La Revista

La exportavoz de Teresa Romero durante 15 días habla de lo sucedido mientras esta tenía el ébola y de su nuevo libro

Teresa Mesa posa junto a su libro.


11 nov. 2017 20:00H
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POR CARLOS COROMINAS
Durante quince días, Teresa Mesa puso cara y voz al sufrimiento de Teresa Romero y sus familiares mientras esta trataba de recuperarse del ébola. La primera víctima de esta enfermedad contagiada en suelo europeo no fue consciente de la que se había montado a su alrededor hasta que recuperó el sentido tras varios días inconsciente. En ese tiempo, su marido, Javier Limón, designó a Mesa como portavoz de la familia hasta que decidió apartarla de sus funciones tras un desacuerdo sobre si hacer o no públicas unas declaraciones.

Tres años después, Mesa recupera en forma de novela sus vivencias de aquellos tiempos y recuerda cómo se destruyó una amistad de diez años con la pareja en cuestión de dos semanas. Se habían conocido cuando la pareja acudió a la tienda de esoterismo que regentaba Mesa para contratar sus servicios para localizar a su perro, el más tarde famoso Excalibur. Mesa reivindica que gracias a ella encontraron al perro.  
Sobre por qué ha decidido sacar el libro, dice que tenía la necesidad de contar su versión, de explicar "qué pasó en aquella habitación" y que no lo hace desde el rencor. Reprocha a Romero y Limón que quisieran lucrarse con la tragedia, pero al mismo tiempo reconoce que ella ya tenía preparado unos diarios (daba igual si los escribía la afectada o no) y un libro para sacar beneficio.

Aunque en la novela se cambian los nombres y los personajes, además de la propia Mesa, son Tania Rivero y Jorge Lidón, cualquiera que conozca a los protagonistas de esta historia los reconoce, igual que puede detectar que cierto rencor sí que esconden sus palabras. En su libro, y en esta entrevista para LA REVISTA de Redacción Médica, narra una historia de codicia, ambición y engaños sobre una pareja, y su perro, a la que la atención mediática surgida tras el contagio le vino grande.

¿Qué le lleva a escribir este libro?

A mí me lleva a escribir el libro el que la verdad del ébola ha llegado muy sesgadamente, solo con una cara. Yo conocí todo lo que eran los entresijos, la gente que estaba en el hospital, la familia y la gente que estaba en cuarentena. También quería contar lo que yo sufrí en esa habitación con el marido de Teresa Romero y para poder dar información a todos los medios. Me costó muchísimo porque había un trasfondo de querer ganar dinero aún cuando Teresa Romero no había salido del coma. Quería explicar qué pasaba ahí dentro y cuál era mi lugar. España y el mundo entero se informaron gracias a mi figura y a que yo estaba allí. De hecho, se deja de informar cuando yo salgo de portavoz.

¿Qué hay de verdad y qué de ficción?

La parte que se relaciona con el ébola es completamente real. He intentado contarlo lo menos crudo posible y he esperado casi tres años para no interferir en los asuntos legales que pudiera tener la pareja. Cambio los nombres, pero soy sincera porque tengo una familia y una gente que me quiere e intento que no me pongan ninguna demanda. Si la ponen, me sabré defender. No hay nada con más poder que la verdad y yo estoy llena de verdad por todos lados. Ya no me acuerdo ni lo que me has preguntado.

Teresa Mesa durante la entrevista.

Teresa Mesa durante la entrevista.

Precisamente, preguntaba qué hay de verdad en lo que se cuenta.

Sí que hay una parte de ficción a la que yo pongo cara y personajes que, aunque no tiene que ver con el ébola, sí que tiene que ver con mi personalidad. Lo hago un poco para que el lector respire y yo también. Yo me emociono muchísimo cuando empiezo a hablar del ébola así que pongo una parte de ficción porque es una parte de mí y es la parte literaria, la parte bohemia y la parte risueña. En el libro te ríes un montón. Lejos de parecer un drama es todo lo contrario y te ríes muchísimo. Experimentas viajes, ilusiones y todo lo contrario a la muerte para que el lector respire. Simplemente eso. La parte que se refiere al ébola es toda fiel a la verdad.

Volvamos a aquellos días. ¿Cuál era su relación con Teresa Romero y Javier Limón antes de que ella se contagiara?

Éramos amigos desde hacía diez años. Yo tenía una tienda de regalos y esoterismo. Un día vinieron porque se les había perdido el perro y ofrecimos unos servicios que salieron bien y se encontró el perro. Desde ahí, cultivamos una amistad.  

¿En qué momento le piden que sea usted la portavoz?

Yo veo muy poco la televisión porque soy una persona muy ocupada. Me entero de toda la situación por la televisión cuando veo que van a sacrificar a Excalibur. Es entonces cuando yo intento localizar a Javier porque veo la gravedad de la situación. En ese momento me dice: "Qué situación estamos viviendo, me han matado al perro". Empieza a llorar y me dice: "Necesito que vengas". Yo siempre fui un poco la confesora de ambos y me sé su vida de pe a pa. En el libro les respeto aunque habría mucho que contar. Me dice que su familia no va a verle y que se siente muy solo.  Así que voy a verle con todos los familiares y con las precauciones que nos hicieron tomar a todos. El maldito traje. Ese traje es una pesadilla, da muchísimo calor. Nada más llegar allí me dice que su cuñado está metiendo mucho la pata con la prensa y que entre otras cosas había dicho que Teresa les decía que no fueran a verla porque podía tener el ébola. Figúrate, se estaba descubriendoque Teresa sospechaba que podía tener el ébola. Me quedo perpleja y me doy cuenta de que Teresa no obró bien en un primer momento, pero me callo. Inmediatamente, me pregunta Javier si puedo desempeñar yo el papel de cara a la prensa ya que me conoce y sabe de mi facilidad de palabra y la predisposición a la gente y mi cariño hacia ellos. Lo pienso durante un día y lo consulto con mi familia y, en contra de su opinión, asumo la responsabilidad. Luego, este señor fue diciendo por ahí que yo había asumido eso y yo pensaba que no se podía asumir algo así. Él luego decía que no me conocía, que yo era una echadora de cartas.

¿Cuándo se tuerce la relación?

Cuando yo empiezo a trabajar lo que quiero es salvaguardar el honor de esa familia, sobretodo de Teresa Romero y de él. Se llegó a decir que quería más al perro que a la propia Teresa Romero. Yo hice una cruzada para lavar la imagen de ambos y, aunque yo intuía cuál era la verdad, seguía defendiendo a mis amigos. Ahí es cuando empiezo a ser muy popular. Yo tengo mucho don de gentes, sé explicar las cosas y de un hilito saco una gran historia. En ese momento podría haber fácil 150 medios. Yo me he recorrido todas las televisiones y radios y he estado hablando en Estados Unidos y en toda Europa. Trabajaba como 18 horas al día. Cuando me preguntaron si era capaz de escribir un libro en 15 días yo respondía: "Uno, no; ¡Cinco!". No sé si le he contestado bien, porque me enrollo muchísimo.

Realmente le preguntaba por el momento se torció la cosa.

Cuando él ve este despliegue, piensa que estoy cobrando dinero y que quiere su parte de la tarta. Yo le digo que aquí no hay parte porque no hay tarta. A mí me ofrecen muchísimo dinero y lo desestimo siempre.

¿Quién se lo ofrece?

Las televisiones. A mí me llegaron a ofrecer 80.000 euros por la primera visita de Teresa Romero a una televisión. Yo dije que no. Aquí no se cobraba, aquí no cobraba nadie. "Tú lo que tienes que hacer es pactarlo con la Administración porque estás tratando con un coloso", le dije a él. Con un coloso no se puede hacer nada, únicamente hablar y dialogar. La Administración tenía una parte dialogante y hubo ofertas bastante buenas. La ambición les pudo y llegó el abogado. Ahí la cosa empieza a ir a menos. Ellos no querían que yo diera la información gratuitamente.

¿Asesorados por el abogado?

Asesorados por el abogado. Antes de él surgieron otros porque no te puedes imaginar la cantidad de novios que salen en estas circunstancias para llevarse el gato al agua. Yo era la parte cuerda en ese momento. No estaba ni enferma ni recluida.

Teresa Romero y Javier Limón en la rueda de prensa tras ser dada de alta en octubre de 2014.

Teresa Romero y Javier Limón en la rueda de prensa tras ser dada de alta en octubre de 2014.

¿Qué papel jugaba Teresa Romero? Usted habla mucho del marido, pero ¿hasta qué punto ella estaba informada y conocía la situación?

A Teresa le expliqué después los pasos que daba el marido.

Es decir, ¿todo lo llevaba el marido?

Sí, es que ella se estaba muriendo. Ella estuvo casi ocho días sin recuperar el conocimiento y yo casi toda la relación la tuve con él. Cuando Teresa Romero vuelve en sí ya puedo hablar con ella a diario, por teléfono porque ella está en aislamiento. Cuando voy a ir averla es cuando este señor me echa de la portavocía.

¿Este señor es el marido o el abogado?

Los dos. Porque hice unas declaraciones que ellos querían dar en exclusiva y yo me adelanté. Era que ella estaba muy agradecida a la enfermera que le dio la sangre. Eso lo querían dar solo en un diario y yo se lo di a toda la prensa. Eso les molestó tanto que al día siguiente el propio abogado me dijo que no me quería allí.

¿Pero no fue decisión de Javier entonces?

El que no me deja pasar es Javier. Yo quería cesar cuando saliera Javier. A mí me echan un viernes y yo me iba un lunes. Yo tenía preparada la rueda de prensa para dejarle porque él iba a salir de aislamiento y a asumir ese papel. Cuando voy a subir, me paran y Javier me dice: "No, no vas a pasar. Has hecho un abuso de las declaraciones". Yo le contesto que no es un abuso y que España tenía que saber qué está ocurriendo y le digo: "Tú no eres Dios. Tienes un ataque de narcisismo y ambición y esto te va a traer muy mala jugada. Yo no he hecho nada más que defender tus intereses y ese señor no te está defendiendo, sino que te está hundiendo, pero no pasa nada, yo me voy". Cuando yo salgo de la portavocía a mí me dicen que este señor es un abogado mediático que lo que hace es negociar con la parte contraria y llevarse la pasta él. Me viene la madre de Sandra Palo y un montón de gente a quien no quiero nombrar.

¿Es el abogado el que se pone en contacto con la familia o al revés?

Es el abogado, claro. Este se ofrece diciendo que ha llevado casos muy mediáticos.

Hay un momento del libro que dice que tenía la sensación de que Teresa Romero valía más muerta que viva, ¿por qué?

A mí me entra una extrañeza cuando le veo llorar tanto por el perro y apenas hablamos de Teresa. Ella estaba entre la vida y la muerte. Lo tengo tatuado en el alma: nunca le vi llorar por su mujer. Nunca la nombraba. Él espera a que yo diga que no se cobra para mover ficha con los abogados. Dice que hay un ERE en su empresa y que de esta desgracia va a sacar mucho dinero. Teresa todavía no había salido del peligro inminente.

Usted dice que él negoció una exclusiva antes de estar curada.

Negocia varias, pero no te voy a nombrar con qué medios. De hecho, hace fotografías. La famosa fotografía de dos enfermeras que están a la pata coja. Las hace él saliendo del aislamiento. Si ese señor llega a tener el ébola, lo propaga al hospital por hacer fotografías que luego yo veo publicadas en un diario. Cuando él me enseña las fotos yo le pregunto que cómo las ha conseguido. Y me dice: "Fíjate los medios de seguridad que hay que me he paseado por el hospital haciéndolas". Yo le contestó: "Tú eres un imprudente, ¿y si tienes el ébola?" A lo que me dice: "Yo no tengo el ébola". Yo le digo que si solo lleva tres días en el hospital puede tenerlo, pero que lo puede estar incubando. Todos los días discutía con él y era un calvario. Yo estaba ahí porque él me lo había pedido. Qué necesidad tenía yo de estar discutiendo todo el tiempo.

Dice que todo el mundo quería sacar tajada. ¿Hubo alguien que se comportara bien?

No. Quizá los medios que eran honestos y querían informar, pero ni siquiera. Me van a tachar de facha y derechista. Yo soy apolítica completamente y estoy del lado de la razón. Si hay un acercamiento fue por parte de la Administración. Esta gente quería negociar y ofrecían un acercamiento tanto económico como moral.De hecho, pusieron las vacunas a disposición de los afectados aunque costaran una fortuna. La Administración lo hizo muy mal, porque reaccionó tarde y fue una insensatez que por ser católicos nos trajéramos a dos personas moribundas. Siempre digo una frase que es que entre la Administración y Teresa Romero hubo un ángel de la guarda que pasó por Madrid. No sé cómo no ha habido más afectados.
Se podían haber evitado todo lo que están sufriendo ahora y toda su reputación. En el fondo me da lástima, pero eso no le exime de que no fue buena gente con los demás: se fue a la peluquería, se depiló la pelvis, las axilas y las piernas. ¿Tú sabes lo que supuso eso para las peluqueras?

¿Qué relación tiene con ellos ahora?

Ninguna. No les interesa.

¿Pero usted ha intentado ponerse en contacto?

Yo la llamé y le dije que frenara a su marido porque la estaba llevando a un camino sin retorno y me dijo: "Jo, es que me dice que no hable con nadie". Yo le dije que era porque tenía firmadas las exclusivas. Romero estaba informada por mí, pero la misma Teresa no me dejó ir a verla después porque es un ser muy manipulable por su marido.

Teresa Mesa en un momento de la entrevista.

Teresa Mesa en un momento de la entrevista.

¿Considera que hay algo que usted podría haber hecho mejor?

Sí.

¿El qué?

Teresa hubiera estado en el lugar que le corresponde. Cuando dicen que Teresa fue una heroína, eso no es verdad: heroína fue la que estuvo en África y la dejaron abandonada y curó su enfermedad. Para mí, los héroes son los que la salvaron la vida y las enfermeras y toda la gente que se la jugó. Teresa hubiera quedado en muy buen lugar económico y moralmente. Yo le puse el mundo a sus pies.

Pero concrete: ¿qué podría haber hecho usted que no hizo?

Que hubieran vivido tranquilos económicamente el resto de su vida pero honradamente. 

Insisto: ¿eso no lo consigue porque no logra convencer al marido o por qué?

No lo conseguí porque me quitaron de en medio y porque no pude seguir entablando una negociación con la administración. Además estaba todo muy encauzado. Figúrese lo que había conseguido. A parte de eso, yo le ofrecí un libro y unos diarios. Que ella me preguntaba qué decir. "Coño, algo sentirás", le decía yo. Tú dame un hilito que lo demás lo saco yo.

¿Cómo vivió el sacrificio de Excalibur?

Que me perdonen los animalistas, pero yo terminé de Excalibur un poquito harta. Yo salía ladrando del hospital. Hay una escena en la que digo que tiene que escribir una carta al consejero y hablar de su mujer porque la gente piensa que le importa más el perro que ella. Escribe una carta al consejero en plan chulo y luego me enseña otra sobre la incineración del animal. Era de lo más sentimental, que se te abrían las carnes por el perro. Nunca le hizo una carta a su mujer.

¿Fue una buena decisión sacrificarlo?

Considero que se sabía muy poco del ébola y que, ante un riesgo inminente, yo sí que soy partidaria de que se tomaran esas medidas. Teniendo en cuenta que no sabíamos cómo se propagaba… Ese perro estaba en la terraza y estaba meando al piso de abajo (le suena el móvil, responde y dice que está en una entrevista). Perdón.

Sí, estábamos hablando del perro.

Había otro señor que aparece en escena al que yo llamo "el chamán de los perros" y que hace un marketing con el perro impresionante. Este señor también se pone en mi contra y quiere que yo me vaya porque ya se había buscado otro abogado. Aquí ha habido intereses todo el tiempo. Ahí sí que consigo que se lo quite de la cabeza y ¿cuál era tu pregunta?

Estábamos hablando de si está de acuerdo con el sacrificio del perro.

Mal que bien ya le he contestado.

¿Me puede definir a Teresa Romero en una palabra?

Manipulable. Ajena a los sentimientos de los demás.  

¿Al marido?

Ambicioso.

¿Después de escribir el libro no ha tenido ninguna noticia de ellos o del abogado?

No.

¿Al abogado sí que lo cita con nombres y apellidos?

Sí, ¿sabes porque lo cito? Lo cito porque es Vox Pópuli. No digo nada que no se sepa. Como es Vox Pópuli que se ha denunciado a esa persona y sabemos por qué derroteros le ha llevado, sí que lo denuncio. Estoy esperando la demanda.

¿En todo el proceso no hubo nadie que hablara con Javier y le dijera que se estaban equivocando?

No lo sé, pero yo he perdido el contacto.

Me refiero a alguna tercera persona en aquella época.

Yo intenté hablar con la familia y ellos me decían que no podían con él. "Cómo se le meta algo entre ceja y ceja, es imposible sacárselo", me dijo el hermano. Ante esto, si él quería ese destino que se lo buscara. Yo quería seguir con mi vida.

¿Qué ha sido de su vida?

Yo hice una cruzada contra este abogado y junté a gente que me venía. Al final me van a llamar Sor Teresa.

¿Por qué le han denunciado?

Por mala praxis, porque lo pierde todo y… No me quiero meter en historias legales porque este tío me mete una denuncia. Aunque lo tengo ganado de sobra porque soy como Blancanieves y los siete enanitos y tengo 20 detrás que me apoyan.

Dice que espera la demanda.

Por parte del abogado; de ellos, no. Yo creo que ellos quieren olvidar y están en su derecho. Yo también estoy en mi derecho de contar lo que fue. Yo lo que estoy haciendo es contar una vivencia mía y cada uno es consecuente de lo que hace. Yo soy una simple contadora de unos hechos. Yo no soy una contadora de una realidad.
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