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22 feb. 2021 10:35H
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MADRID, 22 (EUROPA PRESS)

Un estudio de cohorte observacional basado en datos del Registro SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha analizado de forma comparativa el pronóstico y riesgo de muerte de los trabajadores sanitarios (HCW) y no sanitarios (NHCW) hospitalizados en España por COVID-19 con el objetivo de determinar si los primeros (HCW) tenían un peor pronóstico o mayor riesgo de muerte que lo segundos (NHCW) y si trabajar en el ámbito de la salud implicaba o no tasas más altas de complicaciones y mortalidad en COVID-19. En España, el 20,4 por ciento de los casos confirmados de COVID-19 se produjo en profesionales sanitarios.

Los resultados de dicho estudio, que firman 25 médicos internistas en un artículo científico que ha publicado la revista 'PLOS ONE', sugieren que "la exposición profesional a la COVID-19 en profesionales sanitarios no conlleva más gravedad clínica ni mortalidad". Además, también revelan que los trabajadores sanitarios hospitalizados en contexto de infección por SARS-CoV-2 presentaban "menos comorbilidades, síntomas más leves y un mejor pronóstico" que los trabajadores no sanitarios.

En dicho estudio, se incluyeron datos de 4.393 pacientes de entre 20 y 65 años, de los cuales 419 eran profesionales sanitarios y 3.974 trabajadores no sanitarios. La mediana de edad se situó en los profesionales sanitarios en 52 años y el 62,4 por ciento eran mujeres.

Entre los trabajadores sanitarios, 142 (33,9 por ciento) eran médicos, 107 (25,5 por ciento) eran enfermeras, 98 (23,4 por ciento) eran auxiliares de enfermería y 72 (17,2 por ciento) desempeñaban otros cargos y funciones en el ámbito sanitario. Los departamentos a los que pertenecían la mayor parte de ellos fueron Atención Primaria (16,6 por ciento), Servicio de Urgencias (11,3 por ciento) y Medicina Interna (11,3 por ciento).

En el estudio, se analizaron aproximadamente 300 variables, incluyendo datos epidemiológicos, datos de PCR, historial médico personal y de medicación, síntomas y hallazgos de exámenes al ingreso, pruebas de laboratorio y de diagnóstico por imagen, tratamiento farmacológico, soporte respiratorio durante la hospitalización, complicaciones y muerte durante la hospitalización, así como reingresos y supervivencia 30 días después del diagnóstico. También se evaluó la comorbilidad utilizando el índice de comorbilidad de Charlson.

La prevalencia de comorbilidades y los hallazgos radiológicos graves al ingreso hospitalario fueron menos frecuentes en el grupo de profesionales sanitarios y más habituales en el grupo de trabajadores no sanitarios (entre estos hallazgos figuran, por ejemplo, el derrame pleural).

No obstante, no hubo diferencias respecto a la necesidad de soporte respiratorio y la necesidad de ingreso en UCI entre ambos grupos, aunque la sepsis (1,7 por ciento en trabajadores sanitarios frente a 3,9 por ciento en no sanitarios) y la mortalidad hospitalaria (0,7 por ciento frente a 4,8 por ciento) fueron menos frecuentes entre el personal sanitario.

La dependencia moderada y severa fue más frecuente en trabajadores no sanitarios. Un hallazgo interesante del estudio fue que al ingreso el trabajador sanitario presentó síntomas más leves, tales como pérdida del olfato o gusto y artralgia, así como un mejor perfil analítico.

Este mejor perfil clínico y analítico que se detectó en el trabajador sanitario al ingreso puede deberse a su conocimiento de los síntomas leves de COVID-19 y su capacidad para identificarlos por sí mismo. Asimismo, la supervivencia a los 30 días fue ligeramente mayor entre los trabajadores sanitarios que en los no sanitarios (96,8 por ciento frente a 85,1 por ciento).

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