Los recortes por la crisis afectan a los niños españoles con más incidencia que en el resto de la población



24 jun. 2014 16:49H
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Jesús Vicioso Hoyo. Madrid
La pobreza se enquista en nuestro país y afecta, cada vez más, a los niños. Así lo alerta el informe La infancia en España 2014, que acaba de publicar Unicef, donde se señala que la reducción de la inversión, dirigida a los más pequeños, ha sido de un 14,6 por ciento desde 2010. Por ello, Unicef pide un pacto de Estado por la infancia, ante una cifra demoledora: un 27,5 por ciento de los niños vive en riesgo de pobreza.

Fuente: Informe 2014 sobre la infancia española de Unicef.

La ONG lo explica de esta manera, sin dobleces: “Crecer en la pobreza, crecer sin las mismas oportunidades de acceso a la salud o a una educación de calidad que otros niños implica un riesgo mucho mayor de tener unos resultados inferiores en los estudios, peor salud, menores ingresos, y de trasladar esas desventajas a la siguiente generación. Y, por tanto, tener muchas más posibilidades de ver vulnerados tus derechos”.

Las cifras mostradas por Unicef son claras: la inversión en salud, educación y bienestar social de los niños españoles aumentó entre 2007 y 2010, para después caer en 2013 hasta situarse en niveles inferiores a los de 2007. ¿Y qué ha pasado con las prestaciones? Que, lógicamente, han aumentado. “Una de las explicaciones de este crecimiento es que, independientemente del importe de las prestaciones, el número de beneficiarios ha aumentado muy rápidamente por las crecientes necesidades de las familias con niños a cargo”, señala el informe.

Menos inversión individual

Pero donde más se ha notado el descenso general es en la inversión individual por niño respecto al total. “En este caso, es del 11,7 por ciento y 15,7 por ciento respecto a 2007 y 2010, respectivamente”. Por ello, la ONG pide la “revisión” de la percepción del gasto social, de salud y educativo en los niños para garantizar la cobertura de necesidades básicas. Y el documento no deja en buen lugar a España, por su estrecho margen de maniobra: “Es el segundo país de la Unión Europea, tras Grecia, en el que menos capacidad tiene la intervención del Estado para reducir la pobreza”.

El propio informe recoge estadísticas externas en las que se destaca el acusado retroceso de la valoración de niños de entre 11 y 18 años sobre su estado de salud, a la hora de definirlo como excelente o bueno. En 2010, esta percepción era dada por el 85 por ciento (casi 10 puntos por debajo de la clase alta), cifra que echaba por tierra la lograda en 2006 y retrocedía hasta 2004.

El análisis también señala que las actuales condiciones de cambio social han provocado que la vulnerabilidad se extienda y se diversifique. Sin embargo, los más afectados vuelven a ser los colectivos más vulnerables: las familias con niños inmigrantes o con discapacidad, o en riesgo social o de etnia gitana. A este respecto, María Teresa Andrés, de la Fundación Secretariado Gitano, avisa de que el impacto tiene consecuencias “directas” en su alimentación y, aquí está la clave, en el cuidado de la salud.

ENLACES RELACIONADOS:

Informe de Unicef sobre la infancia española

Propuesta de pacto de Estado por la infancia
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