Una sola lata contienen un equivalente a 13 terrones de azúcar, lo que puede derivar en problemas de obesidad

Las bebidas energéticas, el enemigo silencioso de los aspirantes al MIR


2 feb. 2018 12:00H
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Prometen aventuras y puestas de sol en lo alto de una montaña, ofrecen esfuerzo, resistencia, e incluso darte alas. Son el trago feliz de la vida, el que permite superar sin apuros los exámenes finales, el que te puede asegurar una plaza en las pruebas de Formación Sanitaria Especializada. Todo esto, y más, es lo que promete un solo sorbo de cualquiera de las marcas de bebidas energéticas que se comercializan en España. Pero como casi siempre, nada es lo que parece.

Durante estos días, a escasas fechas del examen MIR, y el resto de pruebas de Formación Sanitaria, los aspirantes apuran las mañanas y las noches repasando hasta el más mínimo detalle del temario. El cansancio ya pasa factura y muchos deciden decantarse por el refuerzo químico que proporciona estas bebidas energéticas. Guadalupe Blay Cortés, responsable grupo de Trabajo de Nutrición de la SEMG, señala que el consumo de estas bebidas “no es apropiado en ningún caso”.

“Las bebidas energéticas han sido asociadas a isquemia coronaria y arritmias, tanto supra como ventriculares, en un número creciente de informes de casos”, señala Blay que pone de contexto que “las complicaciones arrítmicas de estas bebidas se atribuyen principalmente a la cafeína”.

“Existe un creciente número de caso que se han asociado al consumo de bebidas energéticas con arritmias cardiacas, incluyendo taquicardia supraventricular, fibrilación auricular, taquicardia ventricular y fibrilación ventricular”, detalla Blay. 

Una lata de este tipo de bebidas contienen un equivalente a 13 terrones de azúcar, lo que puede suponer un mayor riesgo de padecer enfermedades como obesidad, diabetes tipo 2 o caries dentales. Por eso, en algunos países de Europa como Dinamarca, Noruega, Islandia o Francia, la preocupación por los riesgos de consumir demasiada cafeína provoco la prohibición de las bebidas energéticas. Sin embargo, un informe de la EFSA, que no encontró riesgos de seguridad definitivos, hizo que Francia levantase su prohibición en 2008. Por el momento, la industria en España se muestra contraria a la prohibición aunque reconoce que estas bebidas están “destinadas a la población adulta”.
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