La portavoz de Podemos en el Parlamento de Cantabria cree que el presupuesto sanitario es insuificiente

Ordóñez: "El nuevo Valdecilla es muy bonito, pero un fracaso asistencial"
Verónica Ordóñez, portavoz de Podemos en el Parlamento de Cantabria.


12 may. 2017 9:20H
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POR SERGIO LÓPEZ
La portavoz de Podemos en el Parlamento cántabro, Verónica Ordóñez, acaba de regresar de los campamentos de refugiados saharauis, donde se ha reunido, entre otros dirigentes, con sus autoridades sanitarias. De vuelta a Cantabria, esta politóloga natural de Castro Urdiales atiende a Redacción Médica para comentar la política sanitaria de la región y explicar las razones del rechazo de Podemos a los presupuestos autonómicos para 2017. La sanidad, de hecho, es uno de los temas que centran la actividad parlamentaria de esta diputada. Ordóñez, además de licenciarse en Ciencias Políticas y especializarse en procesos participativos, se sacó en su día una plaza como celadora en la Sanidad Pública, de la que ahora está en excedencia.
 
El Gobierno central se está negando a transferir a Cantabria 22 millones anuales por la obra de Valdecilla, ¿creen que se debe a la cicatería de Rajoy o a una mala gestión por parte del Gobierno regional?
 
Los distintos Gobiernos regionales en Cantabria han obrado muy mal en relación con Valdecilla, ya que el proceso de reforma terminó con una privatización y con una deuda monumental que nos está lastrando mucho. Pero en este caso concreto, hay un compromiso por parte del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que incluso escribió una carta a Miguel Ángel Revilla (presidente regional), en la que se comprometía al pago total de los 100 millones de la obra… y lo que estamos viendo son excusas y un uso político de la sanidad que puede afectar a la calidad asistencial.
 
Verónica Ordóñez, portavoz de Podemos en el Parlamento de Cantabria.

Verónica Ordóñez, portavoz de Podemos en el Parlamento de Cantabria. 

En el caso de Valdecilla, la actual administración ha heredado un modelo de colaboración público-privada ¿Son partidarios de revertirlos y asumir el control público de la infraestructura?
 
Hasta donde hemos tenido capacidad de estudiar y consultar, el contrato es jurídicamente correcto. Otra cosa es que sea ético o moral. Es muy complicado revertirlo, ya que no hay capital suficiente para las indemnizaciones que habría que pagar y nos lo vamos a tener que ‘comer’, hablando en plata. Lo que sí existe es una comisión de seguimiento del contrato, que es importante en relación a las deficiencias y a la posibilidad de establecer sanciones –muy laxas, también por el contrato–, ya que hay muchas cosas que no se han hecho bien. Pero, a pesar de que esta comisión existe y sus actas reflejan incumplimientos por parte de la empresa, la Administración no está llevando a cabo ningún tipo de sanción. Se hace un estudio, se dice ‘esto no funciona’, ‘les vamos a dar un plazo a ver si lo arreglan’… y en el siguiente acta ni siquiera aparece reflejado el tema. Así que, tampoco hay mucha voluntad por parte de la Administración de, a través de las sanciones, revertir la privatización. El primer responsable es el PP, que apostó por un modelo que no es justo y que establece unas sanciones irrisorias y unas cláusulas de rescisión imposibles de cumplir. Pero el Gobierno actual tampoco está usando el poco margen que tiene.
 
En general, ¿Cómo valoran la situación de Valdecilla tras el traslado? ¿Ha ido a mejor o a peor?
 
Es un hospital que está mal planificado en la propia funcionalidad del edificio. Los profesionales se quejan de que los procesos asistenciales se ven ralentizados. Es cierto que es nuevo y que se hicieron habitaciones individuales, pero no se planificó un orden lógico para ubicar cada servicio. No se contó con los jefes de servicio para su diseño, ni con el resto de profesionales, que son los que mejor saben. Es un hospital incómodo. Es cierto que es nuevo y bonito, y que la gente cuando entra lo encuentra mucho más agradable a la vista que la Residencia Cantabria; pero en lo importante, en cómo ayuda al trabajo de los profesionales sanitarios, es un absoluto fracaso.

La exdirectora del Observatorio de Salud Pública de Cantabria, Estela Goikoetxea, tuvo que dimitir por mentir sobre su CV. ¿Cómo lo valoran? Al margen de este caso, ¿cree que la consejería ha elegido en general bien a sus directivos?
 
En Cantabria, hay un problema fundamental: hay muchos profesionales que no quieren trabajar con el Gobierno. Esto hace que no se pueda contar con los mejores, sino con los que están disponibles.
 
¿Esto a qué se debe?
 
Nunca se les ha respetado y se toman represalias contra muchos de los que se quejan. Tenemos, por ejemplo, al jefe de Colonoscopia de Valdecilla. El pobre hombre, con 63 años, está buscando irse a otra comunidad autónoma a terminar su carrera profesional a raíz de una enmienda que presentamos en el debate de presupuestos. Hay un ‘o estás callado o 

"Los procesos que se están llevando a cabo en la Sanidad de Cantabria no son los que se necesitan, sino los que la situación presupuestaria permite"


vamos a tomar represalias’ que impide que los profesionales quieran ponerse al servicio del Gobierno. En el caso de Estela Goikoetxea, no entendemos como una persona puede acceder a un puesto mintiendo en su currículum. Dimitiendo ha hecho lo que tenía que hacer. No es que lo valoremos positivamente… positivo habría sido que no hubiera mentido. En relación al resto de cargos: son los que la consejería ha conseguido traer –porque muchos de ellos son de otras comunidades autónomas– y no dudo de su capacidad de gestión, pero sí creo que una persona que no ha convivido y no ha desarrollado su trayectoria en nuestro sistema de salud tiene ciertos déficits en el conocimiento de la idiosincrasia de la Sanidad de Cantabria.
 
¿Incluye aquí al gerente del SCS, Julián Pérez Gil, que viene de Osakidetza?
 
Es un directivo al que hay que reconocerle lo experto que es en ámbitos como el de la cronicidad, tiene mucha experiencia en la elaboración de planes en este sentido; pero la sanidad cántabra dista mucho de parecerse a la vasca –no solo en capacidades y recursos, sino en la funcionalidad de los propios hospitales– y eso puede suponerle algún problema.
 
Podemos votó recientemente en contra de los Presupuestos. ¿Qué carencias encontraron en materia de Sanidad en estos presupuestos?
 
Carencias presupuestarias, sobre todo. Estamos volviendo a meter facturas en los cajones. Aunque el montante de lo consignado para sanidad crece en términos absolutos, en términos relativos ha pasado de sumar un 36,2 por ciento a ser un 31,7 por ciento. Esto supone retrasos en los pagos y no poder contratar como se debería. Los procesos que se están llevando a cabo en la Sanidad de Cantabria no son los que se necesitan, sino los que la situación presupuestaria permite. Además, todas las políticas de salud pública se han ido abandonando porque se ha entendido que, dadas las dificultades presupuestarias, no son prioritarias.
 
¿Cuál dirían que es el mayor reto que afronta la sanidad en Cantabria?
 
El reto tiene que ver con la financiación. Cantabria tiene una orografía complicada, una dispersión poblacional bastante seria, y prestar atención sanitaria en todos esos núcleos rurales es complicado y caro. Por lo tanto, el reto es prestar asistencia a todos los habitantes con equidad: lo que necesitamos es que los distintos gobiernos –autonómico y central– tengan en cuenta estas particularidades y para ello es muy importante lo que suceda dentro del proceso que hay en marcha de a escala estatal de reflexión sobre la financiación autonómica.
 

"María Luisa Real ha pasado de los aciertos a la inacción, porque es incapaz de decirle a su Gobierno que la Sanidad necesita un incremento presupuestario"


¿Cómo ve la situación de la Atención Primaria?

No hay respaldo por parte de la Consejería de Sanidad del trabajo de Atención Primaria. No trabajan en relación con los centros de salud. Esta es la principal queja que nos llega.
 
¿Qué iniciativas parlamentarias está llevando a la cámara en materia de sanidad?
 
Nosotros presentamos dos enmiendas principales a los presupuestos en materia sanitaria. Por un lado, garantizar la asistencia psicológica de las víctimas de la violencia machista… además de que creemos que debería potenciarse la detección de estos casos a través de la AP. Por otro, pedíamos un plan de choque de cribado de cáncer de colon, como he mencionado antes, ya que en nuestra comunidad la incidencia de esta enfermedad ha crecido un 20 por ciento en los últimos años. Nosotros pensábamos que eran dos líneas de trabajo muy importantes, pero ninguna salió adelante, con el argumento de que si se aprobaban habría que quitar de otro sitio. Por ahora seguimos con la labor de control del Gobierno y tenemos pendiente una comisión de investigación sobre Valdecilla –que solicitamos nosotros y se aprobó–, pero que tendrña lugar ya en el próximo periodo de sesiones porque ya hay una comisión en marcha.
 
En general, ¿cómo valoran la gestión hasta ahora en materia de Sanidad de la consejera del ramo, María Luisa Real? ¿Cuáles dirían que han sido sus mayores aciertos? ¿Y errores?
 
Empezó la legislatura muy bien, con un decreto que buscaba garantizar la atención sanitaria de toda la población en contra de la línea del Gobierno central de no prestar asistencia a las personas indocumentadas. Pero de los aciertos ha pasado a la inacción, porque es incapaz de discutirle al Gobierno esa necesidad de incremento presupuestario. Durante el debate de presupuestos llegó a decir que no era capaz de pedirle más dinero al Ejecutivo y que la infrapresupuestación es la norma en todas las Consejerías de Sanidad. Al decir eso nos dio a entender que ella no está dispuesta a nada que no sea intentar apuntalar el sistema para que no se caiga y que e que llegue después haga lo que pueda con lo que quede.
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