Una persona con diabetes se inyecta insulina.
Un nuevo
polímero es capaz de transportar insulina a través de la piel, un descubrimiento publicado en la revista
Nature que podría transformar el
tratamiento de la diabetes al eliminar la dependencia diaria de las inyecciones o de la bomba de insulina. El material, denominado
OP, logra atravesar barreras cutáneas que hasta ahora se consideraban casi totalmente impermeables para moléculas más grandes como las proteínas y
libera insulina suficiente para normalizar la glucosa en modelos animales, pero aún no ha sido probado en personas.
Durante décadas, la comunidad científica ha coincidido en que administrar proteínas a través de la piel
era prácticamente imposible por la estructura multicapa de la piel, diseñada para impedir la entrada de agentes externos. El estrato córneo, la capa más externa,
actúa como un muro formado por lípidos compactos y células muertas aplanadas que sellan el paso de sustancias, permitiendo únicamente la absorción de moléculas pequeñas y lipofílicas. Por eso, los parches transdérmicos convencionales funcionan, pero
las proteínas, mucho más grandes y cargadas, quedan bloqueadas.
Resultados preclínicos: eficacia y seguridad en animales
En este contexto, un equipo internacional encabezado por investigadores de la Universidad de Zhejiang (China) con la colaboración del Imperial College London ha desarrollado el polímero OP es un
polizwitterión, una macromolécula capaz de cambiar su carga eléctrica según el pH del entorno. Esta propiedad es la clave del proceso: En la superficie de la piel, donde el pH es ácido, el
OP adquiere carga positiva, lo que le permite interactuar con los lípidos de la barrera cutánea y adherirse a ella. A medida que avanza hacia capas más internas, donde el pH se vuelve neutral, el polímero pierde esa carga y
puede atravesar membranas celulares. Así, alcanza la dermis, llega a los vasos linfáticos y accede al sistema circulatorio, llevando consigo la insulina que previamente ha sido incluida en el polímero.
Esta combinación de insulina y OP en uno de los primeros sistemas capaces de
sortear de forma efectiva las barreras que impedían hasta ahora la administración transdérmica de proteínas. Y es que los ensayos en animales proporcionan resultados prometedores. En ratones con
diabetes tipo 1, la aplicación tópica de insulina con OP produjo una
rápida reducción de los niveles de glucosa hasta valores normales, una reacción comparable a la obtenida mediante insulina inyectada.
Otro dato relevante es el de las pruebas en minicerdos diabéticos, cuya piel se asemeja mucho más a la humana, donde una dosis tópica adecuada consiguió también
normalizar la glucosa y mantener el efecto durante varias horas sin causar irritación ni daño visible en la piel. Esta ausencia de
efectos adversos locales, un riesgo frecuente en la administración transdérmica experimental, aporta un componente de seguridad al hallazgo. Además, los estudios iniciales de toxicidad sistémica tampoco detectaron alteraciones significativas en órganos clave ni en parámetros hematológicos.
Más allá de la insulina y de la diabetes
La posibilidad de administrar insulina en crema tendría
un gran impacto social y sanitario, ya que muchas personas viven condicionadas por inyecciones diarias o por la bomba de insulina y este descubrimiento mejoraría su calidad de vida. Sin embargo, las implicaciones del descubrimiento van más allá. Los propios investigadores subrayan que el polímero OP podría servir como plataforma para
transportar otras proteínas, péptidos o incluso moléculas terapéuticas más complejas, siempre que puedan unirse al polímero. Esto abre una vía completamente nueva para medicamentos que hoy solo pueden administrarse por inyección, desde hormonas reguladoras hasta anticuerpos o vacunas de nueva generación.
Aunque los resultados son sólidos, todavía queda un largo camino hasta una posible aplicación clínica en humanos. La
variabilidad de la piel humana -más gruesa o fina, más seca o grasa, más o menos permeable según la persona, la zona del cuerpo y la edad- plantea retos significativos para
estandarizar dosis y asegurar una correcta absorción. Por este motivo, serrá necesario evaluar cuánta insulina pasa realmente a la sangre en distintas condiciones, cuánto dura el efecto y cómo se comporta el polímero en aplicaciones repetidas a largo plazo.
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