Aunque es un proceso inevitable, sí se puede aumentar el bienestar con opciones farmacológicas y alternativas

"El dolor en el parto tiene su función, pero cada mujer puede gestionarlo"
De izquierda a derecha, Carlos Fernández, Raquel Miguel, Patricia Barbero y Rodrigo Orozco.


8 mar. 2017 9:30H
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POR REDACCIÓN
Hay que saber que el dolor en el parto tiene una función y es inevitable, pero cada mujer puede gestionarlo del modo en que más le convenga. Es una de las principales conclusiones que se extraen de la última edición del Aula Inidress, que ha reunido a ginecólogos, matronas y anestesistas para analizar cómo ha cambiado la asistencia al parto en las últimas décadas, con la introducción de la anestesia primero y la reciente instauración en los centros hospitalarios de los protocolos de parto humanizado. 

Los expertos participantes señalan que sí se puede intentar aumentar el bienestar de la mujer poniendo a su disposición diferentes posibilidades farmacológicas y no farmacológicas para mitigar el dolor del parto. 

Según Patricia Barbero, ginecóloga del Hospital 12 de Octubre de Madrid, las mujeres llegan al paritorio conociendo las técnicas médicas pero sin información de la función que cumple el dolor, "un proceso fisiológico, no una patología que hay que tratar. El parto duele por una serie de estímulos físicos que tienen una función de concentración, de sacar a la mujer de los estímulos externos. La mujer desconoce la funcionalidad del dolor en el parto y como lo desconoce y no entiende por qué el parto duele, lo que quiere es aliviar ese dolor", asegura. 

Centrados en la parte física

En la misma línea se manifiesta Rodrigo Orozco, ginecólogo del hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, quien afirma que el dolor existe y es objetivable, pero nadie debe padecer ningún tipo de sufrimiento en ningún momento del parto. "El dolor en el parto es un mecanismo fisiológico que ayuda al bebé a colocarse en la pelvis, a sufrir un proceso de dilatación y a tener un parto natural. Si informamos a la mujer adecuadamente de qué es ese dolor, cómo funciona y luego estamo acompañándola durante todo el proceso, la paciente tendrá una percepción subjetiva menor de ese dolor". 

"La mujer desconoce la funcionalidad del dolor, por eso lo que quiere es aliviarlo"



El problema viene, entonces, al centarse sólo en la parte física, olvidando otros múltiples factores, ya que los sanitarios sólo están formados para dar alivio a ésta parte, dejando de lado la emocional y sociocultural. Raquel Miguel, matrona del Hospital Universitario de Torrejón, en Madrid, recuerda que el mejor método analgésico no tiene por qué ser el más eficaz, sino el que cada mujer decida que se adapta a ella. "Pero el momento del parto no es el momento de informarlas, deben informarse durante todo el embarazo, hablar con su matrona, su ginecólogo, su anestesista, y establecer con ellos una relación de complicidad y confianza durante los meses previos a dar a luz", señala. 

La epidural, la gran aliada

Quizás la opción más conocida es la anestesia epidural, una técnica que consiste en inyectar un anestésico local para conseguir el bloqueo de las terminaciones nerviosas disminuyendo o eliminando así la percepción del dolor y que se usa en el 80 por ciento de los partos vaginales en España. La técnica, además, está especialmente indicada en embarazadas de alto riesgo. 

Esta opción favorece, según Carlos Fernández -anestesista del Hospital Clínico San Carlos de Madrid-, que la mujer se desestrese bastante o por el contrario, si no se puede aplicar, genera mayor ansiedad. "Es un hecho objetivo que las contracciones duelen y la epidural es la técnica que mejor ayuda a controlar ese dolor. Su principal ventaja es su seguridad, aunque también tiene ventajas en el postoperatorio", explica, añadiendo las comodidades que ofrece la walking epidural, que permite a la madre moverse libremente durante el periodo de dilatación y participar de forma más activa en la expulsión del bebé. Sin embargo, esta opción está lejos de ser la norma en los hospitales. 

Como señalan los expertos, la epidural, además de controlar el dolor, ayuda a prevenir muchas posibles complicaciones que se pueden presentar después, pero "no se debe poner por sistema". Además, se aprecia cierta estigmatización hacia aquellas mujeres que prefieren no utilizarla, que deben además soportar la incomprensión o ciertas presiones por parte del equipo médico, que presupone en ocasiones que esto conllevará una carga de trabajo adicional en el parto. 

Hay alternativas

Entre los recursos alternativos que, pese a que no eliminan el dolor sí que aumentan el confort de la parturienta, está el llamado gas de la risa, que relaja y tranquiliza a la madre pero manteniéndola alerta y consciente durante todo el proceso. Lo que hace es inhalarlo cuando lo necesita, favoreciendo que tenga menor sensación de dolor y una percepción más favorable de lo que es el parto, según asegura Orozco. 

Entre las alternativas a la epidural está el gas de la risa, que relaja y tranquiliza a la mujer y es menos intrusiva y más barata



El problema de esta técnica, menos intrusiva y más barata que la epidural, es la necesidad de adaptar los paritorios, pues su uso está prohibido en espacios sin ventilación adecuada por el riesgo de contaminación al personal sanitario debido al aumento de los niveles de óxido nitroso en el área circulante. En esta situación está el Hospital 12 de Octubre, pendiente de reforma en el paritorio. 

Entre sus ventajas está que tiene un tiempo de acción y un tiempo de eliminación muy rápidos y es compatible con un parto perfectamente natural, aunque, como explica la matrona del Hospital de Torrejón, "no es para todas las mujeres ni para todos los momentos del parto". 

Respecto a las técnicas no farmacológicas, destaca la aromaterapia, los masajes, el calor local, la neuro-estimulación transdérmica, la acupuntura, la hipnosis, las inyecciones de agua estéril en el rombo de Micaelis o la inmersión en agua. Esta última opción es lo que más demandan en el Hospital de Torrejón, que muestra que de 300 partos en bañera, todos los bebés tienen unos resultados perinatales iguales o incluso mejores que los que han nacido con epidural. 

Diferentes alternativas para demostrar que, con una buena información previa y un clima de confianza entre la mujer y el personal sanitario, se podrá encontrar la técnica más eficaz para cada embarazada. 
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