Especialistas reunidos en el LX Congreso de la SEHH advierten de que todavía está en fase experimental

La terapia celular adoptiva muestra seguridad en trasplante de médula
Antonio Pérez Martínez.


15 oct. 2018 12:00H
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La terapia celular adoptiva en el trasplante de progenitores hematopoyéticos (conocido popularmente como trasplante de médula) consiste en utilizar células del sistema inmune como tratamiento para potenciar el efecto antitumoral, antiinfeccioso o acelerar la reconstitución inmune en un paciente que se ha sometido a un trasplante de progenitores hematopoyéticos.

“Se trata de un tratamiento experimental en el mayor parte de los casos, ya que se utiliza en el contexto de ensayos clínicos o en pacientes donde han fracasado los tratamientos convencionales frente a infecciones, enfermedad mínima residual o quimerismo mixto postrasplante”, ha señalado Antonio Pérez Martínez, jefe de Hemato-Oncología Pediátrica y Trasplante Hematopoyético de La Paz, en el marco del LX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).


Perfil de seguridad y efectividad


Aún no hay ensayos clínicos randomizados para poder valorar su eficacia. “Sin embargo, sí hay series importantes de pacientes, en los que los tratamientos convencionales han fracasado, donde destacan sus perfiles de seguridad y efectividad”, explica Pérez Martínez.

“Quedan varios aspectos por perfilar, como son la optimización de la terapia, identificar la dosis adecuada, el tiempo necesario de tratamiento, biomarcadores de respuesta e incorporar nuevas terapias frente a infecciones que, actualmente, no cubren las aproximaciones que se están llevando a cabo”.

Por su parte, la inmunoterapia con linfocitos T es segura y eficaz en ciertas enfermedades hematológicas. “Hay varias plataformas al alcance de los hematólogos, centradas en la capacidad del linfocito T, uno de los componentes de la respuesta inmune adaptativa, para reconocer y tratar el cáncer”, explica Juan Montoro, de la Unidad de Trasplante Hematopoyético de La Fe, de Valencia.

“La infusión de linfocito del donante (ILD), los linfocitos T antígeno específicos, los checkpoints inmunes, los BiTEs y las células CART son, por el momento, las más efectivas. Para poder seleccionar la apropiada, es esencial comprender los mecanismos de acción, la eficacia, las limitaciones y las toxicidades de cada una de estas estrategias”, concluye.


El uso de linfocitos T, en expansión


El uso terapéutico de los linfocitos T es un campo en expansión y de rápido crecimiento, sobre todo en el seno del trasplante alogénico, que es el que ha servido de modelo en la plataforma de la terapia celular, ya que “probablemente no existe en Medicina un procedimiento más inmunológico que un trasplante alogénico”.

El hematólogo destaca que “esto ha sido como consecuencia del entendimiento y manejo de las tres principales complicaciones inmunitarias mediadas a través de alteraciones en los linfocitos T y que son responsables del 80 por ciento de las muertes: recaída, enfermedad de injerto contra huésped e infeccioes”.

Por eso, para combatir estos problemas, se ha tratado de potenciar el efecto beneficioso inmunitario del injerto contra tumor e infección, y favorecer y promover una tolerancia inmunológica a través de varias de las estrategias que hay en marcha.
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