Es un sistema menos invasivo, reduce la incomodidad del paciente y también proporciona información sobre tumores de difícil acceso.                                            
                                        
                                        
                                            Una
 nueva generación de 'laboratorios' de patología montados en 
chips revolucionará la 
detección y el tratamiento del cáncer al utilizar dispositivos tan 
delgados como un cabello humano para analizar los fluidos corporales. La tecnología, conocida como 
microfluidos, promete dispositivos portátiles y baratos que no solo podrían permitir la 
detección generalizada de los signos tempranos de cáncer, sino que también ayudan a 
desarrollar tratamientos personalizados para los pacientes, avanza 
Ciprian Iliescu, coautor de una revisión de los métodos de microfluidos para el cáncer que se publica en la revista '
Biomicrofluidics'.
"Si se aíslan algunas células y se las
 expone a medicamentos candidatos, se puede predecir la respuesta del paciente de antemano. Luego puede hacer un seguimiento de cómo está evolucionando el tumor en respuesta al tratamiento", explica Iliescu, investigador del 
Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo en Microtecnologías (IMT), en Bucarest (Rumania)
	Funcionamiento
	
		
			| 
					Estos chips son tan delgados como un cabello humano | 
	
Los dispositivos analizan la 
sangre, la 
saliva o la 
orina en busca de ciertas células, proteínas o tejidos producidos por tumores que luego se diseminan por todo el cuerpo. El uso de fluidos como una biopsia líquida, en lugar de una biopsia sólida convencional de un tumor, tiene muchas ventajas. 
Es menos invasivo, reduce la incomodidad del paciente y también proporciona
 información sobre tumores de difícil acceso, como en niños aún no nacidos.
Debido a que las pistas biológicas, o biomarcadores, de cáncer terminan en el torrente sanguíneo, una 
biopsia líquida puede dar una idea del estado genómico de todo cáncer en el cuerpo, incluso en su sitio primario y si se ha diseminado. Los autores llaman a estas ideas comprender el
 "
estado molecular global del paciente".
El mayor desafío es la diversidad del cáncer. Cada uno de los más de 
100 cánceres conocidos tiene sus propios biomarcadores, que los autores clasifican en cuatro categorías: agregados celulares (microembolia de tumor circulante); células libres (células tumorales circulantes, células progenitoras endoteliales circulantes y células madre del cáncer); plaquetas y vesículas celulares (exosomas) y macro y nanomoléculas (ácidos nucleicos y proteínas).
Combinar más de un método puede ayudar con precisión, aunque a un costo de velocidad. La 
sensibilidad también se puede mejorar cultivando los biomarcadores para aumentar su concentración. Iliescu explica que este área de estudio tiene potencial, pero aún está por desarrollar. "
Necesitamos más pruebas clínicas para llevar esta tecnología a su madurez", dice 
Iliescu.
                                        
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