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16 oct. 2015 10:09H
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Esta ha sido una legislatura en blanco para la sanidad. Una legislatura en la que Rajoy ha demostrado que la sanidad le importa igual que a los estudiantes de mi época nos importaban las asignaturas que se denominaban "Marías": muy muy poco.

Después de aguantar los 3 años de despropósitos protagonizados por Ana Mato, muchos de los cuales han tenido impacto directo en la salud de las personas (sirvan de botón de muestra la exclusión sanitaria de inmigrantes o la nefasta gestión de las necesidades de pacientes de hepatitis C), llegó Alfonso Alonso al ministerio de sanidad.

A todos nos llamó la atención que de nuevo Rajoy decidiera poner al frente del ministerio a una persona ajena a la sanidad.

Pero es cierto que, yo al menos, encontré a un político accesible y que en parte asumió (aunque de forma no del todo satisfactoria), mis propuestas en lo que se refiere a las necesidades de los pacientes afectados por el virus de hepatitis C y eso generó unas expectativas más favorables.

Lamentablemente estas expectativas no se han visto cumplidas en modo alguno.

La sanidad no ha estado en las prioridades de Rajoy. El ministerio de sanidad ha sido un ministerio sin cabeza. Es más, en esta última etapa ya vemos que ha sido un ministerio cuya cabeza estaba en otra cosa.

Espero que Alonso contribuya positivamente a la política española desde su nueva responsabilidad al frente del PP del País Vasco. Estoy seguro que será así.

Pero el mensaje que se recibe cuando Rajoy prioriza el tiempo de su ministro de sanidad para los asuntos partidistas del PP vasco, es un mensaje claro.

Todos sabemos de la importancia de la política vasca en el contexto de la política española. Por eso, a nadie se le escapa que cuando Rajoy asume que su ministro de sanidad tiene tiempo libre de sobra para los asuntos de partido en aquel territorio, es que está convencido de que la sanidad es un asunto sin relevancia.

Así que era esto de lo que se trataba. Se trataba de dar relevancia pública desde el gobierno a quien en un momento determinado asumiría el control del PP en el país vasco.

Yo creo que ya está bien de mirar la sanidad como un asunto menor. Ya está bien de desatender la herencia mejor que nos ha dejado la democracia: nuestra sanidad pública.

Por hacerlo así en esta legislatura, por desatender a la sanidad, se ha perjudicado la salud de muchas personas, se han incrementado las desigualdades, han aparecido verdaderas fronteras entre regiones en materia de movilidad de los pacientes, hay barreras a la innovación, se ha expulsado a casi 30.000 profesionales sanitarios y tenemos hoy con un enorme malestar (por sentir que se les ha tomado el pelo) tanto a la profesión médica, como a la profesión enfermera.

Rajoy en estos 4 años ha dado lugar a una sanidad sin rumbo, con serios problemas estructurales que se ha convertido además en una de las 5 primeras preocupaciones de los españoles.

Para colmo Rajoy nos regala un vídeo lamentable sobre su gestión en el que, sobre todo, el PP frivoliza y falta al respeto a todos: los pacientes, los profesionales y a toda la sanidad.

Toda una herencia.

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