José Emilio Sánchez, presidente de Nefrología, analiza la evolución de esta especialidad y sus líneas estratégicas

"Necesitamos catéteres de diálisis que no se acoden ni se desplacen"
José Emilio Sánchez, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN).


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El presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) y jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), José Emilio Sánchez, vive el Congreso Nacional de la SEN en Oviedo como “el más especial” de su carrera. No solo porque se celebra en su ciudad, sino porque llega en un momento clave para la especialidad, con la diálisis domiciliaria y la sostenibilidad como ejes estratégicos de una nefrología “más cercana, eficiente y comprometida con el paciente y el medio ambiente”.

Oviedo vuelve a acoger el Congreso de la Sociedad Española de Nefrología diez años después. ¿Qué significa para usted celebrar esta nueva edición en su ciudad y, además, hacerlo como presidente de la Sociedad?

Para mí este va a ser el congreso más especial de mi vida. Coinciden tres circunstancias muy significativas: cumplo un año como director de la Unidad de Gestión Clínica de Nefrología del Hospital Universitario Central de Asturias, soy presidente de la Sociedad Española de Nefrología y, además, el congreso se celebra en mi ciudad, porque yo soy, como decimos aquí, “del oviedín”. Todo esto se da en un momento profesional increíble, un auténtico sueño que nunca pensé alcanzar. Estoy muy emocionado con esta situación.

Además, la ciudad nos ha apoyado muchísimo. El Ayuntamiento nos ha dado todas las facilidades para organizar este evento aquí, y me gustaría poner en valor el papel que pueden tener las administraciones locales en el éxito de un congreso.

El programa científico del congreso aborda temas clínicos de gran relevancia. ¿Cuáles destacaría y cómo se alinean con las líneas estratégicas marcadas por la SEN en esta etapa?

Soy presidente del congreso junto con mi compañero, el doctor Manuel Gorostidi, y ambos compartimos las líneas estratégicas que hemos definido para la Sociedad. Son tres fundamentalmente:

La primera, aumentar la visibilidad de la enfermedad renal crónica y promover sus tratamientos, ya que actualmente disponemos de terapias eficaces.

La segunda, impulsar la diálisis domiciliaria, una prioridad absoluta. En España debemos aumentar el número de pacientes que viven y se tratan en casa, porque es lo mejor para ellos, para el sistema sanitario y para la conciliación de la vida social, familiar y laboral. Además, tiene un impacto positivo en el medio ambiente. De hecho, la nefrología es la especialidad médica que más contribuye al cambio climático, principalmente por la hemodiálisis que se realiza en centros sanitarios. Fomentar la diálisis domiciliaria también ayuda a reducir esa huella ecológica.

La tercera línea estratégica es la promoción del trasplante renal. Siempre hay margen para mejorar y queremos seguir avanzando tanto en las técnicas de trasplante como en el manejo posterior, con el objetivo de que este progreso tenga un verdadero impacto social. Todo esto no solo contribuye al crecimiento profesional de los médicos, sino que deja un legado positivo en la sociedad.

La Enfermedad Renal Crónica continúa siendo un importante reto sanitario. ¿Qué aspectos considera prioritario seguir impulsando desde la SEN para aumentar su visibilidad, tanto en la prevención como en los tratamientos sustitutivos, ante las administraciones públicas y la población general?

Debemos insistir en tres niveles de prevención. En primer lugar, la prevención primaria: el mejor tratamiento es no desarrollar la enfermedad. En segundo lugar, el diagnóstico precoz, porque cuanto antes detectemos la patología, mejores resultados lograremos. Y en tercer lugar, la prevención secundaria, que vuelve a incluir la diálisis domiciliaria.

El Ministerio de Sanidad ha confiado en nosotros e impulsado una normativa, dentro de la Estrategia de Cronicidad, que obligará a las comunidades autónomas a que, en 2028, el 30% de los pacientes en diálisis estén en diálisis peritoneal. Haber contribuido a que esto se haga realidad es, para mí, uno de los mayores logros de la Sociedad. No ha sido solo mérito mío, sino de toda la Junta Directiva. Hemos hecho historia y esto marcará un antes y un después para la nefrología en España.

Actualmente, la diálisis peritoneal representa en torno al 11% de los casos, por lo que aún queda camino por recorrer para alcanzar ese 30%.

Una de las apuestas clave de su junta directiva ha sido acercar el tratamiento al domicilio del paciente. ¿Cómo valora la evolución de la diálisis domiciliaria en los últimos años y qué cree que falta aún para su consolidación?

Hace unos 10 o 15 años se creó, dentro de la Sociedad Española de Nefrología, el grupo de apoyo y promoción de la diálisis peritoneal. Desde entonces, gracias a la labor de información y a la colaboración con los pacientes, la incidencia de esta técnica (es decir, el número de casos nuevos cada año) ha ido aumentando. Pero debemos seguir insistiendo, porque es lo mejor para el paciente y para el sistema sanitario.

El gran impulso ha sido lograr el apoyo del Ministerio. Cuanto más conocida sea esta modalidad, más se extenderá. Todavía hay pacientes que prefieren realizar la diálisis en el hospital porque se sienten más seguros, al estar rodeados de personal sanitario. Sin embargo, el hospital no siempre es el entorno más adecuado: hay mayor riesgo de infecciones graves. En cambio, cuando el paciente realiza su tratamiento en casa, puede adaptar su horario y su ritmo de vida. La diálisis se integra en su día a día, en lugar de tener que adaptar la vida a la diálisis. Por eso es fundamental seguir hablando de diálisis domiciliaria y promoverla activamente.

También es importante que los equipos que gestionan estos tratamientos tengan experiencia. En Asturias, por ejemplo, contamos con una unidad grande y consolidada, y eso marca la diferencia. Una unidad pequeña, con pocos pacientes, dispone de menos recursos ante cualquier complicación. La experiencia es un grado, y está demostrado en la literatura científica que influye directamente en los resultados. Si un paciente se tiene que operar del corazón y sabe que en Madrid está el mejor cirujano, irá allí aunque suponga un esfuerzo mayor. En nefrología ocurre lo mismo: la experiencia es esencial.

El acceso vascular o peritoneal es un factor determinante en el éxito de los tratamientos de diálisis. Desde su experiencia, ¿qué elementos considera más relevantes en la tecnología actual de los catéteres para garantizar la seguridad y eficacia del procedimiento?

La diálisis peritoneal solo funciona si el catéter funciona. Por eso necesitamos dispositivos que no se acoden ni se desplacen, que permanezcan en la posición correcta durante todo el tratamiento. En ello influye la calidad del catéter y también la pericia del cirujano o del nefrólogo que lo coloca.

Es fundamental lograr una buena simbiosis entre todos los factores: un material de calidad, una técnica de colocación precisa y una innovación constante que permita mejorar el flujo y la estabilidad del catéter. Cuanto más avanzados sean los dispositivos y más segura sea su implantación, mejor será el resultado para el paciente.
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