26 oct. 2015 9:25H
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Cristina Mouriño. Madrid
La vacuna de la gripe tiene una alta efectividad y seguridad para controlar el virus que cada año acecha a miles de personas. Lo dicen todas las administraciones públicas, sociedades científicas y hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS). “La gripe constituye un importante problema de salud pública”, indica la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, el mismo órgano que señala la medida de control más eficaz: la vacunación anual de ciertos grupos de población considerados de alto riesgo de padecer complicaciones asociadas a la patología. Y, además, la de aquellas personas que pueden transmitir con mayor facilidad el virus a la población diana, entre las que sobresale, por encima de todo, los trabajadores de los centros sanitarios, tanto de Atención Primaria como Especializada, tal y como defiende el Ministerio de Sanidad.

Sin embargo, la vacunación no es obligatoria y de la recomendación a la inoculación hay un trecho enorme. En pocas palabras, la vacuna de la gripe, pese a todo, no cala lo suficiente entre los sanitarios españoles. Y esto es una auténtica asignatura pendiente para el sistema, por lo que la mejora de la tasa de vacunación entre los profesionales continúa siendo el reto de cada campaña en todas las comunidades autónomas.

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