Diccionario de enfermedades

Bebidas energéticas en niños

Riesgos del consumo de bebidas energéticas en niños
En lo que respecta a la hidratación de la población infantil, sobre todo de aquellos niños que hacen deporte, hay una increíble variedad de refrescos, zumos y aguas embotelladas entre los que elegir. Y existe otra categoría de bebidas que está recibiendo un gran interés: las bebidas deportivas y las energizantes.

Estos tipos de bebidas abarcan cualquier sustancia líquida, desde las bebidas deportivas hasta las altamente energizantes, pasando por las aguas vitaminadas, que se toma de forma complementaria. Lo que todas ellas tienen en común son sus ingredientes adicionales, que se supone “desempeñan” un papel añadido, bien sea el de incrementar el nivel alerta y de energía, el de favorecer la nutrición o incluso el de incrementar el rendimiento atlético. Pero, ¿son opciones adecuadas para la población infantil?

Evaluar las distintas opciones de las bebidas energéticas


Todo el mundo necesita mantenerse hidratado para estar sano, y nadie puede meter la pata si le administra a su hijo nada más que agua. Pero, ¿y qué pasa con los niños que hacen deporte? ¿Necesitan algo más para no deshidratarse?

No necesariamente. Un atleta joven sano puede y debería obtener toda la hidratación y los nutrientes necesarios ingiriendo alimentos saludables y bebiendo abundante agua antes, durante y después de hacer ejercicio físico. Durante los partidos y los acontecimientos deportivos, debería poder beber en todo momento y se deberían programar descansos parar beber agua aproximadamente cada 15 o 20 minutos. La cantidad de agua necesaria variará en función de la edad del niño, de su peso, de la intensidad de la actividad y de las condiciones meteorológicas. Si su hijo no es muy amigo del agua, pruebe a añadir unas gotas de zumo de naranja o limón. ¡Conseguirá el sabor del agua aromatizada a un precio mucho má

Los refrescos no son recomendables para hidratarse durante las actividades deportivas y se deberían evitar porque contienes un exceso de azúcar, lo que puede conllevar la ganancia de peso. Además, al contener gas pueden provocar molestias estomacales. Asimismo, muchos refrescos contienen cafeína, cuyo consumo se debe limitar en la población infantil.

Opciones de bebidas deportivas y energéticas en niños


Existen muchas más posibilidades en el mercado. He aquí un análisis más detenido de los ingredientes que contienen y de la medida en que son o no son recomendables:

Bebidas deportivas

Las bebidas deportivas pueden ser recomendables para aquellos niños que participan en actividades físicas vigorosas y prolongadas de más de una hora de duración (como correr o recorrer en bicicleta una distancia larga o practicar una actividad de alta intensidad, como el fútbol, el baloncesto o el hockey).

Estas bebidas contienen hidratos de carbono (azúcares), que ofrecen un aporte inmediato de energía en un momento en que las reservas del organismo se empiezan a agotar. Las bebidas deportivas también contienen electrolitos, como el sodio y el potasio, que el organismo pierde a través del sudor y que son necesarios para mantener el equilibrio hídrico del organismo y para que los músculos funcionen adecuadamente.

Las bebidas deportivas son dulces, lo que puede favorecer la hidratación en aquellos niños que, si no lo fueran, no beberían durante periodos de intensa actividad. Pero estas bebidas también contienen calorías, lo que incrementa el riesgo de ganar peso. De todos modos, si su hijo lleva una vida activa y consume este tipo de bebidas con moderación, no debería ser un problema.

En resumen, las bebidas deportivas no son necesarias si se practica deporte solo de forma ocasional y no se deben consumir con regularidad. Si su hijo lleva una vida sedentaria y le encantan las bebidas deportivas, considere la posibilidad de limitárselas en favor del agua.

Aguas vitaminadas

Estas bebidas, también llamadas “aguas enriquecidas”, vienen con muchos sabores diferentes y contienen distintas combinaciones de vitaminas y minerales. También suelen contener calorías adicionales, edulcorantes artificiales, cafeína y/o plantas medicinales cuyos efectos no se han estudiado en la población infantil.

Las aguas vitaminadas pueden parecer como una forma rápida de completar las carencias nutricionales propias de la dieta de un niño, pero los nutrientes que aportan también se pueden incorporar mediante una comida o un tentempié saludables. Asimismo, también pueden aportar una cantidad excesiva de algo bueno, sobre todo en aquellos niños que ya tomaban suplementos multi-vitamínicos diariamente. Incorporar una cantidad diaria superior a la recomendada de algunas vitaminas y minerales puede ser nocivo para la salud de un niño. Hay que tener en cuenta que la cantidad diaria recomendada que figura en las etiquetas de los productos alimenticios se refiere a la población adulta, y no a la infantil.

El mejor lugar de donde los niños han de obtener sus nutrientes diarios es una dieta equilibrada. Si le preocupa que su hijo no esté recibiendo una cantidad suficiente de nutrientes, hable con su pediatra, quien es posible que le recomiende un suplemento multi-vitamínico formulado específicamente para la población infantil

Bebidas energéticas

Estas bebidas cada vez son más populares entre los estudiantes de secundaria y en los institutos, donde se utilizan para rendir más en el deporte. Y, mientras que algunas bebidas energizantes están claramente etiquetadas como inadecuadas para la población infantil, hay otras en cuyas etiquetas se afirma que las pueden consumir niños de tan solo 4 años.

La mayoría de las bebidas energizantes contienen importantes dosis de azúcar y de cafeína (a veces tanta cafeína como la contenida en 1-3 tazas de café). El exceso de azúcar expone a los niños a tener más problemas dentales y también contribuye a su ganancia de peso. El exceso de cafeína se asocia a otro tipo problemas y, sobre todo en los niños más pequeños, puede afectar negativamente a la atención y a la concentración.

Las dosis elevadas de cafeína se pueden asociar a efectos todavía más graves, como taquicardia, latidos cardíacos irregulares, hipertensión, alucinaciones y convulsiones, sobre todo en niños que padecen ciertas afecciones médicas o que toman determinados medicamentos o suplementos.

Muchas de estas bebidas también contienen otros ingredientes cuya eficacia  seguridad no se han evaluado en la población infantil, como algunas plantas medicinales, el guaraná (una fuente de cafeína), y la taurina (un aminoácido que se cree que favorece el rendimiento y los efectos de la cafeína).

La conclusión es la siguiente:
  • Las bebidas energizantes exponen a niños y adolescentes a riesgos reales, de modo que se deben evitar. Los niños que practican deporte deben aprender que pueden mejorar a través del esfuerzo y de la práctica, valores que les serán de utilidad tanto dentro como fuera del deporte.
  • Instar a los niños a creer que necesitan sustancias “extra” para dar lo mejor de sí mismos es muy peligroso porque les puede llevar a consumir con regularidad otras sustancias nocivas que se supone que también favorecen el rendimiento.
  • Recuerde que, si hay algo que suena demasiado bien para ser cierto, lo más probable es que no lo sea. Sea crítico cuando lea las etiquetas y hable con el pediatra de su hijo si tiene dudas o preguntas. Asimismo, enseñe a sus hijos que no sean tan crédulos con las exageraciones que aparecen en los envases de muchas bebidas deportivas y energizantes.
  • Tanto para los atletas como para los que no lo son, no hay nada que funcione mejor que una dieta equilibrada. La mayoría de los niños que se alimentan bien, se hidratan bien, hacen suficiente ejercicio físico y descansan tendrán mucha energía, y la tendrán de una forma completamente natural.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.