánceres pueden aumentar el calcio por afectar directamente al hueso favoreciendo la liberación de calcio, o por producir sustancias que tienen efectos parecidos a la PTH. Entre los cánceres que pueden elevar el calcio en sangre se encuentran: pulmón, próstata, mama, riñón, mieloma, linfoma, leucemias, etc.
  3. Aumento de vitamina D: puede deberse al consumo exagerado de suplementos de esta vitamina o a enfermedades que activan desproporcionadamente a la vitamina D de la sangre, como la sarcoidosis.
  4. Otras enfermedades: síndrome de Cushing, tratamiento con glucocorticoides, insuficiencia suprarrenal, feocromocitoma, hipertiroidismo, acromegalia, inmovilizaciones largas en cama (fracturas óseas, etc.), fallo renal, hiperproteinemia, enfermedad de Paget.
  5. Medicamentos: sobredosificación de vitamina A o D, diuréticos tiazídicos, litio, sales de calcio, tiroxina, tamoxifeno, etc.
  6. Transplante de riñón.
  7. VIH/SIDA
  8. Infecciones que causan granulomas, como la tuberculosis.
  • Calcio bajo o Hipocalcemia
  1. Consumo insuficiente de calcio.
  2. Disminución de la producción de paratohormona o PTH (Insuficiencia paratiroidea o hipoparatiroidismo).
  3. Trastornos del consumo de calcio:
    A) Raquitismo y osteomalacia.
    B) Malabsorción: enfermedad celiaca, pancreatitis, alcoholismo, etc.
    C) Aumento del nivel de fosfatos sanguíneos: insuficiencia renal, laxantes, etc.
    D) Disminución de proteínas en sangre: síndrome nefrótico, cirrosis hepática, kala-azar, malnutrición, etc.
    E) Deficiencia de magnesio.
    F) Deficiencia de vitamina D.
  4. Medicamentos (sobre todo en administración parenteral): foscarnet, sales de magnesio, oxalatos, citratos, fluoruros, fitatos, fenitoína, barbitúricos, EDTA, mitramicina, gentamicina, resinas de intercambio iónico, laxantes, etc.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.