El jefe de Servicio del Hospital de Canarias considera que el abandono de los valores tradicionales es la causa principal de su alta incidencia



6 mar. 2012 16:56H
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Eva Fariña
El hecho de que Canarias ocupe desde hace años el primer lugar en incidencia y prevalencia de insuficiencia renal crónica (IRC) y, en consecuencia, sea la comunidad con mayor tasa de diálisis, ha llevado a la Sociedad Canaria de Nefrología a investigar los motivos. La conclusión ha sido que el motivo de tanta insuficiencia renal es la elevadísima incidencia de nefropatía diabética en las islas; en concreto, triplica la media nacional, con 68 pacientes por millón de población (pmp) en diálisis por la diabetes. “Es una cifra realmente muy llamativa y escandalosa”, según ha comentado Benito Maceira, presidente de esta sociedad científica, para Publicación Médica de Nefrología. El también jefe de Nefrología del Hospital Universitario de Canarias ha explicado que el origen de la alta incidencia de la IRC en Canarias se debe “al brusco desarrollismo turístico”, que afectó a una proporción muy alta de la población, con el consecuente cambio de la escala de valores tradicionales, con una peor alimentación y más sedentarismo.

Benito Maceira, presidente de la Sociedad Canaria
de Nefrología.

“Normalmente, los nefrólogos no tienen muy en cuenta el estatus socioeconómico del paciente con nefropatía diabética, a pesar de que tiene una importancia pivotal. Es lo que marca la diferencia. Está demostrado que el factor de riesgo más importante para producir nefropatía diabética es la minusvalía social”. En su opinión, es necesario “potenciar los hábitos saludables y, sobre todo, acudir a las poblaciones donde están los diabéticos y los nefrópatas diabéticos”. “Por su perfil sociocultural, sabemos que ese enfermo no va a venir espontáneamente al centro de salud, porque está asintomático y no conoce los riesgos. Tenemos que ir a buscar al paciente diabético, y no esperar a que nos llegue, porque cuando lo haga será en una situación complicada”.

Creación de una línea de investigación

“Este desgraciado liderazgo”, como lo ha definido el Dr. Maceira, ha sido el motivo de la creación de una línea de investigación para intentar averiguar las causas. “Analizamos los posibles factores que lo pueden explicar; en primer lugar, si la población canaria podría tener una predisposición genética a tener más diabetes y más nefropatía diabética. Realizamos un estudio con el Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna para analizar los genes primigenios. Para ello, estudiamos el ADN mitocondrial de la población afectada y lo comparamos con la población general. Llegamos a la conclusión de que nuestros antepasados los guanches no tenían la culpa”, ha explicado el Dr. Maceira.

Descartado el factor genético, los expertos han investigado “el aspecto ambiental”. “Para ello, hicimos un estudio bastante exhaustivo, en el que incluimos a todos los pacientes dializados de las Islas y estudiamos aspectos como el nivel cultural, así como datos sobre su enfermedad. Les realizamos una encuesta muy amplia, de unas 140 preguntas, a todos los enfermos dializados por diabetes. Nuestra conclusión fue la elaboración de una especie de ‘carnet de identidad’ del nefrópata diabético canario. Ese carnet reflejaba que el nefrópata diabético era mayoritariamente rural, de núcleos muy pequeños de población, con muy bajo perfil sociocultural (el 40 por ciento, analfabetos), con una fuerte agregación familiar y territorial, y con un diagnóstico muy tardío de la diabetes”.

Un 40 por ciento de la población estudiada, por debajo del umbral de la pobreza

Otra de las características de estos pacientes era que un 40 por ciento de la población estudiada estaba por debajo del umbral de la pobreza, cuando este porcentaje en la población sana es del 20 por ciento. Por otra parte, se enteraban muy tarde de que eran diabéticos. El tiempo que transcurría entre el diagnóstico de la diabetes y la entrada a diálisis era realmente muy corto, con una media de 10 años; normalmente esta media es de 20 años. Esta población, con perfil de precariedad social, no tenía cultura sanitaria, a pesar de tratarse de una enfermedad hereditaria. Esta desidia social y la naturaleza asintomática de la diabetes hacían que los enfermos acudieran al médico cuando ya sufrían complicaciones, como la retinopatía diabética o la arteriopatía diabética.

El presidente de la Sociedad Canaria ha señalado que, “aunque esta población se interesaba muy poco por su salud, también era evidente un déficit del modelo de atención a la diabetes en Canarias”. “En cualquier caso, pensamos que estos dos motivos no justificaban la alta incidencia, sobre todo si se compara con otras zonas similares de España. En mi opinión, debemos buscar las causas en la época en que una altísima parte de la población de Canarias sufrió el cambio epidemiológico con el desarrollismo turístico. En los años 60 éramos una sociedad rural y patriarcal, con una alimentación tal vez escasa, pero sana, con muchas verduras y los hidratos de carbono que proporcionaba el gofio. El desarrollismo turístico contribuyó al abandono de los valores tradicionales y el agricultor comenzó a dedicarse a atender el turismo. De esta forma, los productos agrícolas se convirtieron en bienes escasos y subieron su valor, mientras que el salario turístico de los antiguos agricultores no les llegaba para comer los alimentos sanos tradicionales".

Según el relato del presidente de la sociedad canaria, la población canaria comenzó a consumir una dieta barata, hipercalórica y rica en grasas, que, junto con el sedentarismo, provocó la aparición de la obesidad (que antes tenía una incidencia muy baja en el archipiélago), y poco después causó un ascenso espectacular de la diabetes. Hoy en día, la población canaria es la peor alimentada de España, mientras que el porcentaje de obesidad asciende al 31 por ciento y la diabetes constituye el problema sociosanitario más grave de las islas. Para alertar de esta problemática, el Dr. Maceira ha participado en un encuentro organizado en Las Palmas de Gran Canaria para compartir las últimas novedades en torno a la enfermedad renal crónica, su tratamiento y la importancia de la detección precoz. El curso ha sido organizado por la Sociedad Canaria de Nefrología en el Colegio de Médicos, y ha contado con la colaboración de Abbott y la asistencia de unos 20 nefrólogos.

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