Afrontar la llegada al hospital como R1 es "más llevadera" junto a los R4 o R5, que apoyan al nuevo en sus primeros días

Carmen Muñoz, R5 de Urología valora su último año de residencia y su ayuda a los R1 que llegan nuevos al Servicio
Carmen Muñoz y Eloísa Cabello, R5 y R1 de Urología en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla.


20 may. 2023 12:10H
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En 2022 empezaba el año "más duro de toda la residencia" para Carmen Muñoz, R5 de Urología en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla. A todo el volumen de trabajo que supone estar ya en el tramo final del periodo de residencia, se suma la llegada de los nuevos residentes, los R1, que se incorporan al Servicio y necesitan que sus 'R mayores', les guien en su primera toma de contacto con la especialidad y el hospital. Algo que, a Carmen, le aporta una "dosis extra de ilusión".

Una vez finalizado el proceso MIR y con las adjudicaciones ya completadas, a los próximos R1 solo les queda tomar posesión de su plaza y empezar sus primeros días en la residencia correspondiente. Este proceso es nuevo y lleno de incertidumbre para los MIR y poder contar con otros residentes que han adquirido más experiencia con los años suma muchos puntos para afrontar con energía y ganas esta nueva etapa que llega a sus vidas.

"El feedback que recibo de los R1 es la ilusión que tienen y las ganas de trabajar, algo que, cuando llega el final de la residencia, se ha perdido un poco. Son la sangre nueva que llega y te hace recordar la ilusión con la que empezaste este proceso", recuerda la R5. Gracias a los residentes mayores, los "novatos" aprenden a desenvolverse en el hospital, el manejo básico de las guardias, cómo administrarlas y, lo más "fundamental", cómo afrontar el día a día en la planta y el quirófano.

Carmen se ha esforzado tanto en acompañar a su residente pequeña porque recuerda sus propios inicios como R1. "De hecho, cuando yo empecé como R1 empecé en cirugía y mi situación fue igual, tuve a un R5 que se encargó de explicarme los principios básicos de cómo funcionaba todo, cómo evolucionaba un paciente o cómo hacer una exploración", comenta. Sus R5 de Urología han sido sus "maestros" y ella espera serlo también para los R pequeños. Afrontar el año de R5 es duro porque tienes más responsabilidad y, a la vez, no sabes cuál va a ser tu futuro ni dónde vas a terminar, lo que te genera mucho estrés. A nivel formativo es el año en que, quirúrgicamente, "te dejan hacer más cosas". 

Cuando se incorporan los nuevos residentes, es muy habitual que les asignen a un R5 para que les enseñe cómo funciona el servicio y cómo se trabaja. A ella le presentaron a Eloísa Cabello, R1 de Urología y Carmen fue la que se encargó de explicarle toda la organización y el trabajo: "Yo fui el primer contacto que ella tuvo al llegar al hospital".


"Espero ser en un futuro para mis R pequeños lo que han son mis R mayores para mí"



Los R1 se sienten "más seguros" con el apoyo de los R5


Cuando Eloísa llegó al Hospital Universitario Virgen del Rocío como R1 de Urología, estaba llena de "miedos y dudas". Con el examen y el proceso de adjudicación ya finalizado, todo estaba listo para comenzar su nueva etapa que le acompañará durante los próximos cinco años de residencia, pero ella está convencida de que su estreno en el hospital "no hubiese sido igual" sin la compañía de su R5.

"Tus 'R' mayores son residentes de los últimos años que han pasado por tu lugar hace tiempo, por lo que entienden tu situación ya que lo han vivido ellos mismos", reconoce Eloísa Cabello, que ha sido R1 durante el último año en el Servicio de Urología del HUVR. Cabello asegura que fueron ellos mismos, los R5, quienes se pusieron en contacto con los "nuevos" antes de empezar la residencia para conocerse. 

La ayuda que ofrecen los R5 a los R1 es variada, desde ayudarles a manejarse por el hospital hasta transmitirles "todos sus conocimientos" sobre la especialidad. "En mi servicio tenemos un mecanismo para aprender a llevar las guardias en el que durante el primer año estás 'de mochila' con el residente que está de guardia ese día, por lo que aprendemos mucho de ellos", comenta. Tras haber superado este primer año de residencia, Eloísa lo tiene claro: "Espero ser para mis R pequeños lo que son mis R mayores para mí".

"Exige un trabajo extra pero merece la pena. Es lo mínimo que puedes hacer como R mayor"



Supervisión de los R5 en los primeros días de residencia


Nada más 'aterrizar' como R1 en el hospital, los primeros días suelen "seguir y aprender" de los R mayores. Carmen Muñoz recuerda que en estos primeros momentos es habitual explicar cómo funciona el Servicio en el hospital, y se centra en la supervisión tanto a nivel de evolutivos, cómo hacer las historias clínicas o cómo hacer su primer sondaje.

"Les enseñas sobre todo desde organizar la planta, cómo poner los tratamientos, cómo insulinizar a un paciente y progresivamente les vas dejando adquirir responsabilidades diferentes. Cuando aumentas en complejidad pasas a enseñarles técnicas, el primer sondaje en Urología o las citoscopias", explica Carmen.

La R5 reconoce que, al principio, es evidente que todo esto exige "un trabajo extra" al residente mayor, porque además de su trabajo se deben encargar de supervisar todo lo que hacen los pequeños, leer todo lo que escriben y corregirles. Aun así, asegura que es un proceso "bonito" porque los R1 "inyectan una dosis de ilusión" a la residencia.

"En ningún momento he considerado que esa ayuda que les he dado era excesiva. Hay veces que te exigen un tiempo extra, tienes que quedarte una hora más de lo habitual, pero para mí no es una perdida de tiempo y merece la pena. Es lo mínimo que puedes hacer como R mayor", concluye.
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