Como es habitual, inicio este artículo citando una frase de algún ilustre personaje, en esta ocasión y siguiendo la misma estética cito la frase del propio título del artículo: Como bien dijo Emiliano García-Page, “El mejor homenaje a los sanitarios es un pacto nacional de financiación”. Esta frase la escuché en directo, la pronunció durante su pequeño discurso tras la entrega del premio que recibió en los XVIII Premios a la Administración Sanitaria en la gala de la Sanidad Española que cada año organiza Sanitaria 2000, empresa editora de Redacción Médica.

Qué gran verdad, qué necesidad, qué justa y complicada idea, algo que venimos reclamando de forma insistente muchos profesionales y organizaciones. Pero no es sencillo. Es más, parece un reto que resulta muy complicado superar. Las 17 CCAA pueden plantear esta necesidad, pueden entender que es inevitable acometer este reto, entender que es obligado hacerlo, pero es prácticamente imposible lograrlo. Y lo es, no por entrañar una dificultad técnica máxima. Lo es, simplemente, por ser una decisión que requiere consenso y acuerdo entre las partes. Unas partes que piensan solo con mentalidad política, en el voto, el beneficio propio inmediato, no en la necesidad del Sistema Nacional de Salud.

El propio presidente de Castilla-La Mancha decía en su discurso algo así como que el último homenaje a los profesionales de la salud pasa por forjar un gran “pacto de Estado” que “iguale para todos” la financiación sanitaria.  Una declaración de intenciones muy interesante, muy de actualidad, en la línea de lo que muchos reclamamos, pero que, tal y como lo dice, está abocada al fracaso. Me explico.

Igualar para todos la financiación sanitaria no es la solución. Igualar la fórmula por la que se asignan los presupuestos, qué factores se consideran como más relevantes para la asignación de recursos, cuales son los determinantes que caracterizan a cada CCAA, etc. No es simplemente tomar una cantidad X y multiplicar por el número de habitantes. Esto sería lo más sencillo, pero un serio error. Si el factor multiplicador es el del gasto por habitante de la CCAA que mas presupuesto tiene en Sanidad, pues bueno, sería interesante para los que están en la media o muy por debajo de ésta, pero no para quienes hacen el esfuerzo de dotar de mayor presupuesto en su comunidad.

Los presupuestos para Sanidad, lo primero es que deberían ser, es finalistas. Es decir, desde el Gobierno de España se deberían asignar las cuantías que correspondan a cada CCAA y hacerlo única y específicamente para la Sanidad. Si luego una CCAA determinada quiere incrementarlo para dar un mejor servicio, una prestación propia, mejorar la retribución de sus profesionales, retener a esos médicos y facultativos que se marchan, sería a costa de sus propios presupuestos. Pero la base de la que se parte, la que homogeniza, la que “iguala” a los ciudadanos, sería la que procedería de los Presupuestos Generales del Estado.

¿Cómo determinar la cuantía asignada a Sanidad? Esta es la gran pregunta, que resultará complicado, pero no imposible de contestar. Para analizar esto, para alcanzar un grado máximo de consenso, para dar una respuesta certera a esta pregunta, lo primero que hay que hacer es desvestirla de ideología, analizarla por parte de expertos y técnicos, no de políticos en los que su ideología y afinidad al carné les impide mirar más allá del interés político de la posible medida de consenso.

Si dejas en manos de técnicos la solución, que trabajen un documento de consenso, dónde la población y sus especiales características en cada CCAA, edades, morbimortalidad, situación socioeconómica, dispersión, ruralidad, situación de las infraestructuras, dotaciones de centros de referencia, formación de profesionales, etc., sean los factores que determinen la cuantía asignable a cada una de las CCAA, todo sería posible y creo que habría consenso. El problema es que esto es una utopía, que, aunque se hiciera, después pasaría por el filtro del político, que distorsionaría todo y tras valorar y ponderar qué impacto tendría en el votante, en su rentabilidad política, aparecerían los peros, los problemas, las desavenencias y, finalmente, el desacuerdo.

Es posible que sea siempre un poco pesimista, que nunca vea con buenos ojos aquello que tiene una solución que pase por el acuerdo político, pero es que el día a día, la realidad de nuestra política es la que es. También es cierto que hay que empezar por algo, ser optimista y escuchar de boca de un presidente autonómico, en este caso Emiliano García-Page la frase que da título al artículo, abre un resquicio a la esperanza. Por ello concluyo recordando que “el mejor homenaje a los sanitarios es un pacto nacional de financiación” (García-Page dixit)