Voy a ser osado y sabiendo que este artículo puede ser considerado como muy desacertado por parte de muchos compañeros, me arriesgo a soñar en alto sobre el modelo de
sistema de formación especializada, el modelo MIR para todos, la especialización “generalista” y las otras especialidades.
Dice
Paulo Coelho que “Solo hay una cosa que hace que un sueño sea imposible de lograr: El miedo al fracaso”. Pues bien,
no tengo miedo al fracaso y me planteo una alternativa para dar respuesta a la necesidad de especialistas en
Medicina de Familia, los llamados por los pacientes “médicos de cabecera”.
Año tras año vemos el mismo fenómeno en el proceso de elección de plaza para hacer la especialidad. Un examen único para poner en orden a los opositores de cara a la
elección de especialidad y centro donde realizarla. No voy a entrar ahora en detallar las preferencias de los primeros números, que especialidades son las más demandadas y sus por qué, cuales son las que se cubren con dificultad y porque no queda otra, y el gran problema de la medicina de familia.
No poner
nota de corte hace que las últimas plazas para la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria sean cubiertas por número de orden que supera el 13.000, una prueba que evidencia que cientos y cientos de jóvenes médicos rechazan ser especialista en
Medicina de Familia. Las causas son muchas y se han detallado en muchas ocasiones. No es asignatura obligada en todas las facultades, no se conoce la bondad y la importancia que tiene, se la maltrata laboralmente, es considerada de “segunda” incluso por otros especialistas, no deslumbra ni utiliza la última tecnología, está cargada de una burocracia excesiva, etc. Podríamos hacer una tesis sobre este tema.
"No poner nota de corte hace que las últimas plazas para la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria sean cubiertas por número de orden que supera el 13.000, una prueba que evidencia que cientos y cientos de jóvenes médicos rechazan ser especialista en Medicina de Familia"
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Pero volvamos al objeto de este artículo. ¿Hay que reformar el sistema de formación sanitaria especializada? A mi juicio, evidentemente, sí. No voy a cuestionar que la exigencia de formación como especialista en Medicina de Familia debe seguir siendo necesaria para garantizar
una formación adecuada y homogénea, una cualificación que da calidad al sistema y que debe ser exigida siempre, dejando de engañar a los
pacientes con la práctica cada vez más frecuente de contratar como médicos de familia a licenciados sin la especialidad.
Somos conscientes de la necesidad de completar los
estudios de Medicina con la especialización como generalista, llámese Medicina de Familia o
Medicina General, y que esta formación es obligada y por ello todo estudiante de Medicina que termine su carrera debe tener acceso a la especialización. Por tanto, si esto se establece como norma, deberíamos entender que toda
facultad de Medicina debe tener garantizada la especialización en sus centros y
unidades docentes.
Sería entender que quien quiera ejercer la Medicina en su vertiente clínica/asistencial deber continuar tras sus 6 años con el periodo de formación especializada, obligada si quiere trabajar en el
sistema público. Quien desee hacer otra especialidad tendrá que hacer el correspondiente y clásico
examen MIR.
Tengo dudas sobre si como alternativa a la plaza de especialización vinculada a las diferentes facultades que garantizarían la especialización de todos los que finalizan su carrera, se podría hacer un
examen MIR específico para Medicina de Familia que permita la elección de unidad docente sin estar obligados a permanecer vinculados a las facultades donde se han realizado los estudios universitarios.
Solo es una idea, mi idea, seguramente poco meditada.
Me daría por satisfecho si estas reflexiones ponen en evidencia la
necesidad de cambiar las cosas, buscar alternativas al modelo actual, abrir el debate, estimular a los más críticos para que den opinión, hagan propuestas, planteen alternativas.
Que el miedo al fracaso no sea la causa de no lograr tu sueño.