El president de la Generalitat, Savador Illa, ha anunciado una nueva estrategia de internacionalización de la economía catalana de cara al periodo 2026 - 2030 diseñada para garantizar la estabilidad de la inversión en sectores críticos como la sanidad y la industria farmacéutica. El objetivo, según el president, es hacer frente a los aranceles impuestos por Estados Unidos y lograr que 2.000 empresas catalanas nuevas comiencen a exportar.
La iniciativa busca "poner el motor económico internacional de Cataluña al máximo rendimiento" a través de una colaboración público-privada que permita a las empresas adaptarse al nuevo escenario comercial global marcado por la guerra arancelaria iniciada bajo la Administración de Trump.
Más de 3 mil empresas exportaadoras afectadas
Illa ha señalado que actualmente esta situación afecta ya a 3.161 empresas exportadoras, con un impacto de 4.300 millones de euros en ventas hacia Estados Unidos, especialmente en el sector agroalimentario. Sin embargo, también se han planteado otros ámbitos estratégicos, como el farmacéutico, químico y vitivinícola, con el propósito de diseñar ayudas a la internacionalización y programas de diversificación de mercados.
Y es que hace unas semanas Estados Unidos confirmaba el gravamen del 15 por ciento para ciertos productos importados, afectado así a medicamentos, con una exención menor para los genéricos y sus ingredientes. Algo que hizo a las autoridades sanitarias y a la industria farmacéutica de nuestro país advertir de cómo esta medida puede impactar en los precios, la disponibilidad de fármacos y la inversión en innovación.
En este contexto, el Govern ha puesto en marcha un paquete de ayudas directas -dotadas con más de 20 millones de euros- para la creación de filiales en el exterior, la promoción internacional y el crecimiento estratégico. La hoja de ruta contempla, además, sumar 2.000 nuevas empresas exportadoras hasta 2030 y facilitar que 300 compañías abran filiales internacionales.
La estrategia no solo busca blindar la competitividad global de Cataluña, sino también minimizar el impacto en sectores sensibles como la sanidad y la industria farmacéutica, que dependen de la estabilidad de las cadenas de suministro y de la atracción de inversión extranjera. Desde el Govern se insiste en que "detrás de una empresa catalana en el exterior hay todo un país" y que preservar la capacidad exportadora es también garantía de inversión en sectores clave para el bienestar social, como la atención sanitaria.
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