"Hay embarazadas a las que no preguntan si fuman y eso es una barbaridad"

El consumo de tabaco es motivo en España de al menos 69.000 muertes prematuras. El abordaje del paciente fumador es fundamental desde Atención Primaria. Por ello, Andrés Zamorano Tapia, médico de Familia y miembro del Grupo de Trabajo de Patología Respiratoria SEMG, ha sido el encargado de llevar este tema al XXVII Congreso de la sociedad científica. De forma telemática, ha aprovechado la ocasión para trasladar a los incritos el mensaje de que "todos los profesionales sanitarios" tienen "la obligación ética y el mandato de la OMS (Organización Mundial de la Salud), a través del Convenio Marco para el Control del Tabaco". 

"Hay que ofrecer ayuda al paciente fumador. Es de sentido común", asegura Zamorano a Redacción Médica. A día de hoy, el 22 por ciento de la población en España afirma fumar a diario, el dos por ciento es fumador ocasional, y otro 25 por ciento se declara exfumador. "Es un problema muy grueso y es evitable, lo que lo convierte automáticamente en urgente".

Los médicos de Familia son los que están con los pacientes con mayor frecuencia, sea por el motivo que sea. Por eso, Zamorano considera que cualquier contacto es bueno para hacer una intervención mínima. Y esta empieza por preguntar: "¿Usted fuma?" o "¿le gustaría dejarlo?. Por eso, Zamorano no entiende que tengan "ejemplos de mujeres gestantes que durante el embarazo no les han preguntado si fumaba. Eso es gordísimo". 

Después vendría el consejo: "Como médico suyo le debes aconsejar que deje de fumar. Es lo mejor que puede hacer por su salud. Si tiene disposición le vamos citando para otro tipo de consultas, porque se necesita algo de tiempo. En todas las comunidades autónomas rellenamos un protocolo ya elaborado, que se hizo obligatorio cuando se financiaron el bupropion y la variniclina para dejar de fumar el pasado 1 de enero de 2020". 

Todos los profesionales sanitarios deben estar implicados 

Se considera un éxito dejar de fumar cuando una persona deja el hábito tabáquico durante un año. Entonces, en la historia clínica se le considera exfumador. Y esto está relacionado con el número de profesionales que actúan, el tiempo que le dedican y el número de sesiones. "Cuantas más, mejor; cuanto más profesionales, mejor... dos mejor que uno. Eso es importante", añade. 

"Cuando al paciente manifiesta que quiere dejar de fumar -prosigue- hacemos un diagnóstico de su adicción a la nicotina y le preguntamos por su dependencia". Para eso realizan el 'Test de Fagerström', pautado por el Ministerio de Sanidad.  Otro test que forma parte del diagnóstico es el test de motivación. 

Tratamientos

Hay dos clases de tratamiento para que el paciente deje de fumar: el cognitivo conductual y el farmacológico. A raíz del test, el registro de cigarrillos y las situaciones de riesgo, comienzan a abordar la cesación tabáquica con el paciente.

Un momento de la presentación.

"Pero independientemente del test y de la motivación, está demostrado que los fármacos duplican o triplican la posibilidad de ser exfumador al año cuando se combina con el tratamiento cognitivo conductual", añade. 

Una encuesta del Ministerio de Sanidad, con el asesoramiento técnico del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), la Región de Murcia y La Rioja, mostró que durante el confinamiento el 58,9 por ciento refirieron haber fumado antes y/o durante, el 15,4 por ciento eran exfumadores y el 25,7 por ciento no habían consumido tabaco nunca.

"Lo más importante es que el 81 por ciento consideraban que fumar era peor para contraer el virus por suponer un mayor riesgo de ingresar en la UCI y de morirse. Además, un 10 por ciento de los que contestaron dejaron de fumar y un 15 por ciento disminuyó el consumo. Pero el objetivo es cero cigarrillos. No es otra de las fantasías. Un solo cigarrillo ya hace daño hace daño", recuerda el especialista.