La enfermedad de Crohn, junto con la colitis ulcerosa, constituye el grupo de enfermedades inflamatorias intestinales y su impacto en la calidad de vida de las personas que las sufren es enorme.
Asimismo, la fisiopatología de la enfermedad de Crohn involucra una interacción compleja entre factores genéticos, inmunológicos, ambientales y microbiológicos, lo que hace que se presente como una entidad compleja que requiere un abordaje multidisciplinar.
Con el objetivo de concienciar a la población sobre cómo afectan la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa a las personas que las sufren, el 19 de mayo se celebra el Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, al que se suma el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos con la publicación del Punto Farmacológico 189, centrado en la enfermedad de Crohn.
En este informe se muestra cómo el abordaje farmacológico de la enfermedad de Crohn está experimentando una transformación significativa, impulsada por avances en la comprensión de los mecanismos fisiopatológicos subyacentes a esta enfermedad. En este sentido, las terapias biológicas, especialmente los anticuerpos monoclonales, han transformado significativamente el tratamiento de la patología en los últimos años y se están desarrollando tratamientos que actúan sobre vías inmunitarias específicas con el objetivo de ofrecer opciones más eficaces y seguras.
Además de la innovación, este Punto Farmacológico documenta cuestiones fundamentales sobre la etiopatogenia, aspectos clínicos, epidemiología y tratamiento de la enfermedad de Crohn y resalta también el papel de los farmacéuticos.
Saber diferenciar
Aunque la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa tienen en común aspectos epidemiológicos, clínicos, endoscópicos, radiológicos y patológicos, muestran importantes diferencias. Así, mientras que la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier parte del tracto gastrointestinal con inflamación transmural y áreas discontinuas (skip lesions), la colitis ulcerosa se limita al colon y al recto, con inflamación continua que afecta solo a la mucosa y a la submucosa.
En cuanto a los síntomas, la colitis ulcerosa se asocia más frecuentemente con diarrea sanguinolenta, mientras que la enfermedad de Crohn puede presentarse con dolor abdominal y pérdida de peso sin sangrado evidente.
Las complicaciones también difieren. De hecho, las fístulas y estenosis son típicas del Crohn; en cambio, la colitis ulcerosa conlleva un riesgo ligeramente mayor de cáncer colorrectal tras periodos prolongados –de años– de inflamación crónica.
Cambio de paradigma
El tratamiento de la enfermedad de Crohn se fundamenta en el empleo de agentes con efecto antiinflamatorio y/o inmunosupresor, tales como los derivados del ácido 5-aminosalicílico, los corticosteroides, la azatioprina, distintos agentes biológicos dirigidos al bloqueo de la actividad de citocinas inflamatorias –como los anticuerpos monoclonales infliximab y adalimumab–, o terapias orales que interrumpen vías de la inflamación, como la vía JAK-STAT, con fármacos como upadacitinib.
Las terapias biológicas, especialmente los anticuerpos monoclonales, han transformado significativamente el tratamiento de la enfermedad de Crohn en los últimos años porque han mejorado la inducción y el mantenimiento de la remisión, así como la calidad de vida de los pacientes, marcando un cambio de paradigma en el abordaje de esta enfermedad.
Actualmente, también es significativa la investigación en inhibidores de JAK. Entre estos, se encuentra ya autorizado upadacitinib, aunque ya se dispone de resultados clínicos con otros, como filgotinib y tofacitinib. Sin embargo, por ahora no han sido comparados de forma directa en estudios clínicos, por lo que no se puede concluir sobre la superioridad o no inferioridad respecto a upadacitinib”.
Por otro lado, se ha autorizado un nuevo modulador del receptor de esfingosina-1-fosfato (S1P) en el tratamiento de la colitis ulcerosa, etrasimod. Aunque, por ahora, no cuenta con indicación autorizada en enfermedad de Crohn, ya se han iniciado ensayos clínicos con estos pacientes.
Una diana prometedora es la alarmina TL1A, una citocina proinflamatoria que se une al receptor DR3, activando vías de señalización implicadas en la inflamación intestinal crónica característica de la enfermedad de Crohn.
También se está investigando a nivel clínico la eficacia y seguridad de tulisokibart, un nuevo anticuerpo monoclonal humanizado, en pacientes con enfermedad de Crohn de moderada a grave.
No hay que olvidar los enfoques relacionados con la microbiota, que están ganando terreno en los últimos años, y la investigación en el campo de la inmunización, pues, actualmente, se encuentra en fase de desarrollo clínico una vacuna que ya ha sido evaluada en un ensayo de fase 1b con 28 pacientes con enfermedad de Crohn activa de intensidad leve a moderada.
En un ámbito más experimental, la terapia con células madre, particularmente con células mesenquimales humanas (hMSCs), cuenta con un potencial prometedor.
El papel del farmacéutico
Los farmacéuticos de hospital, debido a la gran cercanía a los médicos prescriptores de estos medicamentos tan complejos, participan en las comisiones hospitalarias de enfermedad inflamatoria intestinal, que es donde se elaboran los protocolos y algoritmos de tratamiento de la enfermedad de Crohn.
Tanto el farmacéutico hospitalario como el comunitario atienden también a ciertos hábitos del paciente que pueden empeorar el curso de la enfermedad una vez se ha diagnosticado, poniendo el foco en las personas fumadoras, a las que pueden facilitar consejos y tratamientos específicos para dejar de fumar.
Aparte del abandono del hábito tabáquico, pueden recomendar mantener una dieta equilibrada y realizar actividad física adecuada, entre otros consejos, y ayudar al paciente a comprender mejor su enfermedad.
La actuación del farmacéutico se complementa con el seguimiento farmacoterapéutico, una herramienta metodológica estructurada cuyo objetivo principal es detectar, prevenir y resolver los problemas relacionados con los medicamentos, que, en el caso de los indicados para la enfermedad de Crohn tienen un perfil toxicológico nada desdeñable.
Y, en el caso concreto del farmacéutico comunitario, puede, además, facilitar la detección y la derivación de posibles pacientes hacia el médico, previniendo así un deterioro de la salud.
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