La actitud de los días previos a la evaluación podrán ser determinantes para alcanzar la plaza anhelada

Cómo afrontar la recta final del examen MIR
Los candidatos al MIR durante la celebración de la prueba.


23 ene. 2017 9:00H
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POR JOSÉ A. PUGLISI
Evitar los traspiés de última hora. Los candidatos al MIR han destinado largas horas a la preparación para acceder a una de las plazas ofertadas en la formación especializada, así como importantes recursos financieros y sacrificios personales. No obstante, todo podrá desmoronarse como un castillo de naipes durante los últimos días si se toma una postura errónea que ponga en peligro el objetivo de acceder a la residencia. De ahí la necesidad de asumir una actitud que favorezca a sacar el máximo rendimiento de los esfuerzos que se han cosechado.

Uno de los aspectos fundamentales es mantener la calma. La tensión previa al examen no beneficia a los candidatos, ya que genera un estado de estrés que es contraproducente para recordar todos los conocimientos adquiridos durante los últimos meses. Además, es una de las primeras causas que conllevan a disminuir la calidad del sueño, aumentando el cansancio del aspirante a la plaza MIR y, por ende, al incremento en la posibilidad de cometer alguna equivocación al momento de contestar el examen.

La confianza también será protagonista. Considerar que no se está preparado o iniciar en los últimos días una campaña intensiva de formación puede ser contraproducente. En un plazo de tiempo tan corto en relación a la prueba, lo recomendable es mantener el ritmo, confiando en que la mayor parte de la preparación ya está hecha, por lo que solo queda el aprovechar los simulacros para determinar cuáles son los puntos débiles en los que se hace fundamental un breve repaso de conceptos.

Otra recomendación es evitar las interferencias externas. La comparación con el resto de los compañeros o con amistades que ya han superado el MIR puede aumentar el estado de nerviosismo o negatividad. Es común que la preparación para acceder a la residencia se compare con un maratón, no solo por el trabajo constante, sino porque la meta radica en mejorar las marcas personales de forma constante. La competencia del aspirante debe ser individual, sólo así logrará obtener lo mejor de sí mismo.

Todos estos procesos de autocontrol deben estar acompañados de una sana alimentación y deporte, dos aspectos que favorecerán al buen funcionamiento del cuerpo, estando en su estado óptimo al momento de afrontar la prueba MIR. En este sentido, de poco sirve que el candidato convierta los días previos a la evaluación en una carrera desesperada basada en bebidas estimulantes, pocas horas de descanso y elevado sedentarismo frente a los libros de estudio.
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