La Revista

La joven estudiante de Medicina se quedó tetrapléjica tras sufrir una lesión medular en una piscina.

Berta Domínguez


22 sept. 2018 20:00H
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POR ESTHER ORTEGA
A Berta se le ilumina la cara cuando sonríe. Y lo hace mucho, hasta cuando tiene que levantarse de su silla de ruedas para hacer un ejercicio en la camilla del centro de rehabilitación de Tres Cantos, al que acude cada día. "¿Me ayudáis a andar?", sugiere risueña a sus fisioterapéuticas. Berta Domínguez, estudiante de Medicina, tuvo un accidente en una piscina que le ha dejado tetrapléjica. Sin embargo, nada le ha quitado las ganas de perseguir su sueño de ser cirujana: "Llegará un momento en que pueda operar y es por lo que hice Medicina".

Gran parte de la familia de Berta es médico, por lo que el gusanillo por la profesión le acompaña desde que era una niña. "Mi pasión, que es la Cirugía, me viene de mi padre, que es cirujano general especializado en cáncer de colon. Cuando tenía 16 años me invitó a una operación y entré con él a verla y todo. Duró seis horas y media, era un cáncer impresionante y yo estuve ahí como si fuera una niña con un caramelo", describe la joven, que desde ese instante supo que quería seguir el legado de su padre y especializarse en ella: "El sueño se ha truncado un poco pero seguimos ahí; seguimos".

MONTAÑA RUSA

Desde aquél fatídico 7 de junio de 2017, Berta ha experimentado un sin fin de emociones a las que, poco a poco, va dominando. "Ha sido como una montaña rusa, he tenido picos arriba, he tenido picos muy abajo... habiendo estudiado Medicina, no tenía ni idea de lo que me está pasando", admite con una entereza admirable Berta, que recuerda sus primeros días en el hospital como en un estado de shock: "Estaba todo el rato súper feliz,  conociendo a gente en un hospital...yo pensaba que me iba a recuperar en dos o tres semanas", confiesa la futura médico, quien acabó por sucumbir al desánimo propio tras un accidente de sus dimensiones.

Berta, estudiante de Medicina, se quedó tetrapléjica tras un accidente en la piscina

"Luego pasé por la época de hundimiento moral máximo porque creía que me iba a quedar así toda la vida, que todo era horrible, me metí en un socavón", describe Berta, que se esforzó por mantener en orden sus pensamientos: "Empecé a ver mejorías, vine a este centro (Centro de rehabilitación Neurológica FOREN) y me subieron mucho la moral", reconoce la joven, que estuvo ingresada en el Hospital de Nacional de Tetrapléjicos se Toledo: "Hubo un momento en el que me estanqué y aquí supieron sacar más partido con la rehabilitación, me metieron mucha más caña. Mira que yo nunca he sido trabajadora, pero ahora sí que me exijo mucho y me gusta trabajar hasta cansarme, hasta estar muerta", ríe Berta, que desde luego se esfuerza cada día por mejorar.

DE MÉDICA A PACIENTE

"¡Tetras al poder", grita Berta cuando su amigo Alberto pasa a su lado en el centro de rehabilitación antes de dirigirse a sus padres, que le acompañan cada día en su recuperación. La joven tiene una fuerza increíble, pero reconoce que algunos momentos fueron más complicados, sobre todo cuando se vio en la situación de ser una paciente más: "Es totalmente diferente que cuando vas como médico -que lo ves desde fuera- y ves que tienes un tiempo determinado, pero yo siendo paciente llegaba el médico y a lo mejor le quería decir 20 cosas y le decía dos y todas las demás se me olvidaban", recuerda la futura cirujano con una sonrisa.

Lo que más le sorprendió a Berta fue la "despersonalización del trato hacia el paciente": "Sin embargo, he visto mucha más cercanía por parte de celadores, de auxiliares de enfermería, de enfermeras... eran los que te daban la vida en el hospital o los que te la quitaban, porque también había de todo", se emociona la joven, que reprocha la poca paciencia de algunas personas.

"En el trato de los pacientes hacia el médico he visto unas faltas de respeto impresionantes, la gente no sabe y no es consciente del trabajo que hacen los médicos. Al fin y al cabo están trabajando para ti, te están haciendo un favor dedicando su tiempo a curarte", argumenta Berta, que afirma que le calificaron como "buena paciente".

Cada día, Berta acude al centro de rehabilitación, donde trabaja con sus fisioterapéutas


Su paso por el Hospital de Toledo le dejó una gran experiencia a nivel personal. "Allí el ambiente era buenísimo, la gente era espectacular, te daban lecciones de vida cada día. Igual veías a un niño de 17 años que estaba peor que tú y te hablaba o veías a una niña chiquitita con la silla de ruedas riéndose y jugando", rememora emocionada Berta, que no es consciente del ejemplo que es ella misma para muchísimas personas: "Yo antes no era así, tenía más malos días antes que ahora, yo era depresiva total.  Ahora ves que no todo en la vida es tan importante como pensamos".

Berta pasó buenos momentos en el hospital pese a la gravedad de su lesión: "Me acuerdo que  organizaba fiestas y "salidas" a cenar, al cine o a unas cervezas en la sala virtual", recuerda risueña la joven, que lo describe con suma delicadeza: "era como la fiesta más grande del mundo, pero estábamos todos en sillas de ruedas. Me acuerdo perfectamente de un chico que, al ver a mi hermana de pie -que era una más del hospital- , se fue a cogerle una silla. Y tú dices: '¡pero vamos a ver!'". 


Berta con sus fisios, a las que trata como a una amiga más

Berta, que tiene un canal de youtube en el que relata cuál es el día a día de una persona que se ha quedado tetrapléjica, decidió acudir al centro de rehabilitación de Madrid tras la recomendación de un amigo, y no puede estar más contenta: "Saben muy bien personalizar el tratamiento con cada paciente y llevarlo conforme a la evolución que va teniendo", explica la joven, que llegó en febrero. 

"Yo llevo un año y dos meses de lesión y bueno, para mí era impensable estar así. Ahora, por ejemplo, todas las transferencias que hago, como moverme a una silla, las hago poniéndome de pie con ayuda. Todo eso lleva un trabajo detrás impresionante", se enorgullece Berta, que sabe que tendrá que hacer rehabilitación de por vida pero que eso no le impide seguir avanzando: "No se conoce nada de la lesión. Yo creo que no se sabrá hasta que no salga en una película un lesionado medular y se vea cómo va la rehabilitación o las limitaciones que realmente tiene, que tampoco son tantas", reitera la estudiante, que reivindica más presencia de lesionados medulares, por ejemplo, en la publicidad.

Berta no pierde la sonrisa durante su rehabilitación

"Yo podría hacer el anuncio de Decathlon", bromea la joven, que no ha pasado al mundo de la publicidad todavía pero sí se ha hecho un hueco en los canales de Youtube. "Tengo que grabar ya, al principio lo hacía como autoterapia", reconoce la joven, contenta con la reacción de sus seguidores: "A la gente le gustó, me ha seguido pidiendo más vídeos. Ahora solo hace falta que deje a un lado a la Berta vaga que llevo dentro -bromea la futura médico-. Tengo que seguir con ello porque tengo muchísimas ideas y creo además que van a servir bastante para dar a conocer la lesión y todo lo que hay detrás, porque no solo es estar en una silla de ruedas", reivindica.

SER CIRUJANA

Berta, como una estudiante más, está terminando los infinitos trámites que requieren las matrículas universitarias, y es que este año quiere terminar la parte teórica. "La práctica me cuesta un poco más compaginarla. Yo vengo a rehabilitación todos los días, de lunes a viernes dos horas y claro, los rotatorios son todos los días. Entonces tiene que ser en un sitio donde yo viva y que pueda estar allí entre semana", explica la joven que tendrá que pedir una beca Séneca para poder terminar los estudios en Madrid y no en Salamanca, donde los cursaba anes del accidente.

"Cuando termine, me quiero meter en Investigación porque creo que para el MIR todavía no estoy preparada. Prefiero empezar con eso y luego Cirugía, que sigue siendo mi principal fin", defiende con contundencia Berta: "Soy muy cabezona y quiero conseguirlo". No cabe duda de que lo hará. 

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