Este trabajo analiza los patrones para ser infiel de distintas profesiones y rangos

Personal sanitario en consulta. Un estudio sobre infieles no deja bien parados a los médicos (sí a ellas)
Personal sanitario en consulta.


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Un análisis elaborado a partir de los datos del General Social Survey ha desvelado datos de gran interés para conocer la vida personal de los médicos, sobre todo en lo que respecta a su nivel de fidelidad (o no) en la pareja.

Y es que este estudio sitúa a los médicos (y especialmente a los cirujanos) entre los profesionales con mayor probabilidad de haber sido infieles, al menos en el caso de los hombres. La investigación identifica a los CEOs, médicos y cirujanos como ejemplos de ocupaciones de alto prestigio, un grupo en el que la tasa de infidelidad masculina alcanza el 18%, muy por encima de otros niveles profesionales. Según los autores, el estatus laboral elevado suele asociarse a un mayor atractivo social y a más oportunidades de interacción fuera de la pareja, factores que podrían explicar este comportamiento.

La situación cambia por completo cuando se observa el mismo fenómeno entre mujeres. En las profesiones de alto prestigio, las tasas de infidelidad femenina son considerablemente más bajas, y son precisamente ellas quienes se mantienen al margen de la tendencia que sí afecta a sus homólogos masculinos. De hecho, el estudio apunta que las mujeres con empleos de menor prestigio registran porcentajes más altos de infidelidad que las ubicadas en posiciones cualificadas como la medicina, lo que refuerza la desigualdad de patrones entre sexos.

Factores para que los médicos sean más infieles a su pareja


El informe, que también detecta un descenso general de la infidelidad en las últimas décadas, subraya que la brecha de comportamiento entre hombres y mujeres no solo persiste, sino que se acentúa en los niveles profesionales más altos. Así, mientras los médicos varones aparecen entre los trabajadores más proclives a mantener relaciones extramatrimoniales, las médicas emergen como una excepción clara dentro del mismo entorno laboral.

La investigación también examina otros factores que influyen en la infidelidad, como la situación laboral o el nivel educativo. Entre los hombres, no trabajar se asocia igualmente a mayores tasas de engaño, mientras que entre las mujeres esta relación no aparece con la misma claridad. Además, el estudio confirma que la infidelidad es un elemento que suele desembocar en rupturas: alrededor de la mitad de quienes reconocen haber sido infieles están divorciados o separados en la actualidad. En conjunto, los datos dibujan un panorama en el que el prestigio profesional amplifica el comportamiento infiel en los hombres, pero no en las mujeres, reforzando la singularidad del patrón observado en el ámbito sanitario.
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