Diccionario de enfermedades

Tendinitis

¿Cómo se diagnostican las tendinitis?
Una tendinitis es la inflamación de un tendón, la zona final de los músculos que suele tener la forma de una cuerda y está encargada de unirse al hueso. Con frecuencia se asocia a una sinovitis por lo que toma el nombre de tendosinovitis. Una tendinitis puede ser un proceso agudo pero frecuentemente se convierte en un problema crónico, con dolor continuo o recurrente en la zona. Actualmente se prefiere el término tendinopatía al de tendinitis.

Causas de la tendinitis


Las tendinitis son mucho más frecuentes en personas mayores de 35 o 40 años. Además de la edad, las causas que contribuyen a la aparición de una tendinitis son:
  • Sobreuso. Por ejemplo practicar un movimiento de forma repetitiva que produce una fricción continuada del tendón sobre el hueso.
  • Traumatismos.

Síntomas de la enfermedad


Los síntomas de la tendinitis dependen de su localización:
  • Tendinitis del manguito de los rotadores. Es la causa más frecuente de dolor de hombro. El manguito de los rotadores es la suma de una serie de tendones procedentes de diversos músculos que se agrupan para insertarse (unirse) en la cabeza del húmero (el hueso del brazo). De ellos, el tendón que suele estar más afectado es el tendón del músculo supraespinoso. Generalmente se asocia con una bursitis del hombro (bursitis subacromial). Suele producirse por la realización de ejercicios o actividades que requieren levantar los brazos por encima de la cabeza o por impactos bruscos y repetidos sobre el hombro (lanzar una pelota repetidamente, jugar al tenis, practicar natación, etc.), sobre todo cuando las actividades las realizan personas mayores de 40 años de edad. Los pacientes notan un dolor sordo en el hombro que les puede impedir dormir y que se intensifica con los movimientos del brazo al elevarlo por encima de la cabeza y al llevarlo hacia atrás. El tendón dañado se encuentra debilitado y puede romperse tras una caída, al levantar algún objeto pesado o al realizar movimientos muy forzados, lo que produce dolor y debilidad para realizar algunos movimientos.
  • Tendinitis bicipital. Afecta al tendón del bíceps del brazo al unirse a la cabeza del húmero en la parte anterior del hombro. Produce dolor intenso en la parte anterior del hombro que baja por el brazo hasta el antebrazo. A veces, el tendón puede romperse por algún esfuerzo intenso, lo que produce un dolor brusco. En jóvenes, la rotura precisa de reparación por cirugía. En ancianos la rotura puede no ser dolorosa y aparece una hinchazón mantenida del bíceps que no suele requerir cirugía.
  • Codo de tenista y codo de golfista. Son epicondilitis, es decir, inflamaciones del epicóndilo, una zona de hueso del codo donde se insertan diversos tendones. Los síntomas y el tratamiento son similares a los de las tendinitis.
  • Tendinitis patelar (de la rodilla). Se produce en la parte baja de la rótula, por debajo de la rodilla. Se produce por saltos repetidos y se asocia a dolor en relación con los saltos, con subir escaleras o al agacharse y levantarse.
  • Tendinitis del tendón de Aquiles. Puede producirse por un aumento de la actividad del tendón, generalmente en corredores que bruscamente aumentan la distancia que recorren, o en personas con unos músculos gemelares muy potentes. Produce dolor en la zona del tendón de Aquiles.
  • Tendosinovitis de De Quervain. Se debe a movimientos repetidos de giro de la muñeca. Puede aparecer durante el embarazo y en madres que sujetan a los bebés con el dedo pulgar muy extendido. Produce dolor en la parte baja y externa del dedo pulgar y en los movimientos para coger algo con dicho dedo, por ejemplo al pellizcar.
  • Además de estas tendinitis, existen tendinitis en otras muchas localizaciones. En general todas ellas se deben a utilización repetitiva y/o brusca de un determinado tendón.
Formas especiales de tendinitis:
  • Tendinitis calcificada. En algunas circunstancias, cuando los tendones se van dañando, pueden depositarse cristales de calcio sobre ellos. Es más frecuente en tendinitis que afectan a personas de mayor edad. El tendón más afectado por depósitos de calcio es el supraespinoso, localizado en el hombro. Si bien a veces no produce ninguna molestia, en otras produce intenso dolor.


¿Cómo se diagnostican las tendinitis?


El diagnóstico de las diferentes formas de tendinitis puede requerir la realización de artrogramas, de una ecografía o de una RMN, en muchas ocasiones dirigidas a descartar enfermedades que producen síntomas similares.

¿Pueden prevenirse?


Las tendinitis se previenen evitando la actividad responsable de su aparición o utilizando férulas que reduzcan la fricción sobre la zona del tendón al realizar los movimientos repetitivos. También se reduce su incidencia si se realiza un calentamiento adecuado con estiramientos de forma previa a su uso.

¿Cuál es el pronóstico?


En general las tendinitis suelen curar en semanas si bien, en ocasiones, la curación puede ser más lenta. Algunas recurren con mucha frecuencia y tienen un mal pronóstico.

¿Cuál es el tratamiento de la tendinitis?


El tratamiento de la fase aguda de las tendinitis consiste en:
  • Dejar en reposo la zona afectada.
  • Aplicar frío, si bien su utilidad es muy dudosa. Algunos médicos recomiendan calor con la misma escasa evidencia científica sobre su utilidad.
  • Vendar la zona o utilizar férulas que reduzcan el movimiento del tendón afectado.
  • Realizar fisioterapia.
  • Administrar anti-inflamatorios por vía oral. La aplicación de anti-inflamatorios en forma de cremas no ha demostrado utilidad.
Si no hubiera beneficio, en algunas circunstancias puede intentarse la inyección de corticoides en la zona y el tratamiento con cirugía, siempre en función del tendón afectado.

Una vez superado el episodio agudo se debe estimar cuándo se puede volver a realizar la actividad que presuntamente fue responsable de la tendinopatía.

En general, en la fase crónica se debe:
  • Identificar si se puede realizar alguna modificación biomecánica en la actividad responsable, que evite el desarrollo de un nuevo episodio de dolor. Por ejemplo mejorar la postura al escribir en un teclado, al correr, al practicar algún deporte o al realizar una determinada actividad.
  • Realizar ejercicios de rehabilitación.
  • Realizar estiramientos, en reposo y después de realizar un ejercicio.
  • La administración de frío o de calor en la fase crónica puede ser útil en algunos pacientes. No existen datos de que uno sea mejor que el otro.
  • No se recomienda el tratamiento crónico con anti-inflamatorios, ni orales ni en forma de cremas.
  • La inyección de corticoides puede producir una mejoría transitoria del dolor pero no ha demostrado ser eficaz a largo plazo, pudiendo aumentar el número de complicaciones.
  • La utilización de ultrasonidos, onda corta, o láser no ha demostrado su eficacia.
  • Existen otros muchos tratamientos en fase de investigación que pueden producir algún beneficio en pacientes concretos. Su uso generalizado no puede recomendarse actualmente hasta que no se demuestre su inequívoca utilidad y la ausencia de efectos adversos. Entre estos tratamientos se encontrarían, la aplicación de parches de nitroglicerina o una sustancia similar sobre la zona, la inyección de lidocaína y dextrosa en el tendón (proloterapia), la escleroterapia, la inyección de aprotinina y la inyección de plasma rico en plaquetas.
  • Cirugía. Puede ser una aproximación razonable si no existe mejoría después de 6 meses de tratamiento médico.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.