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La medallista olímpica, defiende a capa y espada la suma de deporte y alimentación sana

Gemma Mengual admite que no le costó demasiado volver a alcanzar la forma física.


25 feb. 2017 20:00H
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POR REDACCIÓN
Si el cuerpo de un deportista de élite es lo más parecido que hay a una máquina, a los sanitarios que se encargan de su cuidado les corresponde la comparación con un equipo de Fórmula 1, preparado en todo momento para atender en boxes cualquier percance. De este símil sabe mucho Gemma Mengual (Barcelona, 1977), que ha comprobado hasta dónde pueden llegar los ‘milagros’ médicos durante su exitosa carrera deportiva. Una carrera de la que, además de triunfos, ha sacado lecciones que la han convertido en un ejemplo de liderazgo perfectamente aplicable al funcionamiento de un hospital y una magnífica ‘aliada’ para el sector sanitario gracias a su labor de promoción de la vida sana a través del ejercicio y la nutrición.

La mayor muestra de su éxito va más allá de las muchas medallas -45 en total- conseguidas en Juegos Olímpicos, mundiales y campeonatos de Europa. En un país donde el fútbol es, más que el deporte rey, el único deporte con capacidad de difusión de primer nivel, Mengual ha conseguido convertirse en una cara reconocible para la sociedad que ahora le permite jugar este nuevo papel desde un deporte minoritario como es la natación sincronizada. Porque no es lo mismo que te convenza de las bondades para la salud de la vida sana tu médico de cabecera a que lo haga un mito del deporte español. Mengual, que recientemente se ha encargado de inaugurar la última clínica de Sanitas en la madrileña localidad de Pozuelo de Alarcón, se ha ganado ese derecho a golpe de logro dentro de la piscina.
Gemma Mengual en uno de sus ejercicios junto a Ona Carbonell, su pareja en los Juegos Ol?mpicos de Rio

Gemma Mengual en uno de sus ejercicios junto a Ona Carbonell, su pareja en los Juegos Olímpicos de Rio.


Pero empecemos por el principio. Porque para llegar donde está ha sido necesaria una impresionante trayectoria deportiva en la que lo sanitario ha jugado un importante papel. Tanto es así, que a la hora de responder sobre las causas de su éxito, la nadadora catalana no duda en señalar que “las lesiones siempre me han respetado”, y que cuando éstas han aparecido, “nunca han sido nada grave”. Cuando se trata de alta competición, encomendarse a la suerte y ‘cruzar los dedos’ para esperar que ningún músculo, hueso o tendón diga ‘basta’ no se contempla. Detrás de cada éxito de Mengual, que lo sabe bien, ha habido una cuidadísima asistencia sanitaria en la que el equipo del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat ha tenido un papel protagonista.

"Si no nos hacemos pruebas médicas para deportes exigentes, podemos llevarnos un susto, es arriesgado"



En el caso de la medallista española, la relación entre sanidad y competición encontró su punto culminante en 2015, cuando después de una retirada que se vio interrumpida por el reto de participar en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro al año siguiente. “Me lo tomé con calma”, asegura antes de referirse al momento en que apareció el fantasma de la lesión: “Volví en septiembre y en diciembre tuve que parar por una lesión de espalda que me tuvo una semana sin poder levantarme de la cama”. Afortunadamente, y gracias a la asistencia necesaria todo quedó en un susto que dio paso al retorno a unos entrenamientos que “me tomé con calma”. “Era consciente de que mi cuerpo era capaz de hacerlo y no me presioné más de la cuenta. Fui entrenando con coherencia y con un ritmo adecuado a lo que se necesitaba y al objetivo final, que era en agosto. Empecé en septiembre y me fui dosificando bien, e incluso empecé a notarme en forma antes de lo que yo pensaba", asegura.

La aventura en Rio supuso el ‘punto y final’ definitivo a una carrera deportiva que la sitúa entre los deportistas más laureados de la historia. Ahora, ‘desde la barrera’, la que fuera capitana de un equipo de natación sincronizada inolvidable echa la vista atrás y se saca un ‘pero’ en su relación con los médicos, y más concretamente en la frecuencia con la que se sometía a pruebas de esfuerzo. “No me obsesionaban estas pruebas, y solo me hacía una cada dos o tres años”, reconoce. La perspectiva que a todos nos da la experiencia le ha hecho arrepentirse de esa práctica y apostar por espaciar menos este tipo de pruebas, especialmente en el deporte profesional. “Aunque te cuides y te cuiden, hagas fisioterapia y demás, te estás machacando”, sentencia. El ‘telón’ deportivo había caído, y otra etapa estaba a punto de empezar.

NUTRICIÓN, EJERCICIO, SALUD

Hay deportistas que, al retirarse, se sienten como un pez fuera del agua. Y mira que la comparación encajaría a la perfección en el caso de una nadadora, pero nada más lejos de la realidad. Lejos de suponer un trauma, el fin de su relación profesional con la piscina ha supuesto para Gemma Mengual una puerta abierta a nuevas experiencias que van desde regentar un restaurante japonés en Barcelona a participar en acciones a favor de la conocida organización ‘Greenpeace’. Pero si hubiera que destacar una labor sobre el resto, la Mengual ‘postretirada’ es una firme defensora de la vida saludable.
La nadadora sigue vinculada al deporte y hace una defensa de la vida saludable sin dejar de lado la atenci?n sanitaria

La nadadora sigue vinculada al deporte y hace una defensa de la vida saludable sin dejar de lado la atención sanitaria.


No estamos ante ningún ‘gurú’ con afán de quitarle el puesto al médico. Lo que la excapitana del equipo de sincronizada representa es la figura de alguien que, desde su experiencia, puede poner su ‘granito de arena’ en la lucha contra el sedentarismo o la obesidad infantil en colaboración con los sanitarios. Lo hace con cordura, calificando una vida activa como “lo que todo el mundo debería hacer para evitar sustos” y defendiendo la importancia de ser consciente de las limitaciones de cada uno. Y es que en el deporte, el exceso es tan pernicioso como el defecto.

“Una cosa es hacer ejercicio saludable, moverse, ir a caminar… otra muy diferente es intentar un deporte que suponga un sobreesfuerzo, porque si no nos hacemos antes una revisión médica puede resultar arriesgado”, sentencia a la vez que pide más conciencia sobre este tipo de pruebas, especialmente en un momento de enorme proliferación de deportes como el ‘running’. “Se tendría que informar más a todo el mundo de que antes de empezar un deporte con exigencias físicas hay que hacerse las pruebas específicas”, concluye.

Su relación con el sector de la salud, tanto durante su andadura profesional en activo como en la retirada, no se queda en los consejos cada vez que tiene oportunidad. Además de ellos, ha elaborado manuales sobre nutrición y ejercicio para moldear el cuerpo con una alimentación equilibrada y con unos ejercicios adecuados. Esta preocupación por ser saludable le ha llevado también a participar en conferencias en colegios y en charlas sobre coaching, tan enfrentado actualmente con el mundo de los psicólogos. En ese sentido, es una defensora de los valores que le ha aportado el deporte, como el esfuerzo, la superación, el trabajo en equipo, la disciplina o la responsabilidad, aplicable al día a día de cada uno, ese “no dejar nunca de trabajar y de aprender cosas nuevas para conseguir los objetivos”, que en su caso eran las medallas.
la pinza también sigue tendencias
Mengual admite que le han preguntado en multitud de ocasiones a lo largo de su carrera por cómo se coloca la llamativa pinza de la nariz con la que trabajan en natación sincronizada. De hecho, casi el mismo número de veces que ha enseñado cómo debe ponerse, algo que también ha cambiado con los años. “Cada uno se la pone como mejor le tapa la nariz. Yo he ido cambiando, ahora me la pongo de manera diferente a como me la ponía con 15 años, pero es fácil. Cuando ya te acostumbras es que ni te lo piensas”, asegura, añadiendo que también los modelos han evolucionado en este tiempo. En cualquier caso, sobre la doble función de la pinza –evitar que entre el agua pero también impedir respirar-, la nadadora aseguraba que no se la pondría a nadie por este último motivo. “Soy muy buena yo. Entiendo que la gente es buena por naturaleza y se puede equivocar. No tenemos por qué cargarnos a nadie”, asegura. 

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