Las consultas que recibe AP por síntomas urológicos han crecido exponencialmente



1 abr. 2016 14:14H
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Juanma Fernández. Madrid.
La Asociación Española de Urología (AEU) junto con las tres sociedades nacionales de Atención Primaria: Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) y la Sociedad Española de Médicos de Familia (SEMG), han creado con la colaboración de GlaxoSmithKline (GSK) el protocolo ‘Criterios de derivación en HBP para AP 3.0’, que fija indicaciones de derivación para pacientes con hiperplasia benigna prostática (HBP). “Una enfermedad que afecta a más de la mitad de los varones de más de 50 años”, como explica José Manuel Cozar, presidente de la AEU.

“Es la segunda causa de ingreso por intervención quirúrgica en los varones, después de las cataratas, y el primer motivo de consulta en los servicios de urología”, matiza José María Molero, coordinador del grupo de Nefrourología de Semfyc. Cozar, por su parte, explica que la patología describe síntomas como “aumento de las veces en ir a orinar, chorro más flojo, escozor o no poder aguantar las ganas”; es decir, que se constituye como una dolencia que afecta claramente al día a día de los hombres que la padecen.

El papel de la Atención Primaria en esta enfermedad es clave, pues “el número de consultas por síntomas urológicos que recibe el médico de familia ha crecido de forma exponencial en los últimos años”, explica Antonio Fernández-Pro, presidente de SEMG. Pero es que además desde Semfyc añaden que “entre el 70 y el 80 por ciento de los varones con HBP pueden y deben ser atendidos por estos profesionales”.

Ante esta realidad, las indicaciones precisas sobre derivación al especialista son esenciales. “En pacientes con síntomas severos, elevación del PSA, tacto rectal anómalo, hematuria o alguna sospecha de complicación”, son los casos en los que, a juicio de Cozar, el varón debe ser atendido por un urólogo. Sin llegar a estos procesos, el manejo temprano de los síntomas también es importante: “Aunque la mortalidad por HBP es escasa, el desarrollo de complicaciones a lo largo de su evolución es minimizable con un tratamiento precoz”, comenta Fernández-Pro. De hecho, este profesional matiza que afecciones como “la retención urinaria aguda, la insuficiencia renal obstructiva o la necesidad de cirugía” son cada vez menos frecuentes gracias a un correcto tratamiento prematuro.

Calidad de vida como tratamiento

El estilo de vida también es clave en la incidencia de la enfermedad: “Estudios recientes como el Conduct han demostrado que la adopción de medidas higiénico-dietéticas, aporta un gran beneficio en la mejora clínica y en la evitación del riesgo de progresión y de la aparición de complicaciones como puede ser la necesidad de tratamiento quirúrgico”, explica Francisco José Brenes, coordinador del grupo de trabajo de Urología de Semergen.

Este profesional distingue tres fases distintas y, por tanto, tres formas de actuar. En leves, se aconseja “un seguimiento anual”. Para pacientes con síntomas “moderados-graves”, lo oportuno “si están tratados con alfabloqueantes, IPDE5 o con antimuscarinicos, se aconseja  una primera visita al mes de iniciado el tratamiento”; y para los tratados “con 5ARIs solos o en combinación con alfabloqueantes”, lo ideal es “una primera visita al mes de iniciado el tratamiento para valorar tolerancia y efectos adversos. Y otra a los 6-12 meses para valorar la eficacia de la medicación”.
ESP/DUTT/0024/16aj 04/2016
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