Redacción Médica informaba recientemente de que el real decreto de troncalidad, actualmente pendiente de dictamen por el Consejo de Estado, no contempla la creación de una nueva especialidad pluridisciplinar de Salud Pública. De momento sólo se considera la especialidad médica bajo la denominación actual de Medicina Preventiva y Salud Pública.

Sin embargo, la Ley General de Salud Pública, promulgada hace ya más de dos años, establecía en su disposición transitoria primera  que “…el  Gobierno modificará el Real Decreto 183/2008, de 8 de febrero, por el que se determinan y clasifican las especialidades en ciencias de la salud y se desarrollan determinados aspectos del sistema de formación sanitaria especializada, con el fin de ampliar la especialización en salud pública al resto de profesiones sanitarias”.

Aunque la salud pública constituye una mínima parte de nuestro Sistema Nacional de Salud, su papel potencial es de suma importancia estratégica para el mantenimiento de todo el sistema sanitario público; sobre todo, en estos tiempos de crisis económica, social y política. No en vano el objeto de la salud pública es la mejora de la salud de la población en su conjunto, de forma que propicia el análisis de los problemas de salud y de sus determinantes desde una perspectiva colectiva.

La Salud Pública posibilita la reorientación de los sistemas sanitarios que demandaba la primera conferencia internacional de promoción de la salud, celebrada en Ottawa hace casi  treinta años. Se busca una reorientación más equitativa y eficiente que, por un lado, limite el consumo sanitario inapropiado y con ello la iatrogenia y, por otro, facilite la asunción de la responsabilidad sobre la propia salud por parte de las personas y las comunidades. Una responsabilidad que comporta controlar efectivamente los determinantes de nuestra salud. Esa responsabilidad comporta controlar efectivamente los determinantes de nuestra salud, los cuales reflejan la influencia de muchos sectores de la sociedad sobre la salud de las personas y de las poblaciones. Sectores de la economía, de la política y de la administración cuyas iniciativas tienen consecuencias, una veces positivas y otras negativas, pero siempre relevantes para la promoción y la protección de la salud. 

Una salud pública que a menudo no se identifica como tal y que pocas veces es consciente de su importancia para la salud. Un reconocimiento que facilitaría el desarrollo de  iniciativas como la de la salud en todas las políticas  y  la intersectorialidad.

Para lograr dicha intersectorialidad y transversalidad, rasgos esenciales de la salud pública, es imprescindible el concurso de profesionales competentes.

Todas las instituciones y organismos relevantes en el panorama de la salud pública mundial, sin excepciones, conciben la salud pública incorporando el principio de salud en todas las políticas. La promoción de políticas que además de otros objetivos primarios maximice los resultados en términos de salud requiere de la actuación de técnicos en salud pública con origen profesional diverso, y por ello debe ampliarse la especialización en salud pública al resto de profesiones sanitarias.

Además de profesionales que clásicamente han jugado un papel clave en la salud pública, como son los de veterinaria, farmacia o enfermería, el conjunto de profesiones sanitarias incluidas en la Ley de Ordenación de la Profesiones Sanitarias puede jugar un papel relevante en las actuaciones de salud pública. Es más, independientemente de las profesiones sanitarias, el concurso de profesionales no sanitarios en salud pública es también indispensable, no se entiende la salud pública sin economistas, juristas, sociólogos o especialistas en comunicación.

Respecto a los sanitarios, Sespas entiende que el alcance de la creación de la nueva especialidad de Salud Pública para los profesionales de la salud debe estudiarse en profundidad, tal como indica el director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Sin embargo, los profesionales y nuestra asociación Sespas esperamos expectantes que se cumpla la Ley General de Salud Pública, que  se promulgó hace ya más de dos años.

Nuestra posición es, como siempre, de colaboración leal con las administraciones públicas, por lo que pedimos la máxima celeridad en la constitución del grupo de trabajo para proponer un  nuevo título de especialista en el seno de la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS) y un calendario estricto que en breve plazo desemboque en una propuesta factible.

De otro modo perderemos una nueva oportunidad, tal vez la última, de modernización de la salud pública y con ello de contribuir al sostenimiento y la mejora de un sistema nacional de salud solvente.


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