Los vacunados con la marca británica deberán firmar un consentimiento informado si quieren repetir dosis

Bioética avala que vacunados con Astrazeneca repitan dosis o elijan Pfizer
La ministra de Sanidad, Carolina Darias.


21 may. 2021 14:50H
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El Comite de Bioética del Ministerio de Sanidad ha tomado una decisión sobre la voluntariedad de que los menores de 60 años que recibieron una primera vacuna de la británica Astrazeneca puedan recibir la segunda inyección de la misma marca: a su juicio, "es ética y legalmente recomendable". El departamento de Carolina Darias abre la puerta así a todos aquellos que quieran inmunizarse completamente con Astrazeneca, y no combinando esta vacuna con la de Pfizer, tal y como recomienda, por otra parte, el propio Ministerio tras conocer los resultados del estudio Combivacs del Instituto de Salud Carlos (III), que así lo avala.

En su informe al respecto de esta materia, el Comité indica que "parece ética y legalmente recomendable que las personas que rechacen vacunarse con un esquema heterólogo firmen un protocolo de consentimiento informado específico, que acredite documentalmente tanto su rechazo a la vacunación en tal esquema como que disponen de suficiente información sobre el riesgo de síndrome de trombosis con trombocitopenia" asociado a la vacuna de Astrazeneca.

- Acceda aquí al informe completo del Comité de Bioética -

El organismo entiende que el ordenamiento jurídico y constitucional de España reconoce, al amparo del principio ético de autonomía, "el derecho de las personas a autorizar o rechazar el tratamiento médico y también el derecho a elegir entre las opciones terapéuticas disponibles". Tales derechos, para poder ser ejercidos con verdadera autonomía, deben garantizar que la persona cuente con la información médica y de salud adecuadas sobre las medidas terapéuticas. Es entonces cuando, sólo si dispone de dicha información, el ciudadano "podrá prestar libremente su consentimiento, eligiendo entre las opciones que se le presenten, o decidir, también con plena libertad, no autorizar las intervenciones que se le propongan". No obstante, estos mismos derechos "están sujetos a límites cuando entran en conflicto con los derechos de los demás y/o el interés colectivo".

En el actual contexto de la pandemia, en el que aún no se dispone de dosis de vacunas para alcanzar "una cobertura universal y en el que la vida, integridad y salud de algunos grupos de población está en mayor riesgo" el Comité de Bioética entiende que la vacuna a administrar no puede ser a demanda o eleccion de los individuos, a riesgo de socavar los principios y valores éticos y legales que rigen la Estrategia de vacunación contra la Covid-19.


Eficacia contra el Covid-19


En el caso concreto de la vacunación frente a Covid-19, y desde una perspectiva ético-legal, la decisión de las vacunas a aplicar a cada grupo de riesgo "debe ser tomada por las autoridades públicas, bajo el asesoramiento del Grupo de Expertos, la Ponencia de Vacunas y la Comisión de Salud Pública", y atendido tanto el contexto de escasez del número de dosis de vacunas, las diferentes características de reactogenicidad e inmunogenicidad de las vacunas, el diferente riesgo que supone el virus y la enfermedad de la Covid-19 para la vida, integridad y salud de los diferentes grupos de población, en especial, para las personas mayores, y la propia evolución (olas) de la pandemia. La eleccion de las vacunas a aplicar debe basarse, pues, "en la eficacia y la indicacion de las vacunas para los diferentes grupos de poblacion".


"La toma de decisiones en contextos tan difíciles ha de saber combinar la virtud de la decisión con la consecución de los fines perseguidos"



En el contexto surgido con la aparición del evento adverso muy infrecuente pero grave con la vacuna de AstraZeneca, como es el síndrome de trombosis con trombocitopenia, el Comité insiste en que "no deben alterarse los criterios para la toma de decisiones en la Estrategia de vacunación frente a la Covid-19, y permitir a las personas menores de sesenta años que recibieron una primera dosis de dicha vacuna, elegir la vacuna de la segunda dosis".

Tanto el propio interés individual, basado en la ausencia aún de información suficiente de los riesgos que se derivan de la citada vacuna, como el propio interés colectivo representado por el buen fin de la Estrategia de vacunación, junto a los diferentes principios ético-legales, informan en contra de aceptar la libertad de elección de la vacuna por parte de dicho grupo de población.

Por este motivo, entienden los miembros de este organismo que cabe aplicar una segunda dosis de Astrazeneca a aquellas personas en las que, constatado su firme rechazo a vacunarse con un esquema heterólogo (Astrazeneca+Pfizer) como el propuesto por la Comisión de Salud Pública, quedaran sin completar la vacunación, no como expresión de facultad alguna de elección, sino por el bien de la salud colectiva y de su propia salud individual.


Un argumento ánalogo al que recoge la propia Estrategia


El argumento sería, por tanto, "análogo al que recoge la propia Estrategia acerca de la no obligatoriedad de la vacunación, en el sentido de que, si se ha propuesto y decidido que la vacunación sea no obligatoria por el buen éxito de la misma y en la mejor protección de la salud de la colectividad, puede, éticamente, aceptarse que, en protección de la misma salud colectiva". Incluso en este caso, insiste el Comité, de la salud individual, permitir al individuo que rechaza la segunda dosis con vacuna de ARNm, ser finalmente vacunado con Astrazeneca, siempre, obviamente, que haya disponibilidad de esta vacuna.

Esta propuesta "no supone una adaptación de la Estrategia a los deseos de los individuos, alterando las bases éticas que la informan, sino una concreción de esas mismas bases al contexto actual; un contexto de gran incertidumbre, pero, a la vez, de esperanza por culminar con éxito la vacunación de toda la población frente a la Covid-19 y volver cuanto antes a la normalidad". Por lo tanto, siempre según el Comité de Bioética, esta situación es difícil de gestionar no solo para los propios responsables políticos y expertos científicos, sino también (y, en ocasiones, aún más) para los ciudadanos, por la incertidumbre en la que tenemos que tomar decisiones desde comenzó esta pandemia. "La toma de decisiones en contextos tan difíciles ha de saber combinar la virtud de la decisión con la consecución de los fines perseguidos", zanja.
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