Coro del Alba Gregoriana del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
La estridencia es el resultado habitual del análisis sonoro de cualquier pasillo de hospital. Los pitidos de la instrumentación médica, el deslizamiento de los zapatos por los suelos o la cacofonía nacida de las conversaciones ajetreadas de pacientes y sanitarios componen una pieza de difícil escucha. Sin embargo, en contadas ocasiones, la melodía se impone al ruido. Entre las paredes se cuelan las voces de decenas de empleados de las plantillas del
Sistema Nacional de Salud (SNS). No para concretar una intervención u orquestar un traslado. Simplemente
cantan. Médicos, enfermeras,
técnicos sanitarios o personal de la limpieza abandonan sus roles habituales para imponer la afinación al punzante quejido que retumba en la sanidad. Lo hacen a bordo de
un coro.
La presencia de este tipo de agrupaciones musicales no es una rareza en los hospitales. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid,
La Paz, la Fundación Jiménez Díaz, el Ramón y Cajal y el Gregorio Marañón cuentan con coros. "Antes también el 12 de Octubre, el Puerta de Hierro-Majadahonda y el Clínico San Carlos. Ojalá se vuelvan a recomponer", ha comentado el facultativo ya jubilado Eduardo Junco a
Redacción Médica. Además de especialista en Nefrología y antiguo director médico y jefe de estudios en el
Hospital General Universitario Gregorio Marañón, el sanitario forma parte de la formación
Alba Gregoriana, relativa al que fuera su centro.
Coro del Hospital Universitario Ramón y Cajal.
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El nombre del coro no es fortuito. Fundado en 1997, la iniciativa
reunió a trabajadores del hospital interesados en la música. "Comenzó a raíz de un grupo de anestesistas que se juntaban para cantar antes de entrar a trabajar a las siete de la mañana", ha explicado Junco. Una cita matutina a partir de la cual se fundamentó denominación y agrupación y dio sonoridad al Gregorio Marañón.
"Ayuda a que nos conozcamos más e interactuemos entre nosotros"
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Desde entonces no ha cesado su actividad. Actúan en actividades académicas y culturales, homenajes, jubilaciones y despedidas. Incluso, han superado las barreras del hospital para realizar conciertos en iglesias, universidades y otra clase de recintos. "Paseamos el nombre del Gregorio Marañón fuera de sus límites", ha remarcado el médico y cantante. Y
no solo aporta prestigio al centro, sino que también sirve de
nexo de unión entre los integrantes de su plantilla. Y es que cualquier profesional de la institución sanitaria puede formar parte, independientemente de su categoría o titulación. "Ayuda a que nos conozcamos más e interactuemos entre nosotros", ha puntualizado Junco.
¿Cómo funciona un coro sanitario?
Pese a cualquier trabajador del hospital es bien recibido, este debe de cumplir con un requisito:
tener nociones sobre música. Motivo por el que todos los miembros del coro pasan por una audición. "Al final no somos una actividad académica, por lo que se pide que el interesado cuente con ciertos conocimientos o, al menos, tener una buena voz y oído", ha apuntado Junco.
A su vez, sus miembros
deben de comprometerse con la formación. Todas las semanas ensayan dos horas por la tarde, fuera de su jornada laboral. Además, hay que añadir tiempo de estudio individual, centrado en abordar las piezas que van a interpretar. Es más, el director del coro envía audios con las voces grabadas para que puedan practicar en casa. "Para estar en un coro hay que ser responsable, sino la agrupación no funciona. Y es que el trabajo propio repercute siempre en los demás", ha indicado Junco. "Hay que estar dispuesto a estudiar y trabajar", ha agregado.
"Para estar en un coro hay que ser responsable, sino la agrupación no funciona"
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Un esfuerzo que se traduce en importantes resultados. Así, los integrantes de Alba Gregoriana -como del resto de coros- son capaces de
interpretar piezas de ópera, zarzuela, música regional y canciones populares. De la Verdi a ABBA. "Tenemos un repertorio muy variado", ha indicado Junco. Una labor que completan gracias a la intervención de los directores del coro. Un puesto por el que han pasado ilustres de las artes escénicas, como encargados de la propuesta musical del Teatro de la Zarzuela. "La verdad es que es privilegio contar con figuras así", ha reconocido el facultativo.
Coro del Hospital Universitario La Paz.
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Necesidad de apoyo institucional
A pesar de que los grupos corales no son extraños en los hospitales, peligran con serlo. Cada vez son
menos los centros que disponen de un coro. En parte, el desconocimiento por parte de los sanitarios más jóvenes hace que puedan convertirse en elementos del pasado. Y es que, al igual que Junco, buena parte de sus miembros están jubilados. “La media de edad está en los 60 años”, ha revelado. "Es cierto que los residentes no tienen porque quedarse en el hospital, pero hay que intentar llegar a los profesionales más jóvenes", ha alertado el nefrólogo.
A su vez, ha pedido a
las instituciones que apoyen este tipo de iniciativas. "Sería positivo que nos ayudasen a difundir nuestra existencia o que aportasen financiación", ha resaltado Junco. Y es que los integrantes del coro son los encargados de pagar vestimenta o desplazamientos a través de una cuota anual. Una ‘hucha’ a la que se une la cantidad obtenida en recitales realizados en eventos privados.
Gran reunión de los coros madrileños
Mientras el tiempo dilucide sobre su futuro, estas agrupaciones alzarán su voz. En concreto, las madrileñas tuvieron
su cita anual el miércoles 4 de junio. El cuarteto de coros sanitarios de la región capitalina se reunió en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón para realizar un concierto especial en el que reivindicar su existencia.
Se trata de la vigésima vez que se juntan, desde que surgiese la iniciativa en el Hospital Universitario La Paz. Así,
150 cantantes empastaron sus voces en una actuación que convirtió el conocido centro del distrito de Retiro en la Opera Nacional de Viena. 60 procedían de la institución anfitriona, 50 de la Paz, 25 del Ramón y Cajal y 15 de la Fundación Jiménez Díaz. "Es una forma de hacer ver que no somos solo asistencia, docencia e investigación, sino que también tenemos una vertiente cultural", ha sentenciado Junco. Una faceta que hizo que el espectro sonoro del hospital se alejase del áspero chillido durante unas horas.
Coro del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
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