El trabajo ha sido realizado en colaboración con un grupo de científicos franceses



7 feb. 2011 18:44H
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Redacción. Bilbao
Pese a que la relación existente entre un déficits de ácidos grasos poli-insaturados omega-3 (AGPO-3) y la aparición de trastornos depresivos ya se conocía, nunca antes se había llegado a explicar el mecanismo cerebral por medio del cual la dieta podía condicionar en cierta medida la salud mental. Una investigación realizada por científicos de Burdeos (Francia) y de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco que acaba de ser publicada en Nature Neuroscience ofrece nuevas claves para comprender este fenómeno.

Rafael Rodríguez-Puertas y Susana Mato.

El nombre del trabajo de investigación liderado por los doctores franceses Olivier J Manzoni y Sophie Layé, ‘Deficiencias nutricionales de omega-3 anulan funciones neuronales del sistema endocannabinoide’ define el hallazgo de la investigación, ya que es este sistema el que se relaciona con la aparición de trastornos depresivos.

Según explica la doctora Susana Mato, investigadora del programa Ramón y Cajal adscrita al departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y Odontología de la UPV/EHU, e integrante del grupo de Neurobiología dirigido por el doctor Carlos Matute, “hemos constatado que en ratones que han sido sometidos a una dieta baja en ácidos grasos poli-insaturados omega-3 (muy abundantes en el pescado azul) presentan niveles cerebrales de AGPO-3 reducidos, y este hecho se asocia a una alteración en el funcionamiento del sistema endocannabinoide”.

Más concretamente, la investigadora señala la constatación de “la existencia de un déficit en la señalización del receptor cannabinoide CB1 en la corteza prefrontal del cerebro. Esta proteína -el receptor cannabinoide CB1- se ha relacionado durante la última década, en varios estudios, con los trastornos depresivos”.

Por su parte, el doctor Rafael Rodríguez-Puertas, investigador responsable del grupo de Neuroquímica y Neurodegeneración de la Facultad de Medicina y Odontología de la UPV/EHU apunta a que “ciertas formas de plasticidad sináptica, o lo que es lo mismo, ciertos cambios en la eficacia de la comunicación neuronal, mediadas por el sistema endocannabinoide cerebral, desaparecen específicamente de algunas zonas del cerebro de los ratones con déficit de AGPO-3”.

A pesar de que en varios ejemplos de la literatura científica se ha propuesto la existencia de una relación entre una baja presencia en la dieta de AGPO-3 y la aparición de trastornos depresivos, Susana Mato reconoce que “no se sabe mucho más sobre cómo las modernas dietas occidentales, pobres en AGPO-3, afectan al funcionamiento cerebral y cuál puede ser la base de que haya una mayor incidencia de depresión asociada a un déficit de estos ácidos grasos”.

Por ello, cuando los investigadores franceses descubrieron que la plasticidad sináptica de las conexiones neuronales que es mediada por endocannabinoides desaparecía en ratones que presentan niveles bajos de AGPO-3 en el cerebro, debidos a una dieta baja en estos ácidos grasos, se pusieron en contacto con los científicos del País Vasco para realizar nuevos estudios con el fin de identificar posibles cambios en la expresión y actividad de los receptores cannabinoides.

Poder obtener las conclusiones del estudio, ha sido necesario emplear un gran número de técnicas de investigación, entre las que se pueden citar “el análisis de los ácidos grasos del cerebro, la electrofisiología, la autorradiografía de receptores, el western blot (para la cuantificación de proteínas), la determinación de niveles de endocannabinoides y los test comportamentales”, enumera el doctor Rodríguez-Puertas. “De hecho”, prosigue el investigador, “en nuestro grupo de investigación somos expertos en la técnica de autorradiografía de receptores y en identificar anatómicamente la activación de los receptores del sistema endocannabinoide”.

Tal y como apunta el doctor Rodríguez-Puertas, “gracias a los resultados de esta investigación se abren nuevas posibilidades para investigar más a fondo cómo la dieta modifica el funcionamiento del cerebro en general y el del sistema endocannabinoide en particular, y cómo esto se relaciona con los trastornos mentales”.

Asimismo, “también refuerza la idea de que la manipulación del sistema endocannabinoide puede ser útil para el tratamiento de los trastornos depresivos, aunque los datos de los que disponemos hasta el momento son muy preliminares para decir cuál sería la manera ideal para manipularlo”, apunta la doctora Mato.

 

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