La ventaja es que elimina piedras de gran tamaño accediendo al riñón por un tubo menor a un centímetro de diámetro



16 dic. 2014 17:54H
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Redacción. Barcelona
Quien ha sufrido un ataque por piedras en el riñón asegura que el dolor es insoportable y, desde luego, una experiencia para no repetir. Para eliminar estos cálculos hay varias técnicas, aunque el Hospital Universitario de Bellvitge es el principal centro de Cataluña que no sólo los pulveriza, sino que además lo logra sin tener que realizar ni un solo corte quirúrgico.

El paciente, de esta forma, es dado de alta en muy pocos días y además sin apenas necesidad de analgesia. Sin embargo, la nefrolitotomía percutánea, que es como se denomina esta intervención quirúrgica mínimamente invasiva, se realiza básicamente para el tratamiento de cálculos renales de gran tamaño o con localización anatómica compleja.

Los doctores Torrecilla, Colom y Cuadrado, pertenecientes a la Unidad de Litiasis del citado centro, han sido los encargados de formar a urólogos, venidos de diferentes ciudades españolas, para actualizar sus habilidades en nefrolitotomía percutánea durante la celebración de un Curso de Trabajo, que tuvo lugar lugar el pasado 11 y 12 de diciembre.

Durante el encuentro se han dado clases teóricas y, además, se han realizado 14 intervenciones con esta técnica, donde los expertos han podido mejorar su conocimiento y destreza accediendo a cirugías en directo realizadas desde el hospital de Barcelona de forma simultánea.

La nefrolitotomía percutánea es una innovadora práctica para curar a pacientes que tiene cálculos de gran tamaño o muy complejos al interior del riñón o aquellos residuos de cálculos que se detectan después de la la litroticia extracorpórea, tratamiento no quirúrgico para tratar los cálculos en los riñones y el uréter.

La principal ventaja es que no se realiza ningún corte en el paciente, salvo una pequeña incisión para crear, bajo control radiológico y ecográfico, un trayecto percutáneo de un centímetro de diámetro hasta el riñón. Así, se puede introducir material endoscópico y visualizar los cálculos a tratar.

Muchas de estas piedras son de tal envergadura que el experto indica, para dar una idea, que “si el riñón mide de diez a doce centímetros de largo, el cálculo a tratar puede llegar a ocupar más de la mitad del citado órgano”.

“Tras la visualización, los cálculos se fragmentan mediante energía neumática / laser, para extraerlos posteriormente con un menor tamaño, a través del trayecto creado, quedando el riñón libre de litiasis al final del procedimiento”, explica Torrecilla.

En unos días, el paciente es dado de alta, “a veces con algún analgésico y prácticamente nada más”, la mayoría de veces en 48 horas.

Torrecilla recuerda que hasta que se introdujo esta técnica en el Hospital Universitario de Bellvitge, los pacientes eran operados “a cielo abierto, de mayor invasividad, y complicaciones, desde la necesidad de realizar frecuentes transfusiones sanguíneas hasta la pérdida del riñón, pues era necesaria una incisión de catorce centímetros, la apertura del riñón para evacuar los cálculos y su posterior cierre”.

Además, el especialista del hospital catalán precisa que en algunos casos “debíamos realizar una segunda intervención debido a la posibilidad de que apareciese una hernia postoperatoria”. Así, los ingresos hospitalarios superaban los diez días, junto a las molestias y el dolor que padecía el enfermo por la gran incisión practicada en la operación.
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