Los datos nos ponen de nuevo ante el espejo de la contradicción. Según diferentes instituciones públicas y privadas del sector geriátrico, en España hacen falta unos 15.000 profesionales sanitarios más, fundamentalmente enfermeras. Mientras, seguimos sin implantar en su totalidad la figura de la especialista en Enfermería Geriátrica en todos los centros públicos, privados y concertados que corresponde. Unas enfermeras con plena capacidad para asesorar sobre las necesidades de las personas ancianas, especialmente de los más frágiles y de edad avanzada, en todos los niveles sociosanitarios, porque están capacitadas para enseñar, supervisar, investigar, gestionar y liderar los cuidados de los ancianos en situaciones complejas.

Ámbito sociosanitario: donde se produce el cuidado por excelencia.

Para más inri, los Colegios profesionales nos vemos en la tesitura de oponernos firmemente a la pretensión del Ministerio de Educación y Formación Profesional de crear un título de ‘técnico superior en gestión de servicios en centros gerontológicos’ porque, además, de invadir competencias que nos son atribuidas por ley, insisto en que tenemos enfermeras geriatras perfectamente preparadas para ocuparse de la gestión de estos centros y de los cuidados complejos, avanzados, seguros e individualizados que requieren las personas mayores y que cualquier otro profesional no puede proporcionar.


"Es hora de asumir que estas personas son 'pacientes' y no solo 'residentes', cuyos cuidados hay que afrontarlos con equipos profesionales especializados y adecuadamente dimensionados"



A la luz de los hechos es evidente que estamos ante dos problemas. Por un lado, es un asunto de voluntad de las administraciones públicas que son las responsables de destinar los recursos suficientes, tanto humanos como materiales, como también, es responsabilidad de las instituciones privadas que son las que contratan en el ámbito privado del sector sociosanitario. El segundo problema al que me refiero es una cuestión de percepción de lo que verdaderamente representan las personas mayores en el sistema sanitario y sociosanitario y el perfil concreto de cuidados que necesitan.

Nos encontramos con que la población española envejece de forma acelerada. Muchas de estas personas viven en residencias y necesitan unos cuidados específicos porque, en su mayoría, padecen enfermedades crónicas y están polimedicadas. Por tanto, es hora de asumir que estas personas son ‘pacientes’ y no solo ‘residentes’, cuyos cuidados hay que afrontarlos con equipos profesionales especializados y adecuadamente dimensionados, en estos centros y también en sus domicilios. Y es aquí, donde de nuevo hay que recordar que el cuidado enfermero es el eje fundamental de la atención integral de las personas mayores.

Esta es la realidad. Por ello, si verdaderamente se tiene voluntad de solucionar esta cuestión que es de suma relevancia, es necesario mejorar y avanzar en la coordinación de los servicios sociosanitarios, con la atención sanitaria y el cuidado en domicilio, para atender como corresponde a la población mayor que necesita cuidados complejos, avanzados, seguros e individualizados, tal y como he mencionado al comienzo de estas líneas.

Debemos y podemos resolver el problema de la atención a las personas mayores, cuando sabemos que es una demanda creciente como demuestran los datos demográficos. Las soluciones no vienen por la invención de títulos y fórmulas más o menos ‘creativas’. De lo que se trata es de potenciar y desarrollar plenamente una especialidad, como es Enfermería Geriátrica, implantarla de una vez por todas, reconociéndola como corresponde a nivel profesional, laboral, retributivo, asistencial y social.