El único cambio inmediato en la Consejería de Sanidad de Madrid tras el ascenso de Javier Maldonado ha sido la dimisión de Belén Prado como viceconsejera de Ordenación Sanitaria. Una mujer caracterizada por su discreción y su diplomacia que ha pasado desapercibida para el gran público durante estos ocho años. Una discreción que ha podido jugar incluso en su contra, pues en ocasiones ha ocultado el buen trabajo que ha hecho siempre en los cometidos que se le han encomendado. Prado forma parte del ‘clan gallego’. Viene del círculo ‘fraguista’ del PP y es un valor que, a pesar de su juventud, cuenta ya con una increíble experiencia a sus espaldas, tanto en gestión como en política sanitaria. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, haría bien en no perder de vista a Prado cuando abandone Madrid, ya que puede ser una figura de mucha utilidad en su Galicia natal…
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