Redacción / Óscar López Alba. Madrid
En este texto, respaldado por sociedades como la Asociación Española de Pediatría y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), entre otras, Vacunología considera que el origen de la “desinformación” puede estar en “hoy sigue vigente el daño realizado por la publicación de Wakefield en Lancet en 1998, relacionando la vacuna del sarampión con la aparición de autismo, a pesar de que su principal autor fue inhabilitado para el ejercicio de la medicina por la falsedad empleada.
La Asociación y la Fundación recuerdan que “solo a las vacunas pueden atribuirse los cambios habidos en pocos años en la incidencia de enfermedades tales como la poliomielitis, la difteria, el tétanos, la tos ferina o el sarampión”, cita en el documento, y destac que "a mayoría de ellas han sufrido descensos entre el 95 por ciento y el 100 por ciento en su incidencia", en los últimos años. |