Un farmacéutico coge un blíster con cápsulas en una imagen de archivo.
Es algo que todo hijo de vecino ha visto alguna vez: un cajón propio o ajeno lleno de
medicamentos de uso habitual, una suerte de botica casera de la que poder echar mano por si las moscas y con la que hasta formar parte de una especie de red vecinal. Ya se sabe: yo te recomiendo esto que en su momento me vino bien y viceversa. Incluso es menester hablar de una puerta abierta a
trapicheos a pequeña escala, alejados de las grandes operaciones policiales contra redes de tráfico de estupefacientes. La clave para atajar ese mal uso de fármacos está, como casi todo, en el origen, que, en este caso, son las consultas de
Atención Primaria y las
oficinas de Farmacia, con los médicos y farmacéuticos como responsables directos de la prescripción y la dispensación, respectivamente. Tanto unos especialistas como otros tienen claro que la fórmula para detectar posibles “situaciones extrañas” es la interlocución constante entre ambas partes: "Es la principal herramienta".
“Los médicos de Familia entendemos y sabemos que el seguimiento de la medicación del paciente es fundamental”, señala a
Redacción Médica Francisco José Sáez, responsable del grupo de trabajo de cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (
SEMG). Desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (
Cgcof) son taxativos: “Si hay una receta legal, se dispensa, y, si el farmacéutico sospecha que no es legal, como siempre ha hecho, lo comprueba”. En cualquier caso, asegura el órgano colegiado que la llegada de la
receta electrónica ayudó a frenar de lleno los intentos de fraude y los
malos usos de los fármacos. No en vano, permite que se consulte en el momento qué cantidad ha prescrito el médico y durante cuánto tiempo. “Antes, la receta en papel se podía fotocopiar, pero ya se usa de forma residual. Con la receta electrónica es casi imposible falsificar”, añaden desde el Cgcof.
Excepciones a la dispensación sin receta
Lo cierto es que, aunque tanto médicos como farmacéuticos destacan que “siempre debe haber prescripción” para
dispensar un medicamento, ya hay comunidades autónomas en las que se permite la dispensación sin receta en casos excepcionales, por urgencia o por olvido. Eso es, en esencia, lo que el
Ministerio de Sanidad quiere regular en su
futura Ley de los Medicamentos.
En el anteproyecto normativo se ha introducido la categoría de los “
medicamentos de primera prescripción”. Son aquellos que, “tras una primera prescripción médica vinculada a un diagnóstico claro y recurrente, pueden ser dispensados en sucesivas ocasiones directamente desde la oficina de Farmacia sin necesidad de nuevas recetas, siempre bajo el consejo profesional del farmacéutico”. En los casos de las regiones en las que ya existe esa posibilidad, “el farmacéutico entra en el historial, comprueba que hay una prescripción y dispensa sin receta, pero avisa de todo ello al médico de cabecera”, resaltan desde el Cgcof, y agregan: “Si se detectan cosas raras, entra en juego la picardía y el ojo del farmacéutico”.
La acumulación de fármacos "por si acaso"
En efecto, según Sáez, “se han dado casos en los que un farmacéutico ha avisado al médico de que un paciente está recogiendo más cajas de la cuenta de un fármaco prescrito”. El especialista pone el ejemplo de determinados inhaladores para tratar la
EPOC o el
asma para abordar una de las aristas clave de la ecuación: “Ha pacientes que, más que trapichear, lo que quieren es acumular muchos fármacos en casa para tenerlos por si acaso, y, al final, se los acaban recomendando y facilitando a familiares, a vecinos… Se hace sin mala intención, pero entraña muchos
riesgos para la salud”.
Al margen de ello, Sáez también alerta de que hay personas que tienen un medicamento prescrito por un facultativo de la
sanidad privada, pero acuden a la consulta de Atención Primaria para pedir la receta: “Quieren ahorrarse el dinero del fármaco y, si no se lo recetas, a veces se ponen agresivos”.
Errores puntuales en la prescripción de medicamentos
Y aunque suele ponerse el foco en el paciente, en este contexto también tiene cabida el error humano desde el lado profesional. “En el caso de la receta electrónica de la
Seguridad Social, si vemos que el médico se ha podido equivocar en la posología, anulamos cautelarmente esa receta e hacemos constar el error”, explica a este periódico un farmacéutico que prefiere mantenerse en el anonimato.
De acuerdo al
Ministerio de Sanidad, estos “fallos no intencionados” pueden darse en cualquier fase del uso de un medicamento -desde la prescripción, pasando por el almacenamiento, la dispensación y la preparación, hasta la administración-. Pero el riesgo que entrañan tales errores no es baladí, sino que, de acuerdo al ente ministerial, “constituyen un
problema de salud pública”.
“Según la
Organización Mundial de la Salud (
OMS), los errores de medicación son una de las principales causas de lesiones y daños evitables en los sistemas sanitarios de todo el mundo, y el coste asociado a los errores de medicación se ha estimado en 42.000 millones de dólares anuales”, subraya Sanidad.
Medidas de seguridad de uso de fármacos en el SNS
Para evitar esas situaciones, el Sistema Nacional de Salud (
SNS) cuenta con una
Estrategia de Seguridad del Paciente desde 2006 para promover “el uso seguro de medicamentos a través de prácticas seguras recomendadas internacionalmente”. Desde 2017, además, está alineada con las recomendaciones efectuadas al respecto por la OMS en su reto Mediación sin daño, lanzado en marzo de 2017.
En términos de seguridad, cabe destacar también que, desde el 1 de enero de 2024, la prescripción de medicamentos que contengan
clonazepam ha de hacerse de forma obligatoria mediante receta electrónica, entre otras cosas, para dificultar su falsificación y un uso indebido de la prescripción. No hay que olvidar que los ansiolíticos están muy cotizados en el mercado negro.
Por su parte, la normativa europea exige que determinados fármacos cuenten con medidas de seguridad como un identificador único y un dispositivo contra manipulaciones. La
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (
Aemps) recuerda que, en España, el Real Decreto de 2019 que regula la autorización y la dispensación de medicamentos establece el marco legal para que laboratorios, entidades de distribución y farmacias notifiquen sospechas de falsificación.
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