La farmacéutica Almudena Ribed, del Hospital Gregorio Marañón, analiza su premiado proyecto del ámbito perioperatorio

Almudena Ribed, médica del Servicio de Farmacia del Hospital Gregorio Marañón, e investigadora del proyecto
Almudena Ribed, médica del Servicio de Farmacia del Hospital Gregorio Marañón, e investigadora del proyecto.


11 ene. 2024 7:00H
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El 68 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) concluyó su edición el pasado octubre con la entrega de premios en diversas categorías. El proyecto titulado "Hacia una atención quirúrgica segura: mejora de la gestión del medicamento en el entorno perioperatorio", fue galardonado con el segundo premio en los IX Premios SEFH – CSL Vifor: Calidad de los Servicios de Farmacia y Seguridad en el Uso de Medicamentos.

En el ámbito perioperatorio, se registra una notable incidencia de errores en la administración de medicamentos. Almudena Ribed, médica del Servicio de Farmacia del Hospital Gregorio Marañón, e investigadora del proyecto, detalla los aspectos fundamentales de la investigación llevada a cabo durante la ejecución del proyecto y explica cómo este estudio tiene como objetivo reformar el procedimiento de uso de fármacos en dicho entorno, con el propósito de promover su utilización de manera segura.

¿Cuáles considera que son los aspectos más críticos en la atención quirúrgica en términos de seguridad del paciente y gestión de medicamentos?

Para identificar áreas de mejora en la atención quirúrgica, llevamos a cabo un análisis de fallos, centrándonos en diversos aspectos. De esta manera pudimos examinar cada paso para identificar posibles problemas de seguridad. Luego, categorizamos estos problemas según su gravedad, ocurrencia y detectabilidad. Como resultado, identificamos seis puntos críticos que requerían atención, y nos dedicamos a trabajar en ellos. Estos puntos críticos son los siguientes: Disponibilidad de medicamentos en el quirófano, errores de dosis o errores administración de medicamentos durante la intervención quirúrgica, conciliación de la medicación, tanto antes del quirófano como después, durante el periodo de hospitalización y los problemas relacionados con la analgesia postoperatoria o la profilaxis antibiótica.

El proyecto incluye la identificación de medicamentos de alto riesgo y recomendaciones de uso. ¿Cómo se realizó el proceso de identificación de estos fármacos? ¿Puede compartir dos o tres ejemplos de medicamentos de alto riesgo y cómo estas recomendaciones mejoran la seguridad de su administración?

Los medicamentos de alto riesgo ya han sido debidamente identificados mediante un listado, el cual detalla aquellos fármacos que presentan un mayor nivel de riesgo. En nuestro enfoque, seleccionamos de dicho listado los medicamentos más frecuentemente utilizados en el quirófano, y dentro de estos grupos prioritarios, establecimos recomendaciones específicas en términos de dosis habitual, concentración estándar y pautas de uso. Además, implementamos la práctica de etiquetar claramente todos estos medicamentos de alto riesgo en los quirófanos para una identificación precisa.

En el contexto de los quirófanos, algunos de los medicamentos más relevantes incluyen la noradrenalina. Para mitigar errores potenciales, optamos por evitar la preparación estándar en farmacia. Además, hemos introducido jeringas precargadas de fármacos de alto riesgo como la adrenalina. Asimismo, hemos prestado especial atención a los anticoagulantes, clasificados como de alto riesgo tanto en el entorno quirúrgico como en otras áreas hospitalarias. Este enfoque nos ha permitido mejorar significativamente la seguridad en la administración de estos medicamentos críticos.

¿Cuáles son los resultados más destacados del estudio? ¿Cuál es el impacto más significativo del proyecto en el paciente?

En mi opinión, el estudio tiene un impacto significativo en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, observamos mejoras notables en la seguridad del paciente a través de la realización de una conciliación exhaustiva de la medicación. En un grupo de 360 pacientes evaluados, identificamos 334 errores de medicación con un grado de gravedad moderada a severa, los cuales podrían haber prolongado la estancia hospitalaria. Este hallazgo es crucial, ya que al gestionar adecuadamente la medicación de cada paciente antes de la cirugía, logramos reducir la tasa de suspensión de cirugías del 2,4% al 0,2%, generando una considerable satisfacción en los pacientes, reflejada en una puntuación de 9,6.


"Confío en que se establezca la figura del farmacéutico de referencia para los equipos de quirófanos, anestesia y cirugía"



El segundo aspecto destacado se relaciona con la seguridad intraoperatoria, que se ha visto fortalecida mediante la implementación de la prescripción electrónica. Este sistema garantiza la corrección de las dosis, muestra si existe algún tipo de alergia y elimina posibles errores derivados de la dosificación incorrecta o la administración de medicamentos a pacientes alérgicos en el quirófano. Además, la estandarización de los carros utilizados en los quirófanos ha demostrado ser un avance crucial. La estandarización garantiza que cualquier especialista que trabaje en diferentes quirófanos siempre encuentre la medicación en el mismo lugar, reduciendo significativamente la posibilidad de utilizar el medicamento incorrecto, como mencionamos anteriormente al referirnos a los puntos críticos.

¿Los resultados obtenidos hacen este proyecto replicable a otros centros hospitalarios? ¿Existiría algún tipo de traba tecnológica?

Desde mi perspectiva, considero que los resultados obtenidos son plenamente aplicables en diversos contextos. El proyecto abarca ocho prácticas seguras, algunas más accesibles que otras. Entre ellas se encuentran la elaboración de protocolos para la profilaxis antibiótica, el manejo de pacientes diabéticos, y la implementación de consultas de conciliación de la medicación, por mencionar algunas. Creo firmemente que estas prácticas son totalmente replicables, adaptándolas según las necesidades y el personal disponible. Se ha establecido una priorización para atender a lo que denominamos pacientes anticoagulados, centrándonos en aquellos que realmente requieren una atención especial.

En cuanto a la parte del proyecto relacionada con la tecnología, no percibo ninguna barrera significativa. La prescripción electrónica es una herramienta que, en teoría, está presente en todos los hospitales, aunque su implementación en quirófanos puede no ser tan común. Contamos con sistemas de información y tecnología que ya están disponibles, solo necesitamos dar el último impulso y realizar el esfuerzo necesario para integrarla de manera efectiva. Lo mismo ocurre con los sistemas automatizados de dispensación, los cuales ya existen; solo requerimos implementarlos en el entorno quirúrgico.

¿Cómo esperaría que la atención quirúrgica segura y la gestión de medicamentos en el entorno perioperatorio evolucionen en los próximos años? ¿Qué papel ha de tener la Farmacia Hospitalaria?

Considero que la implantación de tecnología en el ámbito de la seguridad en el uso de medicamentos experimentará un notable aumento, dadas todas las razones que hemos estado discutiendo.

Simultáneamente, el rol de la farmacia ha ganado relevancia en el proceso de elaboración. Hemos dedicado esfuerzos significativos a estandarizar las concentraciones y a fortalecer la producción centralizada de medicamentos de alto riesgo. En mi opinión, es imperativo continuar trabajando en esta dirección.

Además, confío en que se establezca la figura del farmacéutico de referencia para los equipos de quirófanos, anestesia y cirugía. Si bien el farmacéutico de urgencias existe desde hace años y su presencia se ha consolidado cada vez más, buscamos ahora la incorporación de un farmacéutico específico para los quirófanos. Este profesional desempeñaría un papel fundamental al colaborar en la implementación de protocolos y facilitar la instauración de la consulta de atención farmacéutica preoperatoria y durante el ingreso hospitalario, con especial énfasis en la priorización de pacientes. Este avance contribuiría significativamente a optimizar la seguridad y eficacia en la gestión farmacéutica en entornos quirúrgicos.
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