Decía Santiago Ramón y Cajal que, “si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad. Por ella afirmamos la personalidad, templamos el carácter, desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro y nos superamos diariamente”. El conflicto que vivimos en la Atención Primaria de Madrid, una huelga indefinida que pesa tanto a médicos como pacientes, no se resuelve por falta de voluntad, no de las partes, a mi entender solo de una de ellas, la Administración. Me explico.

El origen de este conflicto, esta huelga indefinida de médicos de familia y pediatras de Atención Primaria viene de lejos. La penuria, la lenta muerte por inanición de este nivel asistencial, la falta de un presupuesto adecuado, la perdida progresiva de profesionales y el abandono de estos en busca de mejores condiciones en las que ejercer su trabajo, la falta de planificación de los recursos humanos, lo poco que interesa a los gestores y sobre todo a políticos que no ven en él las posibles fotos que rentan electoralmente, son el caldo de cultivo que ha hecho estallar a sus médicos, por cierto, muy bien acompañados por sus pacientes.

Tras un mes en huelga hay algunas infructuosas reuniones del comité de huelga y representantes de la consejería, todas ellas finalizadas con el mismo resultado: no hay acuerdo posible con quien no se puede acordar nada por no ser interlocutor válido, por tener una firma que no es creíble, una firma “intervenida” por la consejería de hacienda, una firma que en demasiadas ocasiones ha demostrado ser no válida. Una parte se sienta y quiere “negociar y llegar al acuerdo”, la otra se empeña en mandar a la negociación al “personal subalterno”, por muy alto cargo que sean 2 directores generales, un personal sin capacidad para cerrar un acuerdo final y creíble. Así podemos seguir el tiempo que se quiera, cuando una parte no quiere acordar, es imposible el acuerdo.

¿Qué dice Hacienda de las peticiones de los médicos de Primaria?


Se han presentado algunas cosas interesantes, se han acercado posturas, se ha puesto sobre la mesa alguna solución a los problemas, pero visto desde mi óptica personal y dadas las fechas en las que estamos, es como poner sobre la mesa la “carta a los Reyes Magos”, una carta cargada de peticiones y promesas que cuando se pregunta “y de todo esto que dicen papá y mamá, en este caso hacienda”, la respuesta es que no lo sabemos, que ya veremos y, en el mejor de los casos, que dice que si, que es posible. Luego, la experiencia es que no es cierto, que cuando vas a comprar la tarjeta no tienen saldo.

Desde 2007 han engañado tanto y han incumplido tantos acuerdos que la confianza ya está rota. Se ha demostrado una y otra vez que los acuerdos firmados con la consejería de sanidad de Madrid, sea con el responsable de la dirección general de recursos humanos o con el propio consejero de turno, son papel mojado y no tienen validez alguna. Incluso voy a contar algo que es aún más grave, tampoco parece tenerla si es la propia presidenta quien lo respalda. Cuento un caso no muy lejano.

Escena: llamada a los 5 secretarios generales de las organizaciones sindicales presentes en la mesa sectorial de Sanidad, más o menos dice esto: “mañana a las 12 reunión con la presidenta”. Allá que se presentan los 5, como no podía ser de otra forma. Sorpresa: en la reunión está la propia presidenta, el consejero de sanidad y el responsable de la gerencia de Atención Primaria que ha diseñado el Plan de mejora de la Atención Primaria que se presenta. Un plan estructurado, un plan que habla de cuantías económicas muy detalladas y concretas, un plan que contempla incrementos de plantillas de médicos y pediatras, entre otros profesionales, también de reformas organizativas. Todo parece “atado y bien atado”, en apariencia y dado el escenario donde se presenta, parece que es viable pues ¿quién duda de serlo si se hace ante la propia presidenta de la comunidad?


"Tengo claro que los médicos quieren el acuerdo cuanto antes, que se dé solución al sufrimiento que vive la Atención Primaria"



Fíjense si es así que, en la sede de la Asamblea de Madrid, el día 14 de septiembre de 2020, la propia presidenta lo hace público y detalla el plan que se había presentado. Cualquiera entendería que eso ya era seguro, no tenía vuelta atrás, nadie podría impedirlo. Ingenuo de mí, nuevamente lo anunciado no parecía haber pasado por las manos de la consejería de hacienda y sus tijeras. Buena parte de esas medidas eran recortadas y no se pondrían en marcha. De nuevo queda claro quien está al mando, quien tiene la última palabra, quien es el auténtico responsable y con quien hay que cerrar los acuerdos. Ya lo viví en primera persona en la huelga de los residentes, una huelga que se finalizó cuando la presidenta mandó al consejero de hacienda que se parara y se incorporó a la reunión con el comité de huelga, siendo suficiente sentarse unas horas para poner las bases al acuerdo que tras una reunión “bilateral y entre dos personas” posterior, lo dejó todo cerrado y acordado.

Después de todo lo dicho, tengo claro que los médicos quieren el acuerdo cuanto antes, que se dé solución al sufrimiento que vive la Atención Primaria, que de una vez por todas, se presupueste de forma adecuada, se garantice las necesidades de financiación, se planifiquen los necesarios recursos humanos, se crea en la Atención Primaria, que la mejor “foto electoral” es dar al ciudadano la mayor de las tecnología que el médico necesita, “una silla para sentar al paciente y el tiempo necesario para su atención”.

Afortunadamente, por las urgencias no siempre pasamos y, si lo hacemos, queremos que sean rápidas, bien dotadas, cercanas y accesibles (a esto podría dedicar otro artículo). Al hospital no siempre es necesario acudir. No olvidemos que el 85-90% de las necesidades asistenciales se solucionan en el ámbito de la Atención Primaria. En este nivel, que ha demostrado ser no solo útil, que es la base del Sistema Sanitario, el que de forma evidente ha demostrado ser básico para mejorar la salud y alargar la expectativa de vida de los ciudadanos, es en el que prácticamente todos somos, tarde o temprano, sus pacientes/usuarios.

Por tanto y finalizo, si queremos cerrar este conflicto, se queremos llegar a un acuerdo que ponga punto final al mismo, es necesario tener voluntad, entender que la interlocución válida es la que es, hacienda. Otra cosa será que la Administración prefiera seguir alimentando el conflicto y, por tanto, sería quién debe explicar los motivos. La pelota está en su tejado y tiene la solución en su mano, una mano capaz de plasmar una firma creíble en un documento de acuerdo del fin de huelga. Pero esto ¿a quien le interesa?