9 feb. 2016 9:54H
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Eduardo Ortega / Imagen: Cristina Cebrián. Madrid
Lleva 16 años presidiendo el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, ciudad en la está afincado desde 1985. Hablar de Manuel Pérez es hacerlo de alguien que lleva la botica en la sangre tanto como la defensa de las personas con enfermedades raras, una causa en la que está implicado desde hace más de una década. Sin embargo, es al referirse a su familia y a Osuna, su pueblo, cuando sus palabras se llenan de pasión y orgullo. Los recuerdos se agolpan en la cabeza de un hombre que sintió la llamada de la farmacia cuando estaba en el colegio y rechaza sin contemplación el estereotipo que tacha de poco trabajadores a los andaluces.

¿Es verdad que Sevilla tiene un color especial?

Es especial en muchas cosas. En su color, en su gente… Pero también tiene una capacidad de iniciativa y trabajo que muchas veces no es lo bastante conocida.

Los estereotipos hacen mucho daño entonces.

Muchísimo, y niego todos los estereotipos de los sevillanos. Hay una secretaria que estuvo trabajando en el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla durante 60 años. Pertenecía al antiguo convenio y se jubiló con 74 años. Hasta en dos ocasiones pedimos para ella la medalla de Mérito al Trabajo, y no se la concedieron. Posiblemente por venir de Sevilla y no cumplir los estereotipos. Al ser una persona que ni cantaba ni bailaba ni tocaba la guitarra, no le dieron el galardón.

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