El objetivo que persigue el CGE es incrementar la prevención de los accidentes cerebrovasculares

Enfermería aboga por una mayor implantación de Unidades de Ictus
Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE).


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El ictus es una de las enfermedades con mayor incidencia en España. Según datos del Ministerio de Sanidad, afecta a unas 120.000 personas anualmente en nuestro país. Esto se suma a que en Europa se considera la primera causa de discapacidad severa en adultos.

Es así que nos encontramos ante una patología en la que impera la pronta actuación, el fomento de los hábitos saludables y la detección de síntomas tempranos para incentivar la prevención. Y las enfermeras, gracias a su cercanía con los pacientes, pueden ser una herramienta perfecta para la promoción de estas buenas prácticas.

“Un ictus se puede evitar en casi el 90% de las ocasiones, y para ello es necesario remar a favor de la prevención. Las enfermeras y enfermeros nos encontramos en una posición privilegiada para fomentar los buenos hábitos entre la población y promover la educación en salud para saber detectar los primeros signos y síntomas. Una población con formación básica en este tipo de patologías puede ser la diferencia entre un buen o mal resultado de este tipo de accidentes”, comenta Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE).

María Rosa Herrero, enfermera de Neurología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid) y vocal del grupo neurovascular de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (Gensedene-Sedene), explica la importancia de tener mecanismos efectivos dentro de los sistemas de salud para actuar con rapidez si ya se ha producido un ictus. La enfermera pone el foco sobre las Unidades de Ictus “a las que deberían tener acceso todas las personas que han sufrido un accidente como este”. “Se ha demostrado su eficacia y eficiencia per se, disminuyendo las secuelas, la mortalidad y aumentado la independencia al alta”, asegura la profesional.

Las Unidades de Ictus son espacios que cuentan con cuidados enfermeros 24 horas al día. Se hace un seguimiento exhaustivo del paciente, con el control de sus constantes vitales, glucemia, detección precoz del empeoramiento neurológico y prevención de complicación. La enfermera añade que, dentro de estas unidades, las enfermeras dan educación sanitaria y herramientas “para afrontar la nueva vida” tanto a los pacientes como a sus familiares.

Abordaje desde la humanización


“Contar con enfermeras expertas en ictus, y con unidades de ictus volcadas al 100% en estos pacientes, es el objetivo que debemos alcanzar. El valor de los cuidados enfermeros no se puede poner en entredicho: un seguimiento cercano y constante y un abordaje desde un punto de vista más humanizados son elementos diferenciadores que pueden reducir en gran medida el impacto que tiene sufrir un ictus”, hace hincapié Florentino Pérez Raya.

Por otro lado, María Rosa Herrera habla de la importancia de hacer educación en salud desde enfermería para paliar la falta de conocimiento entre la población a la hora de actuar ante un ictus. “Todo el mundo reconoce un dolor en el pecho y sabe que hay que correr, pero si alguien habla raro, o se le duerme un brazo, no sabemos cómo actuar y esperamos dubitativos”, explica la enfermera.

La profesional tiene claro cuál es el camino: acercar las herramientas de prevención a la población general. Y asegura que, para ello, hay que ir más allá de las consultas de Atención Primaria. “Cuando una persona acude a ver a su enfermera, suele ser porque tiene un problema de salud. Los pacientes están preocupados y muchas veces no están receptivos a hablar de otra cosa que no sea lo que les ocupa en ese momento”, desarrolla la enfermera. De esta manera, aboga por llevar el mensaje a lugares masivos, como centros comerciales o medios de transporte, para poder acceder a toda la población.

Invertir en buenos hábitos


“La educación en salud y las acciones de visibilidad son caras, pero debemos pensar también en el ahorro que supone para los sistemas sanitarios disminuir la incidencia del ictus y sus secuelas”, asegura la profesional, que considera que la ruta a seguir es invertir en la promoción de buenos hábitos y herramientas de actuación para la población.

De esta manera, desde enfermería se apuesta por contar con enfermeras expertas en este ámbito, la implantación de nuevas unidades de Ictus en España y la mejora de los mecánicos de prevención y cribado en el primer nivel asistencia. “Este es el camino a seguir, lo tenemos claro, y la enfermera ocupa un papel central para mejorar la prevención y abordaje del ictus en España”, concluye Florentino Pérez Raya.
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