La Revista

Antonio Diégez expone la vinculación y auge de las posturas anticiencia con la gestión de la pandemia

"Limitar los discursos negacionistas no es censura"
Antonio Diéguez, catedrático de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Málaga.


11 feb. 2022 9:00H
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POR MARÍA TERESA FERNÁNDEZ
La pandemia ha traído a la sociedad algo más que un nuevo virus al que enfrentarse. El auge del negacionismo, las pseudociencias o directamente las posturas anticiencia han sido protagonistas en más ocasiones de las debidas. Aunque a priori no deberían tener más incidencia, en materia sanitaria estas tres posturas han supuesto desde ataques a los profesionales hasta la pérdida de vidas por no aceptar una vacuna.

Antonio Díeguez, catedrático de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Málaga, ha realizado un análisis sobre  la vinculación de los conceptos de negacionismo, anticiencia y pseudociencias y la pandemia de Covid-19. Así, en palabras del investigador "son ideas que llevaban tiempo ahí, y lo que ha ocurrido con la pandemia es que vivimos en una sociedad global donde con las redes sociales participan miles de personas a diario en los discursos, haciendo más evidente estas posturas. Y por eso mismo es un problema más urgente que hay que estudiar y tratar".

Aunque a priori parece que son muchos los que se alejan de estas posturas, Diéguez señala que "la sociedad en general no está más concienciada, lo que sí parece que lo están son algunas autoridades académicas y médicas, que empiezan a darse cuenta que hay un problema".


"Lo que ha hecho avanzar a la Medicina desde el s. XIX hasta hoy, y que podamos curar muchas enfermedades, es la base científica que esta tiene"



De este modo, cuando hablamos de salud tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de vidas. "Lo que ha hecho avanzar a la Medicina desde el s. XIX hasta hoy, y que podamos curar muchas enfermedades, es la base científica que esta tiene. Pretender que eso se puede marginar o ir por otro camino es un error". Esto no significa que no se puedan exponer ideas contrarias a las medidas sanitarias pues, tal y como destaca el catedrático malagueño, "en la  la ciencia no puede haber dogmas intocables y teorías inamovibles, y por eso hay que mantener un cierto escepticismo". A lo que suma que "lo que no podemos es poner en cuestión las teorías actuales para no poner nada en su lugar o para poner algo peor y no asentado".

Ante el auge de estas posiciones, no hay una solución fácil "todo el desarrollo científico- técnico que tenemos y que nos ofrecen bienestar no caen del cielo, se sostienen en un esfuerzo por invertir en investigación. Si la población no percibe esa conexión y, se desentiende del apoyo a la ciencia, corremos el riesgo de correr un retroceso en el bienestar", recalca el catedrático de la Universidad de Málaga.

Negacionistas, pseudociencias y anticiencias: tres pilares contra la salud


Para evitar que estas posturas afecten a la sociedad, primero hay que saber diferenciarlas. Así, Diéguez señala que "hay que tener cuidado porque se está abusando de estos conceptos. Estamos ante un fenómeno del auge de las actitudes irracionalistas, así como el prestigio que tienen algunas pseudociencias".

Cuando tratamos temas sanitarios hay que distinguir qué es más nocivo. "La clave está cuando la postura cuesta vidas o deteriora la salud de las personas. Limitar los discursos negacionistas no es censura, si alguien sale en un medio de comunicación diciendo que beber una sustancia corrosiva cura el virus es una opinión que no debe ser permitida, porque no solo es algo falso sino que además puede costar vidas. Hablar en estos casos de censura es tener una idea excesivamente amplia de lo que es la libertad de expresión".

"El problema de las pseudociencias es que sin ser científicas afirman serlo y, en ese sentido, están cometiendo un fraude"



Así, mientras que el negacionismo puede derivar en costes de vida, las pseudociencias "lo que ofrecen son soluciones que 'no solucionan nada', son inocuas. En sí mismas no producirían un daño digamos excesivo, solo al bolsillo del cliente".

No por ello las terapias sin base científica son menos seguidas, una situación que viene dada porque "muchas de estas pseudociencias tienen mucho aprecio popular. El problema con las pseudociencias no es que no tengan base científica, hay muchas cosas muy respetables que no la tienen como la propia filosofía. El problema de las pseudociencias es que sin ser científicas afirman serlo y, en ese sentido, están cometiendo un fraude".

Finalmente la postura de negar la ciencia, o ser anticiencia, alegando que las vacunas por ejemplo son creaciones para controlar la sociedad viene de una posición "irracional", señala Diéguez "hay mucha gente que no tolera la incertidumbre y cuando la ciencia no le puede ofrecer respuesta absolutamente seguras, como es el caso del inicio de una pandemia, entonces se aferran a posiciones que sí les ofrecen esa seguridad pero sin fundamentos, como es el caso de las conspiraciones".
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