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12 sept. 2019 17:00H
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MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

Cada año se operan unos 2.000 niños de una cardiopatía congénita o una valvupatía, y se calcula que 8 de cada 1.000 recién nacidos en España padecen este tipo de patologías, según ha informado el jefe de la Unidad de Cardiopatías Congénitas (UCC) de HM CIEC, Fernando Villagrá.

Ante esta realidad, el Centro Integral de Enfermedades Cardiovasculares HM CIEC, ubicado en el Hospital Universitario HM Montepríncipe de Madrid, ha desarrollado diversas unidades y equipos que apuestan de manera general por la detección precoz y el abordaje multidisciplinar.

"Hoy día la detección médica de las cardiopatías se lleva a cabo durante la vida fetal en su mayoría o en los primeros días, semanas o meses del nacimiento, de forma que muy precozmente se puede planificar el correspondiente tratamiento médico o quirúrgico", ha dicho el doctor.

Una cardiopatía congénita es una lesión anatómica en una o varias de las cuatro cámaras cardíacas, de los tabiques que las separan o de las válvulas que regulan el tránsito de la sangre. No es infrecuente que estas lesiones se combinen entre sí de forma que un mismo paciente puede tener múltiples lesiones y, de hecho, hay entre 50 y 70 tipos diferentes de cardiopatías.

Por otro lado, la valvulopatía es una lesión en alguna de las válvulas del corazón, que pueden ser por estrechamiento de las mismas (estenosis) o por incompetencia en el cierre (insuficiencia) o ambas al mismo tiempo (doble lesión). Para todos estos casos es necesario un manejo especializado.

¿CUÁNDO ES NECESARIA UNA CIRUGÍA?

Algunas cardiopatías simples pueden curarse 'solas' con el tiempo, si bien el doctor ha informado de que la mayoría de las cardiopatías congénitas complejas requieren para su curación una intervención quirúrgica o un cateterismo terapéutico.

"En una sesión médico-quirúrgica donde están presentes todos los cardiólogos y cirujanos de la Unidad, se presenta y discute cada paciente de forma consensuada, planificando la actitud terapéutica a desarrollar, la técnica quirúrgica o hemodinámica (cateterismo) más apropiada para cada caso, así como la urgencia de la intervención", ha añadido Villagrá.

Este es un ejemplo "claro" de un abordaje multidisciplinar en el que la decisión está consensuada entre varios profesionales y representa un aval de seguridad y garantía para el paciente.

"El cardiólogo hace un informe final incluyendo la decisión tomada conjuntamente y pide a los padres del niño, al adolescente o adulto que acuda a consulta con el cirujano o hemodinamista para que le explique el procedimiento a realizar, sus riesgos y resultados esperables", ha zanjado.

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