Es subdirector médico del Hospital Lozano Blesa de Zaragoza



24 ene. 2016 10:50H
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Juanma Fernández.
Este lunes, la revista Forbes olvidaba las cifras económicas para establecer una clasificación que ponía el punto de mira en los menores de treinta años más influyentes de Europa en sus disciplinas. Entre ellos, liderando el ámbito de la sanidad, un español de 29 años: César Velasco.

César Velasco, el médico menor de 30 años más influyente.

Residente en su momento de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Clínic de Barcelona, se convirtió en el más joven de los 15 expertos que la OMS eligió para constituir un grupo de trabajo para lograr una vacuna contra el ébola.  Actual subdirector médico del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, este madrileño que ha trabajado en África se muestra como un tipo afable y normal, enmarcado, y por ello quiere compartir el logro, en esa generación de estudiantes de Medicina de la universidad pública que han explotado sus posibilidades lo máximo posible.
 
¿De qué le ha servido este empujón mediático?
Para poner en valor el sistema sanitario público español, en el que tengo la suerte de trabajar.
 
¿Cree que le surgirán más oportunidades profesionales tras esto?
Tengo mis propias líneas de investigación y espero que la próxima vez que busque financiación me resulte más sencillo encontrarla, haya más predisposición para interesarse por mi trabajo. La verdad es que me gustaría que esto siguiese, que se crearan sinergias, que más gente se embarcara en mis proyectos.
 
¿Entiende que a muchos les impactara que usted trabaje en un hospital que no está en Madrid, Barcelona o en alguna gran capital europea?
A ver, yo me he formado en la Autónoma de Madrid, después hice la residencia en el Clínic de Barcelona y trabajo en Zaragoza porque ellos han sabido confiar en el talento joven. El inmovilismo se suele romper donde menos se espera.
 
¿Son los únicos que le dieron la oportunidad?
Cuando volví a España, mi intención era trabajar para Naciones Unidas y volverme a expatriar, entonces se pusieron en contacto conmigo y supieron ver lo mismo que ahora ha visto Forbes.
 
¿Pero usted buscaba un puesto directivo?
No, en ningún momento. Ellos me lo ofrecieron.
 
¿Está cómodo entre las bondades y la burbuja de Occidente, después de todo lo que ha visto en África?
Cuando entro en un supermercado y veo toda la comida que hay, todavía me abruma. Igual que cuando soy consciente de la suerte que tenemos por tener una sanidad pública así.
 
¿Qué echa de menos de sus viajes?
En los países en vías de desarrollo hay mucha ilusión y eso hay que traerlo aquí, donde también hay muchas cosas que mejorar.
 
¿Y cuál es la clave para ello?
Hay que entender los problemas de salud a nivel global porque motiva más si nos sentimos parte de un todo y vemos la cantidad de posibilidades que tenemos para mejorarlo.

¿Se siente bien con una rutina lejos del Tercer Mundo?
Hasta ahora nunca me había visto en la tesitura de poder dejar las cosas en las que estoy metido y además cuando estoy en un barco no me gusta saltar a otro. Eso no significa que si surgen oportunidades de colaborar con proyectos, lo haga. Hay que tener vocación de mejora, aportar todo lo posible, tener ese compromiso.
 
¿Cómo ve la sanidad aragonesa?
Lo cierto es que el sistema aragonés no lo conocía en la práctica y tengo que decir que hay una sanidad de calidad. Ahora estamos inmersos en un proceso de educación del paciente mientras trabajamos por mantener las capacidades de excelencia y cobertura para toda población.
 
¿Y qué me dice de los problemas que han tenido en las Urgencias estas últimas semanas?
Que hay que saber usar tanto las Urgencias y los centros de Atención Primaria, y también poner las medidas para que estos no se colapsen.
 
¿Cuál es su principal reto ahora?
Hacer sostenible el sistema sanitario público, que es un bien común de usuarios y profesionales. Es nuestro y hay que verlo con positividad y saber cuidarlo.
 
¿Se le ha subido la fama a la cabeza?
¡Qué va! Esto dura dos días. Soy una persona normal, hablo con el personal de limpieza todos los días, con los celadores… con la gente que me cruzo a diario. En Zaragoza la gente me conoce por esas cosas, no por esto. Yo solo soy un estudiante de la pública muy motivado, con amigos médicos y enfermeros que ejercen en la pública también.
 
¿O sea que aún puede ir en transporte público?
Lo cojo todos los días, también voy al gimnasio… una vida normal.
 
¿Cómo va esto de las listas Forbes?
Me llamaron cuando estaba en conversaciones con el Hospital para que les enviara mi currículum y hacerme unas preguntas. Fui pasando fases, porque ellos van descartando candidatos, hasta que vi que ya había pasado muchas rondas y se lo dije a mi directora médica, por si llamaban para pedir referencias.
 
¿Y desde cuándo sabe que le habían dado el primer puesto?
Me lo confirmaron el 22 de diciembre, fue mi premio Gordo de la Lotería de Navidad (ríe). Aunque en realidad nos tenemos que felicitar todos los que representamos a la sanidad y a la universidad pública, los que hemos ido a formarnos fuera con becas. Es un reconocimiento a todos nosotros que demuestra hasta dónde podemos llegar.

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