Los especialistas lamentan que la única barrera que puede impedir su uso en primera línea sea la "económica"

Vortioxetina, una innovación que mejora eficacia y seguridad en depresión
Miquel Roca, Susana Gómez-Lus y Enric Álvarez.


21 abr. 2016 18:00H
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La depresión es un problema de primer orden en la sociedad europea. Se trata del trastorno mental más prevalente y el más frecuente en Atención Primaria, además de haber sido diagnosticado en el 90 por ciento de los suicidas. 
 
Por ello, los especialistas agradecen la llegada de novedades terapéuticas contra esta dolencia, y más si mejoran a los referentes que hay disponibles. O al menos eso argumenta Enric Álvarez, director del Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau, sobre vortioxetina (Brintellix),de Lundbeck,  un fármaco “más potente y más eficaz”  que sus 'rivales' y con menos efectos secundarios”.
 
Precisamente, una de las principales preocupaciones de los especialistas a la hora de emplear los antidepresivos actuales, en su mayoría inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) e inhibidores de la recaptación de la serotonina y noradrenalina (IRSN), son los efectos que estos tienen sobre la cognición y la falta de reactividad emocional (lo cual, también dificulta la adherencia de los pacientes al tratamiento).
 

"La salud mental no se merece estar en el vagón de cola del gasto farmacéutico" denuncia Miquel Roca


En cambio, vortioxetina, que además representa a nueva clase terapéutica, es “más respetuoso con la función cognitiva”. Y no solo esto, sino que además, en dosis de entre 5 y 15 mg, “genera el mismo nivel de disfunción sexual que placebo”, y en más de 20mg “0un nivel menor que sus comparadores”.
 
De hecho, estas razones sumadas a un perfil de seguridad favorable en comparación con los ISRS y los IRSN hacen que Álvarez afirme que “este tratamiento se pueda emplear sin dudar en primera línea. La única barrera para que no se haga es la económica”.
 
Una barrera, advierte, que no está causada por el precio del propio producto, “que es muy ajustado, sobre todo en España. Es mucho más caro en otros países, me consta”, aclara Álvarez. ¿Cuál es la razón entonces? La poca inversión que las administraciones públicas quieren dedicar a tratar enfermedades mentales, “a pesar de que es relativamente barato”, responde Miquel Roca, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental.  “El nivel de inversión que se hace es poco, teniendo en cuenta la prevalencia de estas dolencias. La salud mental no se merece estar en el vagón de cola del gasto farmacéutico”.
 
Estas cuestiones se han abordadodurante la presentación del antidepresivo vortioxetina, celebrada en Madrid, con motivo de su lanzamiento al mercado español. Un producto que, según indica Susana Gómez-Lus, medical manager de Lundbeck en España, es “una molécula única, tanto por su mecanismo de acción como por su composición química”, convirtiéndose en la primera innovación terapéutica de los últimos 10 años en el campo de la depresión. 
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